TRATA DE ESCLAVOS: La participación de España

De Dicionário de História Cultural de la Iglesía en América Latina
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Primeras acciones

En 1487, cuando el rey Fernando el Católico reconquistó Málaga, en el sur de la península ibérica, esclavizó a la población como castigo excepcional por las especiales circunstancias de aquella conquista. Envió una tercera parte a África para cambiarlos por prisioneros cristianos liberándolos de su esclavitud, y otro tercio (más de 4000) fue vendido por la Corona para ayudar a sufragar el coste de la guerra; el tercio restante se distribuyó como regalos a los reinos europeos.

El 22 de enero de 1510, el mismo rey autorizó el transporte de cincuenta esclavos negros “los mejores y los más fuertes disponibles”, para las minas de «La Española», lo que significó el primer envío de esclavos a la actual República Dominicana.

El Tratado de Tordesillas

No obstante, de entre las potencias colonizadoras, España fue la menos esclavista como consecuencia de la firma del Tratado de Tordesillas en 1494, que entre otros límites, impedía el transporte de esclavos desde África,.

Tratados posteriores, como el firmado en 1713 con Inglaterra, cedían la totalidad del comercio de esclavos de raza negra a esa potencia. Como consecuencia directa de esta política, en las regiones conquistadas por España apenas existieron negros, como se comprueba en el caso de México, Ecuador, Perú, Bolivia, Chile, Argentina, Uruguay y Paraguay, a diferencia de lo que sucedió en las colonias portuguesas (Brasil), holandesas (Guayanas, las Antillas), francesas (sureste de los EE.UU.), e inglesas (este de los EE.UU., Jamaica y Belice).

Gran parte de la población de raza negra hoy en día asentada en países como Colombia, Venezuela y en varios de Centroamérica, procede de acontecimientos de los primeros años posteriores a las independencias hispanoamericanas, o bien al hundimiento de barcos esclavistas en tránsito, como el ocurrido en Esmeraldas, Ecuador. Precisamente, los movimientos independentistas contra la Corona española en algunas zonas de Hispanoamérica, comenzaron con las quejas de grandes hacendados que no podían competir comercialmente con los hacendados de territorios que no formaban parte de la América española, ya que estos últimos sí disponían de abundante mano de obra fuerte y barata.

El sistema de Encomienda

Frente al vacío legal de los primeros tiempos de la conquista, debido a las protestas realizadas entre otros por los misioneros dominicos, el Papa Paulo III en 1537 promulgó la bula «Sublimis Deus», en la que se declara la humanidad de los indígenas y declaraba contra el derecho natural toda forma de esclavitud.

Desde la metrópoli española, defenderán los derechos naturales de los indios la Escuela jurídica de Salamanca encabezada por Fray Francisco de Vitoria, y lo mismo harán en territorios de la América española muchos frailes y obispos, entre los que destaca desde los mismos comienzos de la evangelización en la Nueva España, Don Vasco de Quiroga, primero Oidor de la Segunda Audiencia y luego primer obispo de Michoacán, quien escribe en 1534 su «Información en derecho». Estas intervenciones jugarán un papel fundamental en la promulgación de las «Leyes de Indias», donde se proclamaba el derecho natural de todas las personas.

Una institución, nacida según el uso medieval y aplicada en América por los españoles fue el establecimiento del sistema de la «encomienda» por el que los indígenas eran «encomendados» (encargados, confiados) a algunos de los conquistadores y colonos, que tenían la obligación de cuidar la aplicación de un recto sistema de protección, pero que obligaba a trabajar a los indígenas pagando impuestos y otras obligaciones a los encomenderos, que eran españoles y criollos.

Estos tenían obligación de cristianizar y tratar dignamente a los indígenas, pero la segunda de estas obligaciones era frecuentemente incumplida, aunque el colono era sancionado si quebrantaba tal obligación. Muchas veces obispos, misioneros y también juristas y regentes españoles se esforzaron por obtener la supresión del sistema de encomiendas con la fuerte oposición de los colonos, obteniendo a veces resultados positivos, pero otras veces un retroceso en su restauración.

La encomienda fue muy acotada en las «Leyes Nuevas» de 1548 y abolida definitivamente en 1791. En 1784 es suprimido el «carimbo» que consistía en marcar a los esclavos con un hierro candente para demostrar que se habían pagado por él los impuestos correspondientes y evitar el contrabando de esclavos. Al final del siglo XVIII, la encomienda fue sustituida en la práctica por un sistema de servidumbre con personas de procedencia africana, justificándola afirmando que esta mano de obra gratuita era necesaria para cubrir las necesidades laborales en la explotación de cultivos y de minas.

