SOTO, Fray Francisco de

De Dicionário de História Cultural de la Iglesía en América Latina
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(? – ciudad de México, 1551) Franciscano, misionero.


Nació en España aunque se desconoce la fecha y el lugar exacto de su nacimiento. Se sabe que tomó el hábito de la Orden de San Francisco en el convento de Santiago, y que en 1524 partió de la provincia de San Gabriel hacia la Nueva España formando parte de los primeros doce frailes franciscanos que fundaron la provincia del Santo Evangelio. Todavía en España fue guardián de los conventos de Villalpando y de Benavides; en la Nueva España lo fue de muchos conventos más. Elegido en repetidas ocasiones como definidor, fue cuarto provincial del Santo Evangelio, provincia que recorrió descalzo y a pie. Predicó la fe de Cristo con gran fervor tanto entre los indígenas como entre los españoles. Era muy celoso de observancia del voto franciscano de la pobreza, muy templado en el comer y no bebía vino.


Al igual que Fray Martín de Valencia, llegó al Nuevo Continente a una edad avanzada, razón por la cual no aprendió con facilidad la lengua de los naturales. No obstante, defendió a los indígenas y sus tierras ante el abuso de algunos españoles seglares que le pedían al Emperador Carlos V el repartimiento perpetuo de los pueblos de los indios. Estos seglares persuadieron a Fray Francisco de que firmara el documento en el que se hacía dicha petición, mas esta firma fue fruto de importunación y no de entera voluntad ya que poco después, al reflexionar sobre el hecho pidió que le mostraran aquél documento para estar seguro de su contenido. Al releerlo lo rompió y se comió los pedazos diciendo que había sido engañarlo para dar su consentimiento a través de la firma. Esta negativa fue causa de hostigamiento hacia los franciscanos en México, a quienes les quitaron las limosnas y algunas personas les ofendían al verlos.


Tiempo después, en 1546, Fray Francisco de Soto fue enviado a España para atender asuntos de la provincia en favor de los naturales; de camino al puerto pasó por Tlaxcala donde prometió a los indígenas que regresaría. Mientras se encontraba en la corte llegó la noticia de la muerte del arzobispo de México Fray Juan de Zumárraga; entonces el Emperador y su consejo decidieron proponerlo como arzobispo, ofrecimiento ante el cual el franciscano se negó rotundamente, viendo este nombramiento como un riesgo para su humildad. En España pasó muchos trabajos debido a su edad, a su pobreza y a no ser bien acogido por los guardianes de los conventos, quienes no veían con agrado el encargo que llevaba Fray Francisco de reunir frailes para ser ministros de los indios.


Más tarde enfermó en el convento de San Francisco de Sevilla y viendo cercana la muerte le pidió a Dios que le permitiera cumplir la promesa que les había hecho a los indígenas. Al poco tiempo, ya restablecido por completo, dio a conocer su deseo de morir y ser enterrado al lado de sus compañeros en la Nueva España. Le fue concedido y finalmente se embarcó en 1550; al llegar, pasó por Tlaxcala para predicar a los indios a quienes había prometido volver y se dice que mientras lo hacía vieron un resplandor de fuego que cercaba al fraile. En septiembre del año siguiente se llevó a cabo el capítulo provincial en el cual fue electo primer definidor; mientras éste se desarrollaba, enfermó y finalmente murió después de haber recibido con gran devoción los últimos sacramentos. Así, cumplió su deseo de morir entre sus compañeros y ser enterrado en México, en el convento de San Francisco.


Bibliografía

  • Mendieta, Fray Gerónimo de. Historia Eclesiástica Indiana. Ed. Porrúa, México, 1980.


SIGRID MARÍA LOUVIER NAVA