SAN LUIS POTOSÍ; Arte Virreinal

De Dicionário de História Cultural de la Iglesía en América Latina
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Historia de la Ciudad

En el lugar llamado Tangamanga (en lengua huasteca: lugar de agua y oro), habitado por un grupo de indios cuachichiles, en las postrimerías del siglo XVI fue fundada la población de San Luis Potosí por fray Diego de la Magdalena y el capitán Miguel Caldera. Fray Diego llevaba más de ocho años predicando el evangelio entre los indígenas; el capitán Caldera llevaba cerca de cuatro años tratando de apaciguar a las belicosas tribus chichimecas↗ de la región. Hacia 1590 ambos coincidieron en Mexquitic donde los frailes franciscanos, con fray Diego a la cabeza, fundaron el convento de San Miguel de Mexquitic.


El 4 de marzo de 1592 tres hombres del capitán Caldera descubrieron unos yacimientos de oro y plata en el vecino cerro de San Pedro, por lo que la atención de las autoridades virreinales se centró en San Miguel de Mexquitic. El 2 de noviembre de 1592 llegó a Mexquitic una parte de las familias tlaxcaltecas↗ que el Virrey don Luis de Velasco hijo↗ mandó para poblar el norte de la Nueva España↗. Al día siguiente del arribo de los tlaxcaltecas, el capitán Caldera y Juan de Oñate realizaron la traza de la población y se realizó el acto legal de la fundación de San Luis Potosí, llamada así en honor de Luis IX, el Santo Rey de Francia, y en el deseo de que el descubrimiento de las minas le permitiera igualarse con las del Potosí en el Alto Perú (hoy Bolivia).


“Al señuelo del oro llegó gente de todas partes, y el pueblo de San Luis progresaba rápidamente. No obstante los hundimientos habidos en las minas de San Pedro hacia 1608-1622, que amenazaban la extinción del recién fundado pueblo. San Luis había producido hasta esos años unos 16 millones de pesos. Para el año de 1631 era, en riqueza e importancia, la tercera ciudad del virreinato. El 30 de mayo de 1655 el virrey, duque de Alburquerque, concedía al pueblo de San Luis y Minas del Potosí el título de ciudad, confirmado después, a 17 de agosto de 1658, por el rey Felipe IV.”[1]


La Catedral de San Luis Rey

En todas las poblaciones novohispanas, la traza se realizaba a partir de la delimitación de la Plaza de Armas, en cuyos costados se asignaban los solares para la Parroquia y para el Ayuntamiento. Al año siguiente de la fundación de San Luis Potosí, en el solar asignado para la Parroquia se levantó un modesto templo de adobe, pero dada la prosperidad de la ciudad, se demolió para edificar en su lugar un templo de cantera. “Es la primera de las parroquias no catedrales que se construyó con tanta grandiosidad (…) De tres naves, cosa que es poco común para una parroquia, fue iniciada en 1701 y estaba terminada para 1718. La consagraron mucho después, en 1730.”[2]


Como Catedral fue consagrada hasta agosto de 1854, y en 1896, con motivo del jubileo episcopal de quien fuera el cuarto obispo de San Luis, Mons. Ignacio Montes de Oca y Obregón, se decoró todo el interior en estilo neoclásico. La fachada, cubierta de cantera rosa, tiene forma de biombo y es muy original; “las siete caras del biombo, contando la central de la entrada, son casi perpendiculares la una de la otra (y) el programa iconográfico de la fachada de la catedral de San Luis es el colegio apostólico. En cada cuerpo hay seis nichos, destinados a alojar las estatuas de los doce apóstoles.”[3]Durante casi un siglo el Templo contó con una sola torre, de tres cuerpos y estilo barroco, pero en 1910 se construyó la torre del lado norte haciéndola exactamente igual.


Iglesia de San Francisco

La Iglesia de San Francisco y su anexo, el Convento franciscano de San Miguel Mexquitic, fueron los edificios que propiciaron la fundación de San Luis y son, por tanto, los más antiguos de la ciudad. La fachada del Templo es de cantera; su estilo barroco se manifiesta en las columnas salomónicas del segundo cuerpo y en el arco semi-octogonal. Un nicho ubicado en el centro de la fachada alberga una escultura de San Francisco. En el interior del Templo destacan varias pinturas de Miguel Cabrera↗ y Antonio Torres, así como un gran órgano tubular construido hacia finales del siglo XVIII. En el convento anexo en parte derruido y que hoy alberga al Museo Regional Potosino, destaca la Capilla de Aránzazu construida en el siglo XVIII, notable por sus barrocos estípites de mampostería y argamasa en los que se incorporaron elementos churriguerescos.


