Diferencia entre revisiones de «TRATA DE ESCLAVOS; Condenas de los Papas»

De Dicionário de História Cultural de la Iglesía en América Latina
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Los navegantes de los siglos XV y XVI no tenían prejuicios raciales, pero los conquistadores si se consideraban como poseedores de una civilización superior y unos derechos de conquista global en todas sus dimensiones, incluso del sometimiento de los indígenas a servidumbre. Es aquí donde muy pronto interviene la conciencia cristiana sobre la libertad y el derecho de las personas, lucha en la que se distinguen de manera clara y contundente los misioneros.  
 
Los navegantes de los siglos XV y XVI no tenían prejuicios raciales, pero los conquistadores si se consideraban como poseedores de una civilización superior y unos derechos de conquista global en todas sus dimensiones, incluso del sometimiento de los indígenas a servidumbre. Es aquí donde muy pronto interviene la conciencia cristiana sobre la libertad y el derecho de las personas, lucha en la que se distinguen de manera clara y contundente los misioneros.  
  
==La conciencia católica frente a la trata de esclavos.==
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==La conciencia católica frente a la [[TRATA_DE_ESCLAVOS;_Comienzos_y_expansión | trata de esclavos]].==
  
 
Hubo eclesiásticos que, sumándose a la mentalidad general del mundo europeo de la época, consideraron el fenómeno de la esclavitud y de la servidumbre de los negro-africanos como un hecho natural. El hecho no admite excusas; la única posible disculpa es en los casos cuando tal esclavitud se convertía más en un servicio doméstico, según el modelo medieval y su continuación en formas nuevas: los criados, servidores y trabajadores mantenidos o pagados por sus empleadores.
 
Hubo eclesiásticos que, sumándose a la mentalidad general del mundo europeo de la época, consideraron el fenómeno de la esclavitud y de la servidumbre de los negro-africanos como un hecho natural. El hecho no admite excusas; la única posible disculpa es en los casos cuando tal esclavitud se convertía más en un servicio doméstico, según el modelo medieval y su continuación en formas nuevas: los criados, servidores y trabajadores mantenidos o pagados por sus empleadores.
  
Pero a partir del siglo XV este fenómeno asume  aspectos más inhumanos y por lo tanto anticristianos, no sólo en sus raíces sino también en sus formas. Por todo ello es difícil de entender el largo silencio y consentimiento de una buena parte del mundo cristiano ante el fenómeno de la esclavitud de los negro-africanos y de toda esclavitud. Así es sorprendente cuanto un fraile capuchino, Dionisio de Piacenza, escribe contando un viaje suyo en una nave negrera, zarpada desde Angola y dirigida hacia el Brasil en 1671, que ante una grave escasez de víveres, el fraile consintió que se proveyese ante todo a los blancos.  
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Pero a partir del siglo XV este fenómeno asume  aspectos más inhumanos y por lo tanto anticristianos, no sólo en sus raíces sino también en sus formas. Por todo ello es difícil de entender el largo silencio y consentimiento de una buena parte del mundo cristiano ante el fenómeno de la esclavitud de los negro-africanos y de toda esclavitud. Así es sorprendente cuanto un fraile capuchino, Dionisio de Piacenza, escribe contando un viaje suyo en una nave negrera, zarpada desde Angola y dirigida hacia el [[BRASIL;_Afrodescendientes | Brasil]] en 1671, que ante una grave escasez de víveres, el fraile consintió que se proveyese ante todo a los blancos.  
  
Uno de los casos más discutidos por la historiografía católica en relación al tema de la esclavitud de los negro-africanos, es el del dominico fray Bartolomé de Las Casas. Su cruzada en defensa de los indios lo habría llevado –según algunos- a pedir la importación de mano de obras de negros africanos. En realidad, a Las Casas no le faltó sensibilidad ante lo que aquello significaría; le faltó previsión y ello también indica en el fondo su participación a la mentalidad común sobre el negro-africano.  
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Uno de los casos más discutidos por la historiografía católica en relación al tema de la esclavitud de los negro-africanos, es el del dominico fray [[LAS_CASAS,_Fray_Bartolomé_de | Bartolomé de Las Casas]]. Su cruzada en defensa de los indios lo habría llevado –según algunos- a pedir la importación de mano de obras de negros africanos. En realidad, a Las Casas no le faltó sensibilidad ante lo que aquello significaría; le faltó previsión y ello también indica en el fondo su participación a la mentalidad común sobre el negro-africano.  
  
Estaba convencido que el negro, gracias a su mayor fuerza física y moral, habría soportado más fácilmente que los indios la opresión ejercida por los conquistadores, y no previó mínimamente las tremendas consecuencias que desde el plano humano habría tenido aquella intención suya hecha en favor de los indios, pero en detrimento de los negros, cuya trata comenzaba a abrirse paso. De todos modos la interpretación de que Las Casas haya sido un apasionado defensor de los indios, pero a costa también de haber justificado teóricamente la esclavitud de los negros parece estar superada por estudios históricos hermenéuticos sobre su pensamiento sobre este asunto.<ref>Cf.  Isacio PÉREZ FERNÁNDEZ, OP, ''Bartolomé de las Casas, ¿Contra los negros?. Revisión de una leyenda.'' Ed. Mundo Negro – Esquila Misional, Madrid  - México, 1991.</ref>
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Estaba convencido que el negro, gracias a su mayor fuerza física y moral, habría soportado más fácilmente que los indios la opresión ejercida por los conquistadores, y no previó mínimamente las tremendas consecuencias que desde el plano humano habría tenido aquella intención suya hecha en favor de los indios, pero en detrimento de los negros, cuya trata comenzaba a abrirse paso. De todos modos la interpretación de que Las Casas haya sido un apasionado defensor de los indios, pero a costa también de haber justificado teóricamente la [[BRASIL;_ressonâncias_históricas_e_desafios_atuais | esclavitud de los negros]] parece estar superada por estudios históricos hermenéuticos sobre su pensamiento sobre este asunto.<ref>Cf.  Isacio PÉREZ FERNÁNDEZ, OP, ''[[LAS_CASAS,_Fray_Bartolomé_de | Bartolomé de las Casas]], ¿Contra los negros?. Revisión de una leyenda.'' Ed. Mundo Negro – Esquila Misional, Madrid  - México, 1991.</ref>
  
La teoría que le atribuye aquella tremenda acusación fue fruto ya de una campaña de descrédito fabricada contra el dominico por los ilustrados racionalistas del siglo XVIII, los mismos que en aquel mismo tiempo causaron primero la expulsión de la Compañía de Jesús y con ello la destrucción de las «reducciones» jesuíticas en el Paraguay, en Brasil, en Perú y en el norte de la Nueva España.
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La teoría que le atribuye aquella tremenda acusación fue fruto ya de una campaña de descrédito fabricada contra el dominico por los ilustrados racionalistas del siglo XVIII, los mismos que en aquel mismo tiempo causaron primero la expulsión de la [[JESUITAS_(Compañia_de_Jesús) | Compañía de Jesús]] y con ello la destrucción de las «[[REDUCCIONES_DE_LOS_INDIOS;_directrices_de_la_Junta_eclesiástica_de_1546 | reducciones]]» jesuíticas en el Paraguay, en [[BRASIL;_Afrodescendientes | Brasil]], en Perú y en el norte de [[NUEVA_ESPAÑA;_Virreinato_de_la | la Nueva España]].
 
Los Papas
 
Los Papas
  
¿Cómo se comportaron los Papas ante este tremendo y vergonzoso fenómeno? Un historiador moderno de las misiones católicas, archivero responsable del Archivo Vaticano, publicó en 1991 bajo el título «América Pontificia» la documentación sobre América que recoge las intervenciones de los Papas desde 1493 a 1644. Muchos de esos documentos pontificios testimonian el empeño de los Papas en la defensa de la libertad y de los derechos humanos de los indios.  
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¿Cómo se comportaron los Papas ante este tremendo y vergonzoso fenómeno? Un historiador moderno de las misiones católicas, archivero responsable del Archivo Vaticano, publicó en 1991 bajo el título «América Pontificia» la documentación sobre América que recoge las intervenciones de los Papas desde 1493 a 1644. Muchos de esos documentos pontificios testimonian el empeño de los Papas en la defensa de la libertad y de los [[DERECHOS_HUMANOS_Y_LIBERTAD_DE_LOS_INDIOS | derechos humanos]] de los indios.  
  