Considerando que los nuevos estados americanos consumaron su independencia entre 1821 y 1823 y que la esclavitud no fue abolida en esos territorios hasta 1851-1888 (según cada país), la gran mayoría de este inmenso tráfico de esclavos tuvo lugar siendo ya independientes las nuevas repúblicas.

El «asiento de esclavos»

El asiento de esclavos era una concesión por la cual un conjunto de comerciantes recibía el monopolio sobre una ruta comercial de esclavos negros.[1]El acuerdo internacional más claro y con consecuencias más trágicas, introducidas por nefastos tratados de paz internacionales, fue el «Asiento de Negros», un monopolio sobre el comercio de esclavos desde África a la América hispana y que se otorgó a Inglaterra por medio del «Tratado de Utrecht» al terminar la Guerra de Sucesión Española (1713) como compensación por su apoyo a la victoria del francés Felipe de Anjou para ocupar el trono de España (Felipe V). Con este tratado se fijaba que, anualmente, Inglaterra tenía el derecho de traficar con 4800 esclavos negros durante un periodo de treinta años.[2]

Había también el asiento intra-nacional, dentro de un Estado o sus dominios, que era una forma de financiación en el caso de economías de escala, que daba como fruto a una compañía comercial concreta toda una serie de privilegios financieros, al tener un reconocido monopolio sobre productos concretos y que gozaba de una peculiar protección del Estado, aunque a veces esto no significase un monopolio total.

Este tipo de jurisprudencia de tasas se remonta ya al siglo XIV en Italia, pero luego, con la época de los comercios interoceánicos se extiende a todo el mundo colonial europeo, destacando la Compañía Británica de las Indias Orientales, la Compañía Holandesa de las Indias Occidentales y también la Casa de Contratación de Sevilla. En España destacan los asientos de los genoveses (enemigos de la Corona de Aragón) y más tarde de los llamados marranos o judíos portugueses.

La Real Compañía Francesa de Guinea o la Británica South Sea Company abastecieron los mercados negreros españoles durante buena parte del siglo XVIII. Cuando Carlos III liberalizó la trata, los particulares pudieron empezar a fletar barcos para tomar parte en este comercio entre los puertos de Europa, África y América.

Pasada la Revolución de Haití, en la que los esclavos de la colonia francesa de Saint-Domingue consiguieron la independencia, comienza el ocaso del inhumano negocio. Inglaterra, más tarde, debido también al peso que se produce tras la independencia de sus Trece Colonias en Norteamérica, así como su lucha comercial contra el emergente poder francés tras la Revolución y Napoleón.

También influyó contra la trata inglesa el que algunos pensadores y organizaciones filantrópicas ejercen, y en 1817 Inglaterra comprometió a España a prohibir el tráfico de esclavos con la firma de un tratado que se incumplirá sistemáticamente: un buen número de comerciantes españoles descubrieron lo beneficioso de la actividad esclavista, sobre todo en sus posesiones ultramarinas de Cuba y Puerto Rico, consideradas por ellos como ricas colonias, dignas de las más beneficiosas ganancias comerciales.

La Sociedad Abolicionista Española, integrada entre otros intelectuales por Julio Vizcarrondo[3]y Emilio Castelar,[4]trabajó por crear una conciencia humanitaria que condujera al final definitivo de la esclavitud. De hecho España fue el último país europeo que acabó oficialmente con ella (en Cuba en 1886), a pesar que las antiguas Leyes de Indias la prohibían, pero admitida tras el tratado de Utrecht de1713.


La incipiente burguesía catalana

En el caso de Cataluña, miembros destacados de la burguesía de Barcelona de la primera mitad del siglo XIX que habían regresado a España tras hacer fortuna en «las Américas», habían tenido sus implicaciones en el tráfico de esclavos como Mariano Serra[5].Documentos notariales mostrarían que en el año 1839 habría sido el fiador de una expedición esclavista que partió del puerto de Barcelona y que habría sido interceptada por los buques de la armada británica que patrullaban las aguas del Atlántico en esa época, en la que la trata ya estaba prohibida.[6]

Algunos estudiosos actuales sobre la materia aseguran que si uno repasa algunos de los principales miembros de la burguesía de la Barcelona del siglo XIX, descubrirá que “estuvieron de una u otra manera implicados en el tráfico de esclavos” y ponen como ejemplo el Banco de Barcelona, la primera institución financiera privada de España fundada en 1844.[7]En su junta de gobierno participaron de forma destacada personajes vinculados al comercio de esclavos, algunos operando desde el puerto de Barcelona y otros desde La Habana o Matanzas, y que después regresaron a Barcelona.