Santuario de Guadalupe

Desde 1656 existía en San Luis una ermita dedicada a Nuestra Señora de Guadalupe, pero en 1772 las autoridades eclesiásticas tomaron la decisión de sustituirla por un templo más digno, encargándole la obra al arquitecto madrileño Felipe Cleere, quien conjuntó en su fachada elementos barrocos y neoclásicos. “El vano de la entrada es de un curioso mixtilíneo en una portada convexa. Las mismas columnas son de diferentes altos y vienen engalanadas con fajas y festones. Las proporciones de toda la iglesia son altas; por cierto, las torres de tres cuerpos son las más elevadas en San Luis Potosí (53 mts.). En el interior todo tiene movimiento. Los soportes de la nave están apoyados en zócalos cuyos perfiles dibujan volutas y el arco del soto coro es ondulante. Las columnas adosadas están articuladas por anillos en los fustes y la portada interior que da a la sacristía, es riquísima.”[4]

Durante la intervención francesa el Santuario fue convertido en cuartel, y durante el gobierno de Benito Juárez↗ en bodega de pertrechos de guerra. En 1871 fue rescatado iniciándose una amplia restauración que incluyó la construcción de un nuevo Altar Mayor en estilo neoclásico. El 2 de diciembre de 1871 el Templo fue reconciliado y en 1903 consagrado. En la actualidad ostenta la dignidad de Basílica Menor.


Templo de San Agustín

La Orden de los agustinos↗ arribó a San Luis Potosí en 1599 pero fue hasta el año de 1615 cuando fray Diego de Basalenque OSA ordenó la construcción del Templo y del Convento. Del Templo destacan sus torres: la torre mayor, de estilo barroco, y la menor, a la que muchos consideran como uno de los más bellos ejemplos del barroco mexicano. Una leyenda popular sobre la torre mayor dice que en un solo día los frailes agustinos consiguieron de varios ricos vecinos, los fondos suficientes para construirla. En el interior de la iglesia destaca un lavamanos labrado en piedra de estilo churrigueresco. El convento fue destruido en la segunda mitad del siglo XIX cuando fueron aplicadas las leyes de Reforma↗.


Iglesia de la Virgen del Carmen

Uno de los templos más representativos del barroco churrigueresco de México y también uno de los más bellos, es la Iglesia de la Virgen del Carmen de San Luis Potosí. Su construcción dio inicio en 1749 y fue concluida en 1764; en su totalidad el Templo fue costeado por don Nicolás Fernández de Torres, un rico sevillano avecindado en San Luis. En el interior de la Iglesia destaca la rica ornamentación en el pórtico de la sacristía y el retablo de la capilla del Camarín de la Virgen, así como el Altar mayor al que algunos califican de ultra-barroco; sin embargo es la fachada la que la hace inigualable.


“La portada es una original combinación de los tradicionales soportes salomónicos potosinos y del estípite, la nueva moda proveniente de la capital. El conjunto fue manejado con gusto por la extravagancia y fantasía del trabajo en cantera (…) Desde la cúspide de la fachada cae una gran cortina sostenida por ángeles (…) La cortina también hace que se desvanezcan en sus pliegues los movimientos verticales (…) toda la fachada está presentada como una aparición de algo irreal o teatral (…) Al mismo tiempo, el detalle del trabajo en cantera es tal y la ingeniosidad de las combinaciones de elementos muestran tanta riqueza que fascinan y retienen la atención. Son notables las columnas salomónicas situadas a ambos lados de la puerta; su movimiento helicoidal lo congelan y niegan los listones rígidos, verticales, que las encierran; y en el mismo efecto del movimiento detenido produce el vano de la entrada con su guirnalda de rosetones volteados hacia abajo.”[5]


Notas

  1. Montejano y Aguiñaga Rafael. San Luis Potosí. En Ernesto de la Torre Villar. Lecturas Históricas Mexicanas, Vol. V. UNAM, 1994, p. 356
  2. Bargellini Clara. Arquitectura barroca de Chihuahua, Nuevo León, Coahuila, Zacatecas, Durango y San Luis Potosí. En Historia del Arte Mexicano, Vol. 6, SEP-SALVAT, México, 1986, p. 885
  3. Ibídem, p. 886
  4. Ibídem, p. 899
  5. bídem, p. 898


Biblografía

  • Ernesto de la Torre Villar. Lecturas Históricas Mexicanas, Vol. V. UNAM, 1994
  • Historia del Arte Mexicano, Vol. 6, SEP-SALVAT, México, 1986


JUAN LOUVIER CALDERÓN