 
La pregunta que se impone es: ¿el tema de los esclavos negro-africanos tuvo la misma preocupación por parte de la Iglesia, y por lo tanto de los Papas? Por ello es necesario ver si los Papas intervinieron sobre el problema de la esclavitud de los negro-africanos llevados a las Américas.
 
La pregunta que se impone es: ¿el tema de los esclavos negro-africanos tuvo la misma preocupación por parte de la Iglesia, y por lo tanto de los Papas? Por ello es necesario ver si los Papas intervinieron sobre el problema de la esclavitud de los negro-africanos llevados a las Américas.
  
Eugenio IV (1431-1447) había condenado la esclavitud sin paliativos con una bula: «Creator ómnium», dirigida a los obispos de las Canarias el 17 de diciembre de 1434.  A parte de esta intervención específica, los pronunciamientos de los Pontífices del siglo XV son en razón de las empresas portuguesas, primero en el África septentrional, en su lucha contra los reinos musulmanes que amenazaban a los reinos cristianos de la península Ibérica, y más tarde, en África y en Oriente.  
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Eugenio IV (1431-1447) había condenado la esclavitud sin paliativos con una [[BULA | bula]]: «Creator ómnium», dirigida a los obispos de las Canarias el 17 de diciembre de 1434.  A parte de esta intervención específica, los pronunciamientos de los Pontífices del siglo XV son en razón de las empresas portuguesas, primero en el África septentrional, en su lucha contra los reinos musulmanes que amenazaban a los reinos cristianos de la península Ibérica, y más tarde, en África y en Oriente.  
  
En tal sentido encontramos algunas bulas de Martín V (1417-1431) y del mismo Eugenio IV, pero ambos Papas insisten sobre el sentido primero de la difusión de la fe cristiana en el continente africano – solo en sus costas medio conocido- y que las empresas portuguesas en sus exploraciones marítimas debían tener muy presente.<ref>Cf. ''Africa Pontificia. Seu Africae Evangelizatione ex Documentis Pontificis'', Collegit Edidit Savino Palermo SCJ, Edizioni Dehoniane, 2 Vols., Roma 1993 (vol I: 1419-1990); (vol. II: 1981-1993).</ref>
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En tal sentido encontramos algunas bulas de Martín V (1417-1431) y del mismo Eugenio IV, pero ambos Papas insisten sobre el sentido primero de la difusión de la fe cristiana en el continente africano – solo en sus costas medio conocido- y que las empresas portuguesas en sus [[ISABEL_LA_CATÓLICA;_Las_exploraciones_atlánticas_y_el_derecho_de_gentes | exploraciones marítimas]] debían tener muy presente.<ref>Cf. ''Africa Pontificia. Seu Africae Evangelizatione ex Documentis Pontificis'', Collegit Edidit Savino Palermo SCJ, Edizioni Dehoniane, 2 Vols., Roma 1993 (vol I: 1419-1990); (vol. II: 1981-1993).</ref>
  
Nicolás V (1447-1455), en las bulas «Dum diversas» y «Divino amore communiti» del 18 de junio de 1552, dirigida al rey de Portugal Alfonso V cuando se proponía conducir su empresa conquistadora en el Norte de África contra los estados musulmanes, autorizaban al rey portugués a conquistar sarracenos y paganos y consignarlos a una esclavitud indefinida. Algunos consideran esto como el «advenimiento de la trata de esclavos de África Occidental». Otra bula, la «Romanus Pontifex», confirmaba las precedentes.<ref>Cf. en ''Africa Pontificia'', I, 3 y 4, pp. 52-57; DAVENPORT, Frances Gardiner - PAULLIN, Charles Oscar, ''European Treaties Bearing on the History of the United States and Its Dependencies to 1684.'' Carnegie Institution of Washington. 1917.</ref>
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Nicolás V (1447-1455), en las bulas «Dum diversas» y «Divino amore communiti» del 18 de junio de 1552, dirigida al rey de Portugal Alfonso V cuando se proponía conducir su empresa conquistadora en el Norte de África contra los estados musulmanes, autorizaban al rey portugués a conquistar sarracenos y paganos y consignarlos a una esclavitud indefinida. Algunos consideran esto como el «advenimiento de la [[TRATA_DE_ESCLAVOS;_Comienzos_y_expansión | trata de esclavos]] de África Occidental». Otra [[BULA | bula]], la «Romanus Pontifex», confirmaba las precedentes.<ref>Cf. en ''Africa Pontificia'', I, 3 y 4, pp. 52-57; DAVENPORT, Frances Gardiner - PAULLIN, Charles Oscar, ''European Treaties Bearing on the History of the United States and Its Dependencies to 1684.'' Carnegie Institution of Washington. 1917.</ref>
  
La  bula «Dum Diversas» ha sido considerada por los historiadores como una respuesta a la amenaza de los sarracenos, cuando se produjo el gran choque cultural entre cristianos, musulmanes y paganos, conocidos y temidos por los cristianos por hacer esclavos, matando y violando. Sin embargo la bula tenía el objetivo final de la conversión de los musulmanes y paganos esclavizados. Calisto III (1455-1458) confirmará tales prerrogativas con la bula «Etsi cuncti» del 13 marzo 1456.   
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La  [[BULA | bula]] «Dum Diversas» ha sido considerada por los historiadores como una respuesta a la amenaza de los sarracenos, cuando se produjo el gran choque cultural entre cristianos, musulmanes y paganos, conocidos y temidos por los cristianos por hacer esclavos, matando y violando. Sin embargo la [[BULA | bula]] tenía el objetivo final de la conversión de los musulmanes y paganos esclavizados. Calisto III (1455-1458) confirmará tales prerrogativas con la [[BULA | bula]] «Etsi cuncti» del 13 marzo 1456.   
  
Pio II (1458-1464) confirma cuanto habían concedido sus predecesores a los portugueses, pero insiste sobre el respeto debido a los derechos humanos naturales de las poblaciones indígenas. En la bulas: «Cum sicut accepimus» del 5 de octubre de 1462, dirigida al obispo de Rubicón, primera sede en las Islas Canarias, se refiere también a la misión de las tierras de Guinea, ya que en aquellas tierras había habitantes que se habían hecho cristianos. En otra bula «Ex assuetate pietatis», del 12 de diciembre de 1462, el mismo Papa, nombra al franciscano Alfonso de Bolano como prefecto de la misión de Guinea y de las provincias e islas vecinas del Océano Atlántico,  encargándole la tarea evangelizadora.  
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Pio II (1458-1464) confirma cuanto habían concedido sus predecesores a los portugueses, pero insiste sobre el respeto debido a los [[DERECHOS_HUMANOS_Y_LIBERTAD_DE_LOS_INDIOS | derechos humanos]] naturales de las poblaciones indígenas. En la bulas: «Cum sicut accepimus» del 5 de octubre de 1462, dirigida al obispo de Rubicón, primera sede en las Islas Canarias, se refiere también a la misión de las tierras de Guinea, ya que en aquellas tierras había habitantes que se habían hecho cristianos. En otra [[BULA | bula]] «Ex assuetate pietatis», del 12 de diciembre de 1462, el mismo Papa, nombra al franciscano Alfonso de Bolano como prefecto de la misión de Guinea y de las provincias e islas vecinas del Océano Atlántico,  encargándole la tarea evangelizadora.  
  