Según Martín Rodrigo Alharilla, al que seguimos en este aspecto, «se sabe poco» sobre la participación catalana en la trata atlántica porque “los historiadores no han trabajado este asunto con la suficiente intensidad”, pero también “porque es un tema incómodo que genera cierta preocupación y rechazo en algunos sectores de las élites actuales, que intuyen o saben que sus antepasados pudieron estar involucrados” en el tráfico de esclavos.

Dorotea de Chopitea, nacida en Chile, era la hija de Pedro Nicolás de Chopitea y llegó junto a sus padres y sus hermanos a Barcelona en 1819, cuando tenía 3 años. Con tan solo 16 se casó con José María Serra, hijo de Mariano Serra. Gracias a la enorme labor social que realizó, Dorotea se convirtió en uno de los personajes más respetados de la Barcelona de la segunda mitad del siglo XIX. Invirtió toda la fortuna que le dejó su marido a su muerte -que era una de las mayores de la época- en construir numerosas guarderías, escuelas, talleres y hospitales para los más necesitados.[8]

A la muerte de su marido, que la dejó usufructuaria de todos sus bienes, ella vio que podía emprender una labor social casi ilimitada con los recursos que tenía. Hizo un voto de pobreza que implicaba que todo lo que poseía era para los pobres. Si uno ve muchos de los proyectos y empresas que hay por toda Barcelona, uno se da cuenta de que efectivamente lo consiguió. Lo cierto es que Dorotea, una mujer, que pertenecía a unas élites económicas barcelonesas que se beneficiaron del comercio de esclavos, decidió desprenderse de todos sus bienes, en favor de los más necesitados.

Uno de sus últimos proyectos fue la financiación de la construcción de un templo en honor del Sagrado corazón de Jesús en la cima de la montaña del Tibidabo, en unos terrenos que cedió a los salesianos de Don Bosco, con quien mantuvo una estrecha relación en los últimos años de su vida. Este es el origen del Templo del Sagrado Corazón, que se alza imponente sobre Barcelona y que está consagrado a la expiación de los pecados. “Quizás este templo -en cuyas columnas están grabados los nombres de algunas de las mayores fortunas catalanas del siglo XIX- puede verse como un símbolo de una ciudad que, como muchas otras alrededor del mundo, está todavía debatiendo cómo hacer frente a su pasado colonial”.[9]

Los intereses de los traficantes de esclavos (actividad que pronto quedó fuera de la ley, pero que se mantenía clandestinamente) y de los propietarios de esclavos de las Antillas españolas, fueron defendidos a lo largo del siglo XIX con gran eficacia por lo que se ha denominado historiográficamente como «partido negrero», que en vez de actuar como un partido político lo hacía como un grupo de presión.

Entre ellos destacaron personalidades tan notables como Antonio López y López (primer marqués de Comillas), que en el siglo XIX, fue uno de los empresarios y mecenas más destacados de la capital catalana, gracias a la enorme fortuna que logró amasar con sus negocios en la isla de Cuba, entre ellos, según algunos historiadores, con el tráfico de esclavos; Francisco Romero Robledo,[10]o los hermanos Cánovas del Castillo (José y Antonio),[11]muchos de ellos «indianos»; es decir, los españoles emigrantes a las Indias, donde lograban labrar buenas fortunas, y que a veces regresaban a España; el fenómeno durará hasta bien entrado el siglo XX. La abolición de la esclavitud en España y sus Dominios

Primeras leyes

Inglaterra, que trataba de influir en las reuniones internacionales, suscribió tratados bilaterales con España en 1814, en el que se prohibía el comercio de esclavos. La abolición legal de la esclavitud en la España peninsular llegó en 1837 y excluía a los territorios de ultramar, dada la presión ejercida por la oligarquía de Cuba y Puerto Rico que amenazaba pedir anexionarse a Estados Unidos. En la península la esclavitud de hecho había acabado con la liberación por parte del embajador del sultán de Marruecos de los esclavos musulmanes de Barcelona, Sevilla y Cádiz, mediante su compra, en 1766.

