TELPOCHCALLI

De Dicionário de História Cultural de la Iglesía en América Latina
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Escuelas para los plebeyos aztecas


Para la educación de los jóvenes había en Tenochtitlán dos instituciones: los telpochcalli que eran escuelas para jóvenes plebeyos (macehualtzin), y los Calmécac que eran para los hijos de los señores y principales. En los telpochcalli los jóvenes recibían rudimentos de agricultura y una formación ascética para hacerlos resistentes al dolor, pero especialmente eran centros para formar guerreros mediante ejercicios de táctica y estrategia militar, y el aprendizaje del uso de armas como el arco y la flecha y la espada de madera con filos de obsidiana.


Los mancebos (telpochtli) ingresaban al telpochcalli (casa de mancebos) poco antes de los 15 años, existiendo diez o quince telpochcalli en cada barrio de Tenochtitlán; “Y antes que le llevasen a la casa del Telpochcalli, los padres hacían y guisaban muy buena comida, y convidaban a los maestros de los mancebos que tenían cargo de criarlos y mostrarles las costumbres que en aquella casa usaban.[1]Los jóvenes debían vivir todo el tiempo en el Telpochcalli; en él debían dormir y las actividades iniciaban desde la madrugada bañándose en las heladas aguas de la laguna, recibían una comida frugal y trabajaban en las tierras de cultivo de la escuela, hacían prácticas de autosacrificio infiriéndose heridas con puntas de maguey. “En entrando en la casa del tepochcalli el muchacho, dábanle cargo de barrer y limpiar la casa y poner lumbre, y hacer los servicios de penitencia a que se obligaba. Era la costumbre que a la puesta del sol todos los mancebos iban a danzar y a bailar a la casa que se llamaba cuicacalco, cada noche, y el muchacho también bailaba con los otros mancebos (…) Iban todos a trabajar dondequiera que tenían obra, a hacer barro, o paredes, o maizal, o zanja o acequia. Para hacer estos trabajos iban todos juntos, no se repartían, o iban todos juntos a tomar y traer leña a cuestas de los montes, que era necesaria para la casa de cuicacalco y telpochcalli; y cuando hacían alguna obra de trabajo, cesaban el trabajo un poco antes de la puesta del sol.[2]


Por lo que se refiere al adiestramiento militar, cuando los jóvenes tenían ya habilidad en el uso de las armas, les llevaban a algunas incursiones bélicas “y si ya era hombre valiente, y si en la guerra había cautivado cuatro enemigos, elegíanle y nombrábanle tlacatécatl.”[3]“Los egresados generalmente adquirían grados en el ejército, o salían a practicar una industria, mas no para ocupar un puesto de gobierno.[4]


Notas

  1. Sahagún Bernardino de. Historia de las cosas de la Nueva España. Porrúa, México, 1989, p. 208
  2. Ibídem, p.210
  3. Ibídem
  4. Centro de Investigaciones Antropológicas de México. Esplendor del México Antiguo. Editorial del Valle de México, Sexta edición 1985, Tomo II p. 765


Bibliografía

  • Sahagún, Bernardino de. Historia de las cosas de la Nueva España. Porrúa, México, 1989
  • Centro de Investigaciones Antropológicas de México. Esplendor del México Antiguo. Editorial del Valle de México, Sexta edición 1985, Tomo II


JUAN LOUVIER CALDERÓN