La misma preocupación muestra Sixto IV (1471-1484) en su bula «Aeterni regis clementia» del 21 de junio de 1481. Su sucesor Inocencio VIII (1484-1492) continúa en la misma línea que sus predecesores con la bula «Clarissiimis in Christo filius noster» del 18 de febrero de 1485.<ref>Textos en África Pontificia, I, nn. 7 y 8, pp. 58-60.</ref>
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La misma preocupación muestra Sixto IV (1471-1484) en su [[BULA | bula]] «Aeterni regis clementia» del 21 de junio de 1481. Su sucesor Inocencio VIII (1484-1492) continúa en la misma línea que sus predecesores con la [[BULA | bula]] «Clarissiimis in Christo filius noster» del 18 de febrero de 1485.<ref>Textos en África Pontificia, I, nn. 7 y 8, pp. 58-60.</ref>
  
 
==A partir de las bulas Alejandrinas (1493)==
 
==A partir de las bulas Alejandrinas (1493)==
  
Los Reyes Católicos solicitaron al papa Alejandro VI afirmara la soberanía castellana sobre los territorios recién hallados por Colón. El papa emitió cuatro bulas, conocidas como bulas Alejandrinas, fechadas entre mayo y septiembre de 1493. En ellas estableció que pertenecerían a la corona de Castilla las tierras y mares al oeste del meridiano situado a 100 leguas al oeste de las Azores y Cabo Verde. Se decretaba la excomunión para todos aquellos que cruzasen dicho meridiano sin autorización de los reyes de Castilla.
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Los Reyes Católicos solicitaron al papa Alejandro VI afirmara la soberanía castellana sobre los territorios recién hallados por Colón. El papa emitió cuatro bulas, conocidas como [[BULAS_ALEJANDRINAS | bulas Alejandrinas]], fechadas entre mayo y septiembre de 1493. En ellas estableció que pertenecerían a la corona de Castilla las tierras y mares al oeste del meridiano situado a 100 leguas al oeste de las Azores y Cabo Verde. Se decretaba la excomunión para todos aquellos que cruzasen dicho meridiano sin autorización de los reyes de Castilla.
La determinación de los límites de influencia y ocupación de las tierras que portugueses y españoles estaban descubriendo, y en acatamiento a la Bula «Intercetera» del 3 de mayo de 1493, fue ratificada mediante el «Tratado de Tordesillas» (7 de junio de 1494) protocolizando el compromiso entre los Reinos de Portugal y de Castilla (España), a fin de evitar un conflicto de intereses entre esos Reinos.  
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La determinación de los límites de influencia y ocupación de las tierras que portugueses y españoles estaban descubriendo, y en acatamiento a la [[BULA | Bula]] «Intercetera» del 3 de mayo de 1493, fue ratificada mediante el «Tratado de Tordesillas» (7 de junio de 1494) protocolizando el compromiso entre los Reinos de Portugal y de Castilla (España), a fin de evitar un conflicto de intereses entre esos Reinos.  
  
En la práctica, ese Tratado garantizaba al reino portugués que los españoles no interferirían en su ruta del cabo de Buena Esperanza; y viceversa, los lusitanos no lo harían en las recientemente descubiertas Antillas. Aunque por el tratado de Tordesillas se conoce al convenio de límites en el Atlántico, ese día se firmó también en Tordesillas otro tratado por el cual se delimitaron las pesquerías del mar entre el cabo Bojador y el Río de Oro, y los límites del Reino de Fez en el norte de África.
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En la práctica, ese Tratado garantizaba al reino portugués que los españoles no interferirían en su ruta del cabo de Buena Esperanza; y viceversa, los lusitanos no lo harían en las recientemente descubiertas [[CONQUISTA_PACÍFICA_(4);_Cuarteamiento_del_Plan_de_Tierra_Firme | Antillas]]. Aunque por el tratado de Tordesillas se conoce al convenio de límites en el Atlántico, ese día se firmó también en Tordesillas otro tratado por el cual se delimitaron las pesquerías del mar entre el cabo Bojador y el Río de Oro, y los límites del Reino de Fez en el norte de África.
  
Dados los notables límites de ese tiempo sobre el conocimiento geográfico y cartográfico, las ambigüedades de cuanto establecía el Tratado quedaron latentes y sin aclararse plenamente a lo largo de los tres siglos siguientes. De todos modos, Portugal transgredió en su colonización del continente americano la demarcación del Tratado de Tordesillas al avanzar paulatinamente hacia el oeste desde el Brasil, mucho antes del Tratado de Madrid de 1750 que anuló la línea de Tordesillas.<ref>Así el Mapa de Luís Teixeira (c. 1574) con la división del Brasil en capitanías hereditarias. La línea de Tordesillas está desplazada diez grados más al oeste siguiendo rumbos loxodrómicos, en beneficio de Portugal. Las dificultades en determinar con exactitud los límites se manifiestan en diversos mapas portugueses: así la boca del Río de la Plata e incluso del estrecho de Magallanes aparecían como situadas al este de la línea de Tordesillas, es decir, como territorios del Brasil. En otros casos, los mapas se falsificaban corriendo la tierra hacia el este para incluirla en la zona portuguesa, como pudo haber ocurrido en el Planisferio de Caverio dibujado entre 1504-1505. Hay que añadir que además, durante sesenta años el tratado dejó de tener sentido legal, puesto que entre 1580 y 1640 España y Portugal tuvieron un mismo monarca español en una unión dinástica aeque principaliter bajo la Casa de Austria y los reyes otorgaron a exploradores portugueses capitanías y concesiones en la cuenca amazónica.  Así, a partir de 1580 los comerciantes y colonos portugueses podían establecerse sin preocupaciones más allá del citado meridiano, penetrando profundamente en la selva brasileña. De este modo, cuando en 1640 se produjo la independencia de Portugal, retuvo consigo las posesiones adquiridas hasta entonces mucho más al oeste de la demarcación del Tratado de Tordesillas en virtud del precepto ''uti possidetis ite possideatis''.,</ref>
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Dados los notables límites de ese tiempo sobre el conocimiento geográfico y cartográfico, las ambigüedades de cuanto establecía el Tratado quedaron latentes y sin aclararse plenamente a lo largo de los tres siglos siguientes. De todos modos, Portugal transgredió en su colonización del continente americano la demarcación del Tratado de Tordesillas al avanzar paulatinamente hacia el oeste desde el [[BRASIL;_Afrodescendientes | Brasil]], mucho antes del Tratado de Madrid de 1750 que anuló la línea de Tordesillas.<ref>Así el Mapa de Luís Teixeira (c. 1574) con la división del [[BRASIL;_Afrodescendientes | Brasil]] en capitanías hereditarias. La línea de Tordesillas está desplazada diez grados más al oeste siguiendo rumbos loxodrómicos, en beneficio de Portugal. Las dificultades en determinar con exactitud los límites se manifiestan en diversos mapas portugueses: así la boca del [[RÍO_DE_LA_PLATA;_Su_mundo_cultural,_económico_y_político | Río de la Plata]] e incluso del estrecho de Magallanes aparecían como situadas al este de la línea de Tordesillas, es decir, como territorios del [[BRASIL;_Afrodescendientes | Brasil]]. En otros casos, los mapas se falsificaban corriendo la tierra hacia el este para incluirla en la zona portuguesa, como pudo haber ocurrido en el Planisferio de Caverio dibujado entre 1504-1505. Hay que añadir que además, durante sesenta años el tratado dejó de tener sentido legal, puesto que entre 1580 y 1640 España y Portugal tuvieron un mismo monarca español en una unión dinástica aeque principaliter bajo la Casa de Austria y los reyes otorgaron a exploradores portugueses capitanías y concesiones en la cuenca amazónica.  Así, a partir de 1580 los comerciantes y colonos portugueses podían establecerse sin preocupaciones más allá del citado meridiano, penetrando profundamente en la selva brasileña. De este modo, cuando en 1640 se produjo la independencia de Portugal, retuvo consigo las posesiones adquiridas hasta entonces mucho más al oeste de la demarcación del Tratado de Tordesillas en virtud del precepto ''uti possidetis ite possideatis''.,</ref>
  
 
==Las bulas Alejandrinas tocan la evangelización==
 
==Las bulas Alejandrinas tocan la evangelización==
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En dichas bulas fundamentalmente se indica la obligación que tienen los Reinos cristianos de difundir la fe católica, y ayudarla en tal sentido, y aclara el conflicto de competencias entra los dos reinos ibéricos sobre el límite geográfico de sus competencias. El mismo Papa  expide otra bula fechada el 13 de septiembre de  1496 en la que recomienda la expedición militar en África contra los infieles; es la «Cum Charissimus», dirigida al rey Manuel de Portugal, concediendo indulgencias a cuantos directa o indirectamente se empeñen en tal expedición.  
 