En lo que respecta a los territorios de ultramar en una fase que va desde principios del siglo XIX hasta 1860, sólo defendieron la abolición la presión británica y algunas personalidades aisladas que no tuvieron éxito. La presión inglesa logró la promulgación de la citada ley de 1837, y las no respetadas leyes de prohibición del tráfico negrero de 1817 y 1835 y de persecución del mismo de 1845 y 1867. Tras la Guerra de Secesión, Estados Unidos se sumó al Reino Unido en sus presiones abolicionistas sobre España. Abolición definitiva El 2 de abril de 1865 se crea la «Sociedad Abolicionista Española» por iniciativa del hacendado puertorriqueño Julio Vizcarrondo, trasladado a la península tras haber liberado a sus esclavos. El 10 de diciembre del mismo año funda su periódico «El abolicionista». Contó con el apoyo de políticos que fraguaron la Revolución de 1868 que destronó a Isabel II.

Como consecuencia de ello, en 1870, siendo ministro de ultramar Segismundo Moret, se promulgó una ley llamada de «libertad de vientres» que concedía la libertad a los futuros hijos de las esclavas y que irritó a los esclavistas. En 1872 el gobierno de Ruiz Zorrilla elaboró un proyecto de ley de abolición de la esclavitud en Puerto Rico. Contra este proyecto se desató una feroz oposición.

Para coordinar la acción opositora se crearon en varias ciudades de España, «Círculos Hispano Ultramarinos de ex residentes de las Antillas» y se impulsó también la constitución en varias ciudades de la «Liga Nacional» antiabolicionista. Instigaron planes de la nobleza al rey Amadeo de Saboya (1871-1873), conspiraciones, campañas de prensa y manifestaciones callejeras, como la del 11 de diciembre de 1872 en Madrid, que tuvo como réplica la que organizó en esa ciudad la Sociedad Abolicionista Española el 10 de enero de 1873. Tal crispación se explica, pues se veía en la liberación de los 31.000 esclavos puertorriqueños, un temido preámbulo de la liberación de los casi 400.000 esclavos cubanos.

Precisamente, la oposición a este proyecto de ley abolicionista fue uno de los elementos más visibles, en la prensa conservadora, de crítica al rey Amadeo I, reprochándole que no se enfrentase de forma dudosamente constitucional, a un Parlamento dominado por una alianza, en esta cuestión, de monárquico-progresistas (como el mismo jefe de gobierno Ruiz Zorrilla) y de republicanos (como Castelar o Pi i Margall).

Según el «Diario de Barcelona», el 7 de febrero de 1873 se hubiese producido un golpe militar si el rey lo hubiera legitimado con su apoyo. En su lugar, Amadeo ratificó la orden del gobierno de disolver el Arma de artillería. A continuación, el 11 de febrero, abdicó.

La ley por la que se abolía la esclavitud en Puerto Rico fue finalmente aprobada el 22 de marzo de 1873, un mes después de la abdicación del rey Amadeo y de haberse votado la proclamación de la Primera República Española (1873-1874). Esto animó al historiador cubano José Antonio Saco a escribir y publicar una monumental «Historia de la esclavitud desde los tiempos más remotos hasta nuestros días» (1871-1873).[12]

Cuba debió esperar varios años más que Puerto Rico, ya que la definitiva abolición no llegó hasta el decreto de Alfonso XII del 17 de febrero de 1880, complementado por el real decreto de 1886, que liberó los 30 000 esclavos que quedaban. Como testimonios humanos de lo que supuso la esclavitud en Cuba permanecen aún las autobiografías de dos esclavos, la de Juan Francisco Manzano,[13]cuya segunda parte ha desaparecido, y la de Esteban Montejo, transcrita por el antropólogo Miguel Barnet en su obra «Biografía de un cimarrón».[14]


NOTAS

  1. David MARLEY (ed.), Reales asientos y licencias para la introducción de esclavos negros a la América Española (1676-1789), Windsor, 1985.
  2. Cf. Para el Tratado e 1713: “Assiento ajustado entre las dos Magestades Catholica y Bretanica sobre Encargarse la Compañía de Inglaterra de la Introducción de Esclavos Negros en la América Española, por tiempo de treinta años, que empezarán a correr en primero de mayo del presente año de mil setecientos y trece, y completarán otro tal día del de mil setecientos y cuarenta y tres”. En: “Tratados, Convenios y Declaraciones de Paz y de Comercio: que han hecho con las Potencias Estranjeras los Monarcas Españoles de la Casa de Borbón desde el año de 1700 hasta el día. Puestos en orden é ilustrados muchos de ellos con la Historia de sus respectivas Negociaciones. Por Don Alejandro del Canillo, Oficial que ha sido en la Primera Secretearía de Estado y del despacho, Imprenta de Alegría y Charlain, Cuesta de Santo Domingo, num. 8, Madrid, 1843. A su Magestad Doña Isabel II, Reina Católica de España”. Se puede consultar el texto íntegro en Internet.
  3. Julio Vizcarrondo Coronado (1829 – 1889) de Puerto Rico, hijo de hacendados con esclavos, fue un periodista y político abolicionista, que tuvo un importante papel en la aprobación de la Ley Moret de 1873 que abolía la esclavitud en Puerto Rico. Vizcarrondo pasa al protestantismo en Nueva York, tras su matrimonio; fue uno de los protagonistas del movimiento protestante en España en el siglo XIX.
  4. Emilio Castelar i Ripoll fue un político republicano español, uno de los cuatro efímeros presidentes del Ejecutivo español durante la I República Española (1 de febrero de 1873 al 3 de enero de 1874).
  5. Michael ZEUSKE - Martín RODRIGO Y ALHARILLA, Negreros y esclavos. Barcelona y la esclavitud atlántica (siglos XVI-XIX), Universidad Pompeu Fabra, Departament d’Humanitats, Historia, Barcelona, 2017. La bibliografía histórica de cómo los “indianos” catalanes amasaron notables riquezas, invertidas luego en Cataluña, entre las que se encontraba también el negocio de la trata de esclavos son siempre más abundantes, como: Los amargos beneficios del dulce. Azúcar, Cuba y deuda ecológica, en Anuario de Estudios Americanos, 2006; Familia, redes y alianzas en la gran empresa española: el holding Comillas (1857-1890), en Prohistoria, 2006; Los Goytisolo. De hacendados en Cienfuegos a inversores en Barcelona, en Revista de Historia Industrial, 2003; "Los ingenios San Agustín y Lequeitio (Cienfuegos): un estudio de caso sobre la rentabilidad del negocio del azúcar en la transición de la esclavitud al trabajo asalariado. Azúcar y esclavitud en el final del trabajo forzado, 2002; El banco Hispano Colonial y Cuba, 1876-1898, Illes i Imperis, 2001; Los marqueses de Comillas, 1817-1925. Antonio y Claudio López. Madrid: LID, 2000; Iniciativa empresarial i negoci colonial. El primer marqués de Comillas” en FRADERA, Josep Maria et al. Catalunya i Ultramar. Poder i negoci a les colònies …, 1995; La casa de comercio de los Marqueses de Comillas (1844-1920): continuidad y cambio en el capitalismo español. Fortuna y negocios: formación y gestión …, 2002; Antonio López López (1817-1883), primer Marqués de Comillas: un empresario y sus empresas; Indians a Catalunya: capitals cubans en l'economia catalana; LOS GOYTISOLO Una próspera familia de indianos. En numerosos pueblos y ciudades del litoral español sigue recordándose la figura de los indianos,... Indians a Catalunya: capitals cubans en l'economia catalana; Martín RODRIGO ALHARILLA: Los Marqueses de Comillas, 1817–1925. Antonio y Claudio López, Madrid, LID Editorial Empresarial, 2001; Revista De Historia Economica, 2002; Seminario de historia de los mundos ibéricos e iberoamericanos SEHIMII Toulouse. Año 2: 2016-2017, by François Godicheau, Guillaume Gaudin, Dario Gabriel Barriera, Igor Pérez Tostado, Francisco Andújar Castillo, Armando Cartes Montory, Martín Rodrigo y Alharilla y Sonia V. Rose: Seminario de historia organizado anualmente por el equipo FRAMESPA (France, Amériques Espagne). Todos estos títulos y muchos de sus textos se encuentran también en Internet.