En dichas bulas fundamentalmente se indica la obligación que tienen los Reinos cristianos de difundir la fe católica, y ayudarla en tal sentido, y aclara el conflicto de competencias entra los dos reinos ibéricos sobre el límite geográfico de sus competencias. El mismo Papa  expide otra bula fechada el 13 de septiembre de  1496 en la que recomienda la expedición militar en África contra los infieles; es la «Cum Charissimus», dirigida al rey Manuel de Portugal, concediendo indulgencias a cuantos directa o indirectamente se empeñen en tal expedición.  
  
Otras intervenciones o bulas papales en tal sentido son emanadas por Julio II: «Sedes Apostolica», del 4 de julio de 1505, permitiendo al rey Manuel de Portugal (según la concepción jurídica del tiempo sobre los poderes del Papa), el comercio entre los moros musulmanes, y negros de Guinea e infieles, con la esperanza que ello les lleve a aceptar la fe católica.. En el mismo sentido emana otra bula el 31 de enero de  1508, dirigida también al rey Manuel de Portugal, la «Pro parte». El papa León X con la bula «Providum Universalis Ecclesiae Pastorum», del 29 de abril de 1514  concede a los reyes de Portugal  toda una serie de privilegios, muchos de carácter económico, fruto de las decimas recogidas en el mismo Portugal, y extendidos a sus empresas africanas, especificando también el motivo que las procuraba, que era la guerra sostenida contra los reinos musulmanes africanos.
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Otras intervenciones o bulas papales en tal sentido son emanadas por Julio II: «Sedes Apostolica», del 4 de julio de 1505, permitiendo al rey Manuel de Portugal (según la concepción jurídica del tiempo sobre los poderes del Papa), el comercio entre los moros musulmanes, y negros de Guinea e infieles, con la esperanza que ello les lleve a aceptar la fe católica.. En el mismo sentido emana otra [[BULA | bula]] el 31 de enero de  1508, dirigida también al rey Manuel de Portugal, la «Pro parte». El papa León X con la [[BULA | bula]] «Providum Universalis Ecclesiae Pastorum», del 29 de abril de 1514  concede a los reyes de Portugal  toda una serie de privilegios, muchos de carácter económico, fruto de las decimas recogidas en el mismo Portugal, y extendidos a sus empresas africanas, especificando también el motivo que las procuraba, que era la guerra sostenida contra los reinos musulmanes africanos.
 
   
 
   
En el mismo sentido, el mismo papa León X emana otra bula el 7 de junio de 1514, «Dum fidei constantiam», dirigida al rey Manuel de Portugal, donde  aparte de confirmar los antiguos privilegios, los extiende desde el Cabo Bojador, en África, hasta las Indias, estableciendo así el «Padroado Real» portugués de  manera que definitiva.<ref>Textos en ''África Pontificia,'' I, nn. 9, 10, 11, 12, 13, 14, 15, 16, 17, 18, 19, 20 y 21,  pp. 60-89. El papa Clemente VII erigirá el obispado de Santiago de Cabo Verde con la bula “Pro excellenti” del 31 de enero de 1533 y  Paulo III la de Sao Tomé, desmembrada de la antigua de Funchal, diócesis que comprendía teóricamente todas las costas del África Occidental desde Guinea, el Congo y Angola hasta el Cabo de Buena Esperanza (cf. bula “Aequum Reputamus”, del 3 de noviembre de 1534).</ref>   
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En el mismo sentido, el mismo papa León X emana otra [[BULA | bula]] el 7 de junio de 1514, «Dum fidei constantiam», dirigida al rey Manuel de Portugal, donde  aparte de confirmar los antiguos privilegios, los extiende desde el Cabo Bojador, en África, hasta las Indias, estableciendo así el «[[PADROADO_PORTUGUÉS | Padroado]] Real» portugués de  manera que definitiva.<ref>Textos en ''África Pontificia,'' I, nn. 9, 10, 11, 12, 13, 14, 15, 16, 17, 18, 19, 20 y 21,  pp. 60-89. El papa Clemente VII erigirá el obispado de Santiago de Cabo Verde con la [[BULA | bula]] “Pro excellenti” del 31 de enero de 1533 y  Paulo III la de Sao Tomé, desmembrada de la antigua de Funchal, diócesis que comprendía teóricamente todas las costas del África Occidental desde Guinea, el Congo y Angola hasta el Cabo de Buena Esperanza (cf. [[BULA | bula]] “Aequum Reputamus”, del 3 de noviembre de 1534).</ref>   
  
==Un apunte sobre el contexto de la bula «Dum diversas» de Nicolás V==
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==Un apunte sobre el contexto de la [[BULA | bula]] «Dum diversas» de Nicolás V==
  
 
En las primeras bulas pontificias relacionadas con los descubrimientos, el tema de la evangelización, la guerra considerada justa, y el tema de la esclavitud de los «infieles» y su aprobación bajo ciertas condiciones, es el más polémico y ciertamente discutido.  La bula necesita ser encuadrada debidamente en un problemático contexto histórico, no para aprobarla sin más, sino para entender su origen y significado. Al historiador no le toca justificar los hechos, sino contextualizarlos y posiblemente explicarlos.  
 
En las primeras bulas pontificias relacionadas con los descubrimientos, el tema de la evangelización, la guerra considerada justa, y el tema de la esclavitud de los «infieles» y su aprobación bajo ciertas condiciones, es el más polémico y ciertamente discutido.  La bula necesita ser encuadrada debidamente en un problemático contexto histórico, no para aprobarla sin más, sino para entender su origen y significado. Al historiador no le toca justificar los hechos, sino contextualizarlos y posiblemente explicarlos.  
  
La bula es publicada cuando los reinos cristianos de la Península Ibérica estaban en la fase final de la Reconquista de las antiguas tierras cristianas del poder islámico.<ref>Cf. Serafín FANJUL, ''Al-Andalus contra España. La forja del mito,'' Ed. siglo XXI de España Editores, Madrid 20053.</ref>Por esas fechas Portugal había reconquistado todas las tierras de la antigua Lusitania, e intentaba llevar en el norte de África la continuación de una «cruzada» por la amenaza que representaba para los reinos ibéricos el avance del Imperio turco.
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La [[BULA | bula]] es publicada cuando los reinos cristianos de la Península Ibérica estaban en la fase final de la Reconquista de las antiguas tierras cristianas del poder islámico.<ref>Cf. Serafín FANJUL, ''Al-Andalus contra España. La forja del mito,'' Ed. siglo XXI de España Editores, Madrid 20053.</ref>Por esas fechas Portugal había reconquistado todas las tierras de la antigua Lusitania, e intentaba llevar en el norte de África la continuación de una «cruzada» por la amenaza que representaba para los reinos ibéricos el avance del Imperio turco.
  
La bula fue publicada una año antes de la caída de Constantinopla en 1453, por lo que estaba candente el ambiente en el mundo cristiano,  tentativas de comenzar una nueva cruzada contra el Imperio Otomano. El sucesor de Nicolás V, Pio II reunió un congreso a los representantes de los príncipes cristianos  en Mantua con la bula «Vocavit nos», para relanzar una acción ofensiva contra los turcos. El 19 de enero de 1459  el Papa creó una nueva orden religiosa caballeresca, la «Orden de Santa María de Belén».  
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La [[BULA | bula]] fue publicada una año antes de la caída de Constantinopla en 1453, por lo que estaba candente el ambiente en el mundo cristiano,  tentativas de comenzar una nueva cruzada contra el Imperio Otomano. El sucesor de Nicolás V, Pio II reunió un congreso a los representantes de los príncipes cristianos  en Mantua con la [[BULA | bula]] «Vocavit nos», para relanzar una acción ofensiva contra los turcos. El 19 de enero de 1459  el Papa creó una nueva orden religiosa caballeresca, la «Orden de Santa María de Belén».  
  