  6. Jaime GONZÁLEZ: Cómo descubrí que mis antepasados traficaron con esclavos en el Caribe, en BBC News Mundo. Consultable en Internet.
  7. El Banco de Barcelona fue fundado en 1845. Fue una sociedad de emisión y descuento que nació bajo el impulso del empresario Manuel Girona i Agrafel, y de los otros dos socios fundadores: José María Serra y Muñoz (natural de Chile, casado con Dorotea de Chopitea, y antepasado de la política Núria de Gispert), el cual tenía sus negocios también en América, y José Rafael Plandolit y Matamoros, de Plandolit Hermanos, que había vivido exilado en Francia y México a raíz de la represión que siguió al Trienio Liberal; la familia Plandolit era una rica y noble familia originaria de Andorra, cuya casa solariega es actualmente el Museo Casa de Areny-Plandolit en Ordino (Andorra). El banco nació con el objetivo de prestar a un tipo de interés del 6%, en lugar del 8% que aplicaban los prestamistas privados de la época. Introdujo los billetes y las cuentas corrientes como medios de pago, y favoreció el acceso al crédito de muchos comerciantes e industriales. En 1920 desapareció con una sonada quiebra que se substanció por la Ley de Suspensión de Pagos de 1922, hecha a su medida. (De Wikipedia, donde se puede consultar una bibliografía específica).
  8. Dorotea de Chopitea nace en Santiago de Chile el 5 de junio de 1816, de una rica familia criolla de catalanes españoles que tres años después se traslada a Barcelona (España). Se casa a los 16 años con José Serra, comerciante y banquero, ambos eran convencidos católicos y su matrimonio duró 50 años, teniendo 6 hijos. Dorotea cultivó profundamente su fe cristiana, distinguiéndose en su caridad hacia los más necesitados sin límite alguno. Fue llamada en su tiempo “la limosnera de Dios”.
    Creará unas treinta fundaciones de caridad y educativas, siempre apoyada por su marido. Se habla de unos 20 millones de pesetas (oro de entonces) los que empleó en obras caritativas y promocionales, superando los presupuestos estatales de la época en Barcelona. Tras quedar viuda, escribe a Don Bosco comunicándole su deseo de fundar una obra para jóvenes obreros y para huérfanos en las barriadas marginales de Barcelona. Don Bosco acepta la propuesta, comenzándola en el barrio de Sarriá en 1884; Don Bosco la visita en abril-mayo de 1886.
    Tras el fallecimiento de Don Bosco, Doña Dorotea inicia otras tres nuevas obras, entre ellas el colegio de Santa Dorotea en Sarriá, que confía a las Hijas de María Auxiliadora (fundadas por Don Bosco). Muere desprendida de todo, ya que había profesado la pobreza evangélica el 3 de abril de 1891. El 9 de julio de 1983 San Juan Pablo II aprobó el ejercicio heroico de sus virtudes evangélicas, declarándola venerable, paso previo a la beatificación.
  9. En: Martín RODRIGO ALHARILLA, Negreros y esclavos: Barcelona y la esclavitud atlántica (siglos XVI-XIX), Barcelona 2017.
  10. Francisco Romero Robledo (Antequera, 8 de marzo de 1838-Madrid, 3 de marzo de 1906), abogado y político español, ministro de Fomento durante el reinado de Amadeo I, ministro de Gobernación durante el reinado de Alfonso XII, y ministro de Ultramar y ministro de Gracia y Justicia durante la regencia de María Cristina de Habsburgo-Lorena. Responsable del fraude electoral desde su posición de ministro de la Gobernación, mantuvo una fuerte rivalidad con Francisco Silvela dentro de las filas conservadoras.
    Contrajo matrimonio hasta los 38 años de edad; en 1875, se casó con la hija de un comerciante cubano, Julián Zulueta, con intereses en el tráfico de esclavos. En 1876 se mostró vocalmente en contra del sufragio universal en un discurso parlamentario. En la segunda mitad del siglo XIX se desarrolló en España un debate político muy intenso sobre la abolición de la esclavitud en Cuba y Puerto Rico. Romero Robledo fue el principal opositor a la abolición.