 
Algunos historiadores ven estas bulas a la luz del legado histórico de las Cruzadas para recuperar los Lugares Santos y poner freno a la expansión de las conquistas militares del Islam a costa de lo que quedaba del Imperio Bizantino. «Dum Diversas» debe ser leída en este contexto. En ella el Papa afirma:
 
Algunos historiadores ven estas bulas a la luz del legado histórico de las Cruzadas para recuperar los Lugares Santos y poner freno a la expansión de las conquistas militares del Islam a costa de lo que quedaba del Imperio Bizantino. «Dum Diversas» debe ser leída en este contexto. En ella el Papa afirma:
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''“Le otorgamos por estos documentos presentes, con nuestra Autoridad Apostólica, permiso pleno y libre para invadir, buscar, capturar y subyugar a sarracenos y paganos y otros infieles y enemigos de Cristo dondequiera que se encuentren, así como sus reinos, ducados, condados, principados, y otros bienes [...] y para reducir sus personas a la esclavitud perpetua.”''
 
''“Le otorgamos por estos documentos presentes, con nuestra Autoridad Apostólica, permiso pleno y libre para invadir, buscar, capturar y subyugar a sarracenos y paganos y otros infieles y enemigos de Cristo dondequiera que se encuentren, así como sus reinos, ducados, condados, principados, y otros bienes [...] y para reducir sus personas a la esclavitud perpetua.”''
  
Para entender el por qué el papa Nicolás V emitió esta bula, hay que recordar que los «sarracenos» (musulmanes) esclavizaban europeos cristianos desde el inicio de la expansión del Islam. Piratas musulmanes arrasaban los pueblos costeros de Europa para capturar cristianos para esclavizarlos con el pleno apoyo africano. Esto puede ser fácilmente comprobado, por ejemplo, con la descripción del «Imperio de Malí» hecha por el cronista musulmán Ibn Batuta (1307-77), y el testimonio de Al-Hasan (1483-1554) en Tombuctú, la capital del imperio de Songhai.
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Para entender el por qué el papa Nicolás V emitió esta [[BULA | bula]], hay que recordar que los «sarracenos» (musulmanes) esclavizaban europeos cristianos desde el inicio de la expansión del Islam. Piratas musulmanes arrasaban los pueblos costeros de Europa para capturar cristianos para esclavizarlos con el pleno apoyo africano. Esto puede ser fácilmente comprobado, por ejemplo, con la descripción del «Imperio de Malí» hecha por el cronista musulmán Ibn Batuta (1307-77), y el testimonio de Al-Hasan (1483-1554) en Tombuctú, la capital del imperio de Songhai.
  
 
Esclavizar a musulmanes y negros en supuestas «guerras justas» fue una tema siempre muy discutido por diversos juristas y teólogos católicos. Así, aunque bastante tardíamente, en  1686 el Santo Oficio había establecido que los africanos esclavizados en guerras «injustas» debían de ser puestos en libertad. Además el comercio negrero era realizado por los propios negros en África muchos siglos antes de la llegada de los blancos europeos a África, y las tribus, reinos e imperios negros africanos practicaban ampliamente el esclavismo, al igual que otros grupos étnicos musulmanes. Estos eran vendidos por los propios africanos, que tenían los principales mercados de todo el interior del continente.
 
Esclavizar a musulmanes y negros en supuestas «guerras justas» fue una tema siempre muy discutido por diversos juristas y teólogos católicos. Así, aunque bastante tardíamente, en  1686 el Santo Oficio había establecido que los africanos esclavizados en guerras «injustas» debían de ser puestos en libertad. Además el comercio negrero era realizado por los propios negros en África muchos siglos antes de la llegada de los blancos europeos a África, y las tribus, reinos e imperios negros africanos practicaban ampliamente el esclavismo, al igual que otros grupos étnicos musulmanes. Estos eran vendidos por los propios africanos, que tenían los principales mercados de todo el interior del continente.
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==Repercusiones del Descubrimiento de América==
 
==Repercusiones del Descubrimiento de América==
  
En aquellos momentos ocupaba el trono pontificio el español Alejandro VI (1492-1503), quien publicará las bulas alejandrinas ya citadas. Sus sucesores inmediatos fueron Julio II (1503-1513), León X (1513-1521), Adriano VI (1521-1523) y Clemente VII (1523-1534); todos ellos publicarán otras bulas sobre el mismo asunto.  
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En aquellos momentos ocupaba el trono pontificio el español Alejandro VI (1492-1503), quien publicará las [[BULAS_ALEJANDRINAS | bulas alejandrinas]] ya citadas. Sus sucesores inmediatos fueron Julio II (1503-1513), León X (1513-1521), Adriano VI (1521-1523) y Clemente VII (1523-1534); todos ellos publicarán otras bulas sobre el mismo asunto.  
  
 
En 1537 el papa Paulo III (1534-1549) condenó la esclavitud en general, y en modo particular la de los indios del Nuevo Mundo. En varios documentos este Papa tocará de manera clara la problemática de la esclavitud, con el reconocimiento de los derechos fundamentales de toda persona humana como algo inalienable. En el breve «Pastorali ufficio» del 29 de mayo de 1537, dirigido al arzobispo de Toledo, condena la esclavitud en general y por lo tanto también la de los negros arrancados de África.  
 
En 1537 el papa Paulo III (1534-1549) condenó la esclavitud en general, y en modo particular la de los indios del Nuevo Mundo. En varios documentos este Papa tocará de manera clara la problemática de la esclavitud, con el reconocimiento de los derechos fundamentales de toda persona humana como algo inalienable. En el breve «Pastorali ufficio» del 29 de mayo de 1537, dirigido al arzobispo de Toledo, condena la esclavitud en general y por lo tanto también la de los negros arrancados de África.  
  
Algunos días después, el 2 de julio de 1537, en la bula «Sublimis Deus» (también conocida como «Veritas ipsa»), condena la esclavitud de los indios. Seguirá, algunos días después, el breve «Altitudo  divini consilii». El rey Carlos I/V se mostró contrariado porque, según él, el Papa había roto la vía acordada en el Patronato Real de tratar los problemas relativos a América  a través de la Corona Española; por ello el Papa retirará los breves, pero no la bula que era el documento fundamental, donde se condenaba la esclavitud.  
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Algunos días después, el 2 de julio de 1537, en la [[BULA | bula]] «Sublimis Deus» (también conocida como «Veritas ipsa»), condena la [[DESCUBRIMIENTO_Y_EVANGELIZACIÓN;_Isabel_ante_la_esclavitud_de_los_indios | esclavitud de los indios]]. Seguirá, algunos días después, el breve «Altitudo  divini consilii». El rey Carlos I/V se mostró contrariado porque, según él, el Papa había roto la vía acordada en el [[PATRONATO_REAL | Patronato Real]] de tratar los problemas relativos a América  a través de la Corona Española; por ello el Papa retirará los breves, pero no la [[BULA | bula]] que era el documento fundamental, donde se condenaba la esclavitud.  
  
Pio V (1566-1572) continúa en la misma línea. A través de una Comisión cardenalicia en agosto de 1566 hace llegar al nuncio Castagna, residente en Madrid, una Instrucción de cómo tratar a los indios en América.<ref>Cf. ''America Pontificia'', II, n. 195, pp. 739-744: ''Ex Instrutione pro Nuntio Apostolico in Hispania de Evangelizatione Indorum.'' El nuncio (1565-1572) era Giovanni Battista Castagna, arzobispo de Rosano.</ref>Idénticas recomendaciones da al arzobispo de México, Alfonso de Montufar,<ref>Cf. ''America Pontificia'', II, n. 209, pp. 774-775.</ref>al cardenal Enrique de Portugal, al Consejo de Indias,<ref>Cf. ''America Pontificia'', II, n. 225, pp. 808-809.</ref>al virrey de la Nueva España en 1567,<ref>Cf. ''America Pontificia'', II, n. 210, pp. 775-776.</ref>y en 1568 a Felipe II,<ref>Cf. ''America Pontificia'', II, n. 222, pp. 804-805.</ref>al cardenal Espinosa en 1568,<ref>Cf. ''America Pontificia'', II, n. 226, pp. 809-810.</ref>y en 1568 al virrey del Perú.<ref>Cf. ''America Pontificia'', II, n. 223, pp. 806-807.</ref>
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Pio V (1566-1572) continúa en la misma línea. A través de una Comisión cardenalicia en agosto de 1566 hace llegar al nuncio Castagna, residente en Madrid, una Instrucción de cómo tratar a los indios en América.<ref>Cf. ''America Pontificia'', II, n. 195, pp. 739-744: ''Ex Instrutione pro Nuntio Apostolico in Hispania de Evangelizatione Indorum.'' El nuncio (1565-1572) era [[BATTISTA_MANTOVANO,_Giovanni | Giovanni Battista]] Castagna, arzobispo de Rosano.</ref>Idénticas recomendaciones da al arzobispo de México, Alfonso de Montufar,<ref>Cf. ''America Pontificia'', II, n. 209, pp. 774-775.</ref>al cardenal Enrique de Portugal, al [[CONSEJO_REAL_DE_INDIAS | Consejo de Indias]],<ref>Cf. ''America Pontificia'', II, n. 225, pp. 808-809.</ref>al virrey de [[NUEVA_ESPAÑA;_Virreinato_de_la | la Nueva España]] en 1567,<ref>Cf. ''America Pontificia'', II, n. 210, pp. 775-776.</ref>y en 1568 a Felipe II,<ref>Cf. ''America Pontificia'', II, n. 222, pp. 804-805.</ref>al cardenal Espinosa en 1568,<ref>Cf. ''America Pontificia'', II, n. 226, pp. 809-810.</ref>y en 1568 al virrey del Perú.<ref>Cf. ''America Pontificia'', II, n. 223, pp. 806-807.</ref>
 
   
 
   
 
Urbano VIII (1623-1644) se interesa por las condiciones de los pueblos de las Américas y de Asia a través del contacto con los misioneros. Informado sobre las condiciones, con frecuencia extremadamente penosas y dramáticas de algunos grupos humanos, interviene en su defensa con la Carta Apostólica «Commissum nobis» del 22 de abril de 1639, donde reafirma los principios enunciados por Paulo III.
 
Urbano VIII (1623-1644) se interesa por las condiciones de los pueblos de las Américas y de Asia a través del contacto con los misioneros. Informado sobre las condiciones, con frecuencia extremadamente penosas y dramáticas de algunos grupos humanos, interviene en su defensa con la Carta Apostólica «Commissum nobis» del 22 de abril de 1639, donde reafirma los principios enunciados por Paulo III.
  
Otros Pontífices que condenarán decididamente la esclavitud fueron Benedicto XIV (1740-1758) con la  Carta Apostólica «Immensa pastorum» de 1741; Pío VII a través de sus representantes en el Congreso de Viena (1815) insiste para que sea combatida la trata de los esclavos. Gregorio XVI (1831-1846) publicará la Carta Apostólica «In supremo» (1837) y León XIII (1878-1903) en la Carta Apostólica «In plurimis» de 5 de mayo de 1888, dirigida  a los obispos de Brasil sobre la abolición de la esclavitud. Precisamente en aquel año Brasil abolirá la esclavitud.  
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Otros Pontífices que condenarán decididamente la esclavitud fueron Benedicto XIV (1740-1758) con la  Carta Apostólica «Immensa pastorum» de 1741; Pío VII a través de sus representantes en el Congreso de Viena (1815) insiste para que sea combatida la trata de los esclavos. Gregorio XVI (1831-1846) publicará la Carta Apostólica «In supremo» (1837) y León XIII (1878-1903) en la Carta Apostólica «In plurimis» de 5 de mayo de 1888, dirigida  a los obispos de [[BRASIL;_Afrodescendientes | Brasil]] sobre la abolición de la esclavitud. Precisamente en aquel año [[BRASIL;_Afrodescendientes | Brasil]] abolirá la esclavitud.  
  
 
Pero la esclavitud continuaba viva en muchos lugares, como en África, por lo que el 20 de noviembre de 1890 publica otra Carta Apostólica  «Catholicae Ecclesiae»: sobre la esclavitud y la propagación de la fe en África. En ella el Papa señala los horrores del comercio de hombres en África y escribe:
 
Pero la esclavitud continuaba viva en muchos lugares, como en África, por lo que el 20 de noviembre de 1890 publica otra Carta Apostólica  «Catholicae Ecclesiae»: sobre la esclavitud y la propagación de la fe en África. En ella el Papa señala los horrores del comercio de hombres en África y escribe:
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''“En el transcurso de los tiempos no desfalleció tampoco en su empeño de llevar a los esclavos hacia la libertad; por el contrario, con cuanto mayor fruto realizaba la obra con tanto mayor celo insistía en ella, como lo atestiguan fehacientemente los documentos de la Historia, la cual a este respecto destaca a varios de Nuestros Predecesores entre los cuales se distinguen san Gregorio Magno, Adriano I, Alejandro III, Inocencio III, Gregorio IX, Pío II, León X, Paulo III, Urbano VIII, Benedicto XIV, Pío VII y Gregorio XVI, quienes no perdonaron trabajo ni solicitud para abolir donde estaba en vigencia, la institución de la esclavitud, y cuidaron que, donde ya se habían extirpado sus gérmenes, no volvieran a la vida…''
 
''“En el transcurso de los tiempos no desfalleció tampoco en su empeño de llevar a los esclavos hacia la libertad; por el contrario, con cuanto mayor fruto realizaba la obra con tanto mayor celo insistía en ella, como lo atestiguan fehacientemente los documentos de la Historia, la cual a este respecto destaca a varios de Nuestros Predecesores entre los cuales se distinguen san Gregorio Magno, Adriano I, Alejandro III, Inocencio III, Gregorio IX, Pío II, León X, Paulo III, Urbano VIII, Benedicto XIV, Pío VII y Gregorio XVI, quienes no perdonaron trabajo ni solicitud para abolir donde estaba en vigencia, la institución de la esclavitud, y cuidaron que, donde ya se habían extirpado sus gérmenes, no volvieran a la vida…''
  
''Nos no podíamos empañar la herencia de tanta gloria que Nuestros Predecesores Nos habían transmitido, por lo cual no dejamos pasar oportunidad sin reprobar y condenar públicamente esta tétrica plaga de la esclavitud, y así ocupándonos de ella, escribimos una carta que con fecha 5 de Mayo de 1888 dirigimos a los Obispos del Brasil (León XIII, In pluribus maximisque) en la cual los congratulamos por lo que en esa parte del mundo, para ejemplo laudable de los demás, se hizo pública y privadamente por la libertad de los esclavos, y demostramos al mismo tiempo hasta qué punto la esclavitud era adversa a la Religión y a la dignidad humana.''  
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''Nos no podíamos empañar la herencia de tanta gloria que Nuestros Predecesores Nos habían transmitido, por lo cual no dejamos pasar oportunidad sin reprobar y condenar públicamente esta tétrica plaga de la esclavitud, y así ocupándonos de ella, escribimos una carta que con fecha 5 de Mayo de 1888 dirigimos a los Obispos del [[BRASIL;_Afrodescendientes | Brasil]] (León XIII, In pluribus maximisque) en la cual los congratulamos por lo que en esa parte del mundo, para ejemplo laudable de los demás, se hizo pública y privadamente por la libertad de los esclavos, y demostramos al mismo tiempo hasta qué punto la esclavitud era adversa a la Religión y a la dignidad humana.''  
  