    Tenía intereses personales en el negocio azucarero cubano, que usaba grandes cantidades de esclavos como mano de obra. En relación a su rol en lo relativo a la isla cubana, el hispanista Raymond Carr trazó un paralelismo entre el papel Romero Robledo y el del político británico Joseph Chamberlain hacia Irlanda. Cf. ANDRÉS-GALLEGO, José (1981). «La Restauración». Historia General de España y América 16 (2). En: José Andrés-Gallego (Ed.) (Madrid: Ediciones Rialp). pp. 275-464. MONTAUD, Inés Roldán de (2000). La restauración en Cuba : el fracaso de un proceso reformista. Madrid: Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Centro de Humanidades, Instituto de Historia. TUÑÓN DE LARA, Manuel (1989). «Las élites del poder en la España de la Restauración». En: José Antonio FERRER BENIMELI (Coord.). Masonería, política y sociedad 2: 825-844.
  11. José Cánovas del Castillo, I Conde del Castillo de Cuba (1830 en Málaga - 1895 en Málaga), financiero y político español, hermano del político e historiador Antonio Cánovas del Castillo. Fue ordenador de pagos, director general de la Hacienda y director del Banco Español de la Isla de Cuba (entre 1880 y 1891). Recibió el título de Condado del Castillo de Cuba por el rey Alfonso XII, como recompensa a su aportación decisiva en las gestiones financieras que facilitaron el final de la Guerra de los Diez Años o Guerra de Cuba. Fue un destacado defensor de los intereses de los banqueros y propietarios de haciendas cubanos, especialmente en su oposición a la abolición de la esclavitud (el denominado grupo de presión o, informalmente, partido negrero). Cf. José Antonio PIQUERAS ARENAS, La revolución democrática (1868-1874): cuestión social, colonialismo y grupos de presión, pp. 271 y ss.
    Antonio Cánovas del Castillo (Málaga, 1828-Mondragón, Guipúzcoa, 1897), político e historiador español, figura capital de la política española de la segunda mitad del siglo XIX, siendo autor del Manifiesto de Manzanares publicado al inicio del Bienio Progresista, un prominente miembro dentro de la Unión Liberal, principal valedor de Alfonso XII y el mayor artífice del sistema político de la Restauración, convirtiéndose en el máximo dirigente del Partido Conservador, que él mismo creó. Ejerció el cargo de presidente del Consejo de Ministros en seis ocasiones, alternando el poder, principalmente, con su rival político Práxedes Mateo Sagasta.
    Bajo su gobierno se aprobó la Constitución de 1876 y contribuyó al sistema de turno pacífico, mediante el cual creó una apariencia de democracia que ponía fin a la inestabilidad política que arrastraba el país desde décadas anteriores. Dicha estrategia se afianzó en 1885 en el Pacto de El Pardo, con el propósito de evitar que la inminente muerte del rey Alfonso XII volviese a desestabilizar la política española. Sus gobiernos estuvieron marcados, principalmente, por un mayor desarrollo del capitalismo en lo económico, la creación del Código de Comercio en lo jurídico, los conflictos con Cuba que desembocaron en la guerra de Independencia cubana, y las crecientes tensiones con anarquistas y otros colectivos obreros, siendo asesinado en 1897, durante su sexto mandato, por el anarquista Michele Angiolillo.
    Se denomina «canovismo» a la corriente política que tiene por fondo la implantación de una democracia no revolucionaria y tradicional al modelo británico. Ésta creía en el bipartidismo y la alternancia en el poder, sosteniéndose en la monarquía, que actuaba como elemento moderador. Hoy en día, es recordado como uno de los políticos más brillantes de la historia española contemporánea. Cánovas era integrante de uno de los grupos de presión llamados «Ligas» que abogaban por la pervivencia del esclavismo en Cuba y Puerto Rico; pese a ello, y con la presión de los grupos abolicionistas, firmó la definitiva abolición de la esclavitud en España en 1880 (aunque de forma gradual en Cuba, instaurando un patronato por parte de los antiguos dueños que se mantuvo hasta el 7 de octubre de 1886).
  12. Editada en París, 1875-1877, 4 volúmenes
  13. Nació en La Habana en 1797. Era esclavo negro de la marquesa de Jústiz de Santa Ana, por lo que recibió el apellido del esposo de ésta, Juan Manzano, si bien fue hijo de María del Pilar, una de las esclavas predilectas de la Marquesa, y de un mulato esclavo de la casa, Toribio Castro, famoso por sus habilidades con el arpa. De niño recitaba de memoria sermones, el Catecismo, loas y entremeses aprendidos en las misas y representaciones de ópera a las que asistía acompañando a sus amos, que se portaban benévolamente con él y le permitían corretear por la casa.