 
''Nos sentimos vehementemente sacudidos por la situación en que quedan los que están sujetos a dominio ajeno; pero mucho más acerbamente Nos sentíamos conmovidos al escuchar las narraciones acerca de las penurias que afligen a todos los habitantes de ciertas regiones del interior del África. Aquello es demasiado abyecto y horrendo para que recordemos lo que a través de comunicaciones verídicas Nos hicieron saber, y es que casi 400.000 africanos, sin distinción de edad ni de sexo, Son arrancados anualmente por la fuerza de sus pagos primitivos, desde donde, en largas jornadas, cargados de cadenas y golpeados con azotes se llevan a los mercados en que como bestias vendibles se exponen y venden”.''
 
''Nos sentimos vehementemente sacudidos por la situación en que quedan los que están sujetos a dominio ajeno; pero mucho más acerbamente Nos sentíamos conmovidos al escuchar las narraciones acerca de las penurias que afligen a todos los habitantes de ciertas regiones del interior del África. Aquello es demasiado abyecto y horrendo para que recordemos lo que a través de comunicaciones verídicas Nos hicieron saber, y es que casi 400.000 africanos, sin distinción de edad ni de sexo, Son arrancados anualmente por la fuerza de sus pagos primitivos, desde donde, en largas jornadas, cargados de cadenas y golpeados con azotes se llevan a los mercados en que como bestias vendibles se exponen y venden”.''
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==La condena explícita de la trata en el siglo XVII==
 
==La condena explícita de la trata en el siglo XVII==
  
En línea con el documento de Pablo III, algunos dominicos y jesuitas se comprometieron en este difícil tema. Ya en el mismo siglo XVI los dominicos Tomás de Mercado en su obra «Suma de tratos y contratos» (1569),<ref>Tomás de Mercado; se hace dominico en Nueva España en 1540 y enseñó hasta 1562, regresando a España para estudiar en Salamanca a cuya Escuela Jurídica pertenece; enseñará filosofía, teológica y derecho en el Colegio de Santo Tomás de Sevilla, interviniendo en las cuestiones morales del mercantilismo. Fue un firme partidario del libre comercio, criticó la usura y los monopolios. Una de sus intenciones era establecer una guía moral para que los comerciantes estableciesen precios justos a sus productos. Muere en alta mar mientras regresaba de nuevo a la Nueva España. Sus obras más importantes son «Tratos y contratos de mercaderes y tratantes» (''1569'') y «Suma de tratos y contratos» (''1571'').</ref>y Bartolomé de Albornoz Frías,<ref>Bartolomé de Albornoz fue un gran poliglota (latín, griego, hebreo, árabe, francés e italiano), fue discípulo del bachiller Alonso Sánchez, y los doctores Fernán Gómez Arias,  y Antonio Gómez, célebres glosadores de las leyes de Toro. Marchó al virreinato de Nueva España hacia1550; fundó, el 24 de enero de 1553, la cátedra de Instituta (derecho civil) en la Universidad de México. Francisco Cervantes de Salazar lo cita como catedrático de la materia en un diálogo suyo de 1554. En sus muchos viajes pasó por algunas situaciones difíciles: perdió parte de sus libros en el mar y por poco es esclavizado por los musulmanes. Escribió un ''«Arte de los contractos»'' (Valencia: Pedro de Huete, 1573) en cuya parte más polémica negaba licitud no solo al tráfico de esclavos, sino a la misma esclavitud. La obra se divide en cuatro libros y está dedicada al jurista Diego Covarrubias y Leiva, de quien se proclama discípulo. Se destinaba al uso de juristas, teólogos, confesores, escribanos y mercaderes. El autor puede clasificarse dentro de la segunda escolástica española, y muestra un gran dominio de los clásicos latinos. Cita sobre todo a Aristóteles y a Cicerón.<br><br>Cf. Estudios de: Jesús María GARCÍA AÑOVEROS, "Bartolomé Frías de Albornoz", en ''El pensamiento hispánico en América: siglos XVI-XX'' coord. por Ildefonso Murillo Murillo, 2007,  págs. 531-570. Fernando MARCÍN BALSA, "De los contratos al contrato. Notas para el estudio de la teoría del contrato en los teólogos juristas españoles de los siglos XVI y XVII", ''Revista Mexicana de Historia del Derecho'', XXV, pp. 5-8.</ref>en su libro «Arte de los contratos» (1573), condenaron la esclavitud y atacaron el tráfico de esclavos. Pero las condenas más explícitas en el caso de los negros se dan en el siglo XVII, en tiempos de San Pedro Claver, y son de los también jesuitas Luis de Molina<ref>Luis de Molina (Cuenca, 1535 – Madrid 1600), jesuita, teólogo y  jurista, conocido sobre todo en el campo de las controversias sobre la gracia, que estuvieron en su máxima actualidad y polémica a lo largo de finales del siglo XVI y todo el XVII. Es el autor principal de lo que se llama el molinismo o concordia entre el libre arbitrio y la gracia divina. En campo jurídico su obra fundamental es: De jure et justitia, 6 voll., 1593–1609 (5 vols.: Coloniae Allobrogum, Marc Michel & C Bousquet, 1733. En el campo teológico: ''De liberi arbitrii cum gratiae donis, divina praescientia, praedestinatione et reprobatione concordia'', 4 vols., Lisboa, 1588; 2ª ed. Antwerp, 1595.</ref>en su obra «De iustia et iure» (en el primero de sus tres volúmenes, editado en 1593); y Alonso de Sandoval.  
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En línea con el documento de Pablo III, algunos dominicos y [[EVANGELIZACIÓN_DE_AMÉRICA;_contribución_de_los_jesuitas | jesuitas]] se comprometieron en este difícil tema. Ya en el mismo siglo XVI los dominicos Tomás de Mercado en su obra «Suma de tratos y contratos» (1569),<ref>Tomás de Mercado; se hace dominico en Nueva España en 1540 y enseñó hasta 1562, regresando a España para estudiar en Salamanca a cuya Escuela Jurídica pertenece; enseñará filosofía, teológica y derecho en el [[LIMA:_COLEGIO_DE_SANTO_TOMAS | Colegio de Santo Tomás]] de Sevilla, interviniendo en las cuestiones morales del mercantilismo. Fue un firme partidario del libre comercio, criticó la usura y los monopolios. Una de sus intenciones era establecer una guía moral para que los comerciantes estableciesen precios justos a sus productos. Muere en alta mar mientras regresaba de nuevo a [[NUEVA_ESPAÑA;_Virreinato_de_la | la Nueva España]]. Sus obras más importantes son «Tratos y contratos de mercaderes y tratantes» (''1569'') y «Suma de tratos y contratos» (''1571'').</ref>y Bartolomé de Albornoz Frías,<ref>Bartolomé de Albornoz fue un gran poliglota (latín, griego, hebreo, árabe, francés e italiano), fue discípulo del bachiller Alonso Sánchez, y los doctores Fernán Gómez Arias,  y Antonio Gómez, célebres glosadores de las leyes de Toro. Marchó al virreinato de Nueva España hacia1550; fundó, el 24 de enero de 1553, la cátedra de Instituta (derecho civil) en la Universidad de México. [[CERVANTES_DE_SALAZAR,_Francisco | Francisco Cervantes de Salazar]] lo cita como catedrático de la materia en un diálogo suyo de 1554. En sus muchos viajes pasó por algunas situaciones difíciles: perdió parte de sus libros en el mar y por poco es esclavizado por los musulmanes. Escribió un ''«Arte de los contractos»'' (Valencia: Pedro de Huete, 1573) en cuya parte más polémica negaba licitud no solo al tráfico de esclavos, sino a la misma esclavitud. La obra se divide en cuatro libros y está dedicada al jurista Diego Covarrubias y Leiva, de quien se proclama discípulo. Se destinaba al uso de juristas, teólogos, confesores, escribanos y mercaderes. El autor puede clasificarse dentro de la segunda escolástica española, y muestra un gran dominio de los clásicos latinos. Cita sobre todo a Aristóteles y a Cicerón.<br><br>Cf. Estudios de: Jesús María GARCÍA AÑOVEROS, "Bartolomé Frías de Albornoz", en ''El pensamiento hispánico en América: siglos XVI-XX'' coord. por Ildefonso Murillo Murillo, 2007,  págs. 531-570. Fernando MARCÍN BALSA, "De los contratos al contrato. Notas para el estudio de la teoría del contrato en los teólogos juristas españoles de los siglos XVI y XVII", ''Revista Mexicana de Historia del Derecho'', XXV, pp. 5-8.</ref>en su libro «Arte de los contratos» (1573), condenaron la esclavitud y atacaron el tráfico de esclavos. Pero las condenas más explícitas en el caso de los negros se dan en el siglo XVII, en tiempos de San Pedro Claver, y son de los también [[EVANGELIZACIÓN_DE_AMÉRICA;_contribución_de_los_jesuitas | jesuitas]] Luis de Molina<ref>Luis de Molina (Cuenca, 1535 – Madrid 1600), jesuita, teólogo y  jurista, conocido sobre todo en el campo de las controversias sobre la gracia, que estuvieron en su máxima actualidad y polémica a lo largo de finales del siglo XVI y todo el XVII. Es el autor principal de lo que se llama el molinismo o concordia entre el libre arbitrio y la gracia divina. En campo jurídico su obra fundamental es: De jure et justitia, 6 voll., 1593–1609 (5 vols.: Coloniae Allobrogum, Marc Michel &amp; C Bousquet, 1733. En el campo teológico: ''De liberi arbitrii cum gratiae donis, divina praescientia, praedestinatione et reprobatione concordia'', 4 vols., Lisboa, 1588; 2ª ed. Antwerp, 1595.</ref>en su obra «De iustia et iure» (en el primero de sus tres volúmenes, editado en 1593); y Alonso de Sandoval.  
  