    Su suerte cambió al morir la dueña y pasar al servicio de su pariente, la marquesa de Prado Ameno, quien eliminó todas sus prerrogativas y lo trató con crueldad. En 1818, Nicolás de Cárdenas y Manzano, segundo hijo de la marquesa, lo acogió. Fue entonces cuando el esclavo aprendió a leer y escribir. En los libros de su nuevo amo también estudió Retórica. Con un permiso –necesario debido a su condición social- pronto publicó sus versos en el volumen lírico Cantos a Lesbia (1821), hoy perdido, al igual que sus nanas y décimas, divulgadas en Matanzas anónimamente. Igual fortuna corrió el poemario Flores pasajeras, compuesto hacia 1830, y también buena parte de la producción que apareció de forma esporádica en periódicos de la época, si bien se salvaron algunas.
    Entre los años 1837 y 1838 colaboró en las revistas El Aguinaldo Habanero y El Álbum. Otra obra de Manzano extraviada es la segunda parte de su autobiografía, Apuntes autobiográficos que escribió con su propia y rudimentaria ortografía, ya que se negaba la más elemental instrucción a los esclavos; esta segunda parte fue sospechosamente pérdida en manos de Ramón de Palma. La primera fue escrita en 1839 por iniciativa del activo animador cultural Domingo del Monte (1804-1853), quien se la había pedido para que formara parte de una serie de alegatos antiesclavistas entregados al comisionado inglés, el abolicionista Richard Madden. En 1849, traducida por el mismo Madden, la Autobiografía se publicó junto a algunas de sus poesías con el título Poems by a slave in the Island of Cuba, recently liberated… En ese mismo año, se tradujeron al francés algunos fragmentos de estas memorias y varios sonetos.
    La relación de Manzano con Del Monte fue crucial. Al escuchar en su tertulia matancera el soneto Mis treinta años, escrito por el esclavo, inició, secundado por Ignacio Valdés Machuca, una colecta para comprar su libertad, que obtuvo en 1837 por la cifra de quinientos pesos. Pero esta relación le costó a Manzano la implicación en la Conspiración de la Escalera, en la cual murió ajusticiado otro esclavo negro más implicado que él y también mejor poeta, Gabriel de la Concepción Valdés, más conocido como "Plácido"; él fue absuelto en 1845, tras pasar un año en prisión.
    No publicó más, se consagró a su trabajo de pastelero y vivió de otros oficios humildes, muriendo prácticamente en la miseria en La Habana en 1854. Manzano también escribió cuentos, en los que mezcló leyendas africanas, canciones de cuna y apariciones milagrosas, y en 1842 salió de una imprenta habanera su tragedia en cinco actos Zafira. Varias publicaciones de la época publicaron sus poemas, entre ellas, Diario de La Habana, La Moda y El Pasatiempo.
  14. Esteban Mesa Montejo (1860–1973) fue un esclavo Cubano antes de la abolición de la esclavitud en Cuba en 1886. Vivió las luchas por la independencia de Cuba. Escribe su autobiografía que es publicada en 1966 en español y traducida al inglés, cuando contaba más de 100 años de vida, pues había sido “descubierto” en 1963 por el etnógrafo cubano Miguel Barnet, que mantuvo con él varias entrevistas grabadas, de las que sacó el citado libro. MONTEJO, Esteban (1966): The Autobiography of a Runaway Slave, London, Sydney: Bodley Head. MONTEJO, Esteban (1994): Biography of a Runaway Slave, Willimantic, CT.

BIBLIOGRAFÍA

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FRANCO José Luis, Juan Francisco Manzano, el poeta y esclavo de su tiempo. Cuadernos de Historia Habanera, La Habana, 1937 MARLEY David (ed.), Reales asientos y licencias para la introducción de esclavos negros a la América Española (1676-1789), Windsor, 1985.

MONTEJO, Esteban Biography of a Runaway Slave, London– 1994

PIQUERAS ARENAS José Antonio, La revolución democrática (1868-1874): cuestión social, colonialismo y grupos de presión. Ministerio de Trabajo, Madrid, 1992

ROIG Emilio, Autobiografía, cartas y versos de Juan Francisco Manzano. Palabras, La Habana 1937

ZEUSKE MICHAEL - RODRIGO Y ALHARILLA MARTÍN, Negreros y esclavos. Barcelona y la esclavitud atlántica (siglos XVI-XIX), Universidad Pompeu Fabra, Departament d’Humanitats, Historia, Barcelona, 2017.


DHIAL: Edición y notas de FIDEL GONZÁLEZ FERNÁNDEZ