 
Otro jesuita, Tomás Sánchez, precisaría antes de 1610 que los términos en que se expresaba Molina,<ref>Vid. SÁNCHEZ (1681), t. I, lib. I, cap. 1, dub. 4. La primera edición de los ''Consilia'' debió hacerse en 1625; fue en todo caso póstuma.</ref>y eso en los mismos días en que se reunía en Portugal una «mesa de conciencia» (una comisión oficial) en la que se concluía que la esclavitud africana era lícita. Sentada la culpabilidad de los mercaderes, Sánchez matizaba la doctrina de Molina, que eximía al segundo y demás compradores si actuaban de buena fe, afirmando que el segundo comprador —o sea, el primero que compraba un esclavo a un mercader que lo hubiera adqui¬rido en África— aún tenía que averiguar si aquél había sido capturado justamente.<ref>Cf. citaciones en: José ANDRÉS-GALLEGO, ''La esclavitud en la América española. La consideración de la esclavitud en el mundo hispano,''  Ed. Encuentro, Madrid ,  205, pp. 40-42.</ref>  
 
Otro jesuita, Tomás Sánchez, precisaría antes de 1610 que los términos en que se expresaba Molina,<ref>Vid. SÁNCHEZ (1681), t. I, lib. I, cap. 1, dub. 4. La primera edición de los ''Consilia'' debió hacerse en 1625; fue en todo caso póstuma.</ref>y eso en los mismos días en que se reunía en Portugal una «mesa de conciencia» (una comisión oficial) en la que se concluía que la esclavitud africana era lícita. Sentada la culpabilidad de los mercaderes, Sánchez matizaba la doctrina de Molina, que eximía al segundo y demás compradores si actuaban de buena fe, afirmando que el segundo comprador —o sea, el primero que compraba un esclavo a un mercader que lo hubiera adqui¬rido en África— aún tenía que averiguar si aquél había sido capturado justamente.<ref>Cf. citaciones en: José ANDRÉS-GALLEGO, ''La esclavitud en la América española. La consideración de la esclavitud en el mundo hispano,''  Ed. Encuentro, Madrid ,  205, pp. 40-42.</ref>  
  
Pero fue el también jesuita Alonso de Sandoval<ref>Alonso de Sandoval, (Sevilla,1576 -  Cartagena de Indias, 1652), sacerdote jesuita y misionero en Nueva Granada. Se consagra a la evangelización de los esclavos negros llegados a Cartagena; es autor del tratado De instauranda Æthiopum salute. Había emigrado a Perú, ya que su padre había sido nombrado Tesorero real de Lima. Estudia en el Seminario de San Martín de Lima. Entra luego en los jesuitas y pasa  luego a Cartagena de Indias, donde en 1605 es destinado al Colegio recién fundado de la Compañía, donde pasa el resto de su vida, a excepción de un pequeño intervalo en Lima, del 1617 al 1619, consumando su vida, hasta su muerte en 1652, con un trabajo continuo “entre los morenos”, como él llama a los negros, a partir de 1607.<br><br>Descubre que la mayor parte de los esclavos negros que son desembarcados han sido bautizados a la fuerza antes de ser embarcados y sin instrucción religiosa alguna. A lo largo de 45 años de apostolado entre ellos bautiza personalmente unos cuarenta mil. Antes de su regreso a Lima en 1617, forma a su hermano jesuita Pedro Claver para que tome su relevo, convirtiéndose así en su maestro y consejero. Tras su regreso de Lima, empieza a recoger documentación y bibliografía sobre África, compilando fuentes de antiguos filósofos y estudios recientes de otros jesuitas.<br><br>Transmite así a la posterioridad un testimonio de valor científico excepcional sobre el tema de la esclavitud africana de su tiempo. Durante su estancia en Lima comienza a escribir su obra ''«Naturaleza, policía sagrada y profana, costumbres y ritos, disciplina y catecismo evangélico de todos etíopes»'', acabada en 1623. La obra fue reeditada en 1647 con el título ''« De instauranda Æthiopum salute »''. En los cuatro libros del ''« De instauranda Æthiopum salute »'', Sandoval expone un nivel de conocimiento histórico y geográfico del mundo africano, una descripción del sufrimiento de los esclavos y una amonestación a los propietarios de esclavos, una guía práctica para los misioneros jesuitas, completados con un llamado a los Jesuitas para servir a los africanos en América''. « De instauranda Æthiopum salute »'' es justamente considerado uno de los textos más importantes sobre la esclavitud africana en la América española y portuguesa.<br><br>La obras de Alonso de Sandoval son: ''De Instauranda aethiopum salute, Historia de Aetiopia, naturaleza, policía sagrada y profana, costumbres, ritos y catechismo evangélico de todos los aetíopes con que se restaura la salud de sus almas,'' Madrid, 1647; ''De Instauranda aethiopum salute, El mundo de la esclavitud negra in Americe,'' [Ed. préf. Ángel Valtierra, Biblioteca de la Presidencia de Colombia, 1956]; Un tratado sobre le esclavitud [Ed. Intro. Enrequita Villa Vilar, Madid, Alianza Universitad, 1987]. Cf. bibliografía: Eduardo RESTREPO, ''De Instaurandartaure la salud aethiopum salute ; Sobre las editiones et caracteristicas de la obra de Alonso de Sandoval;'' Jean-Pierre TARDIEU, «Du bon usage de la monstruosité : la vision de l'Afrique chez Alonso de Sandoval (1627)», ''Bulletin Hispanique,'' no tome 86, n°1-2,‎ 1984, p. 164-178; Jean-Pierre TARDIEU, «Du bon usage de la monstruosité : la vision de l'Afrique chez Alonso de Sandoval (1627)», ''Bulletin Hispanique,'' no tome 86, n°1-2,‎ 1984, p. 164-178.</ref>quien dedicó al asunto todo un tratado: «Naturaleza, policía sagrada, profana, costumbres i ritos, disciplina y catechismo evangélico de todos los etíopes», impreso en 1627 y titulado «De instauranda aethiopum salute» desde la segunda edición, que se imprimió en 1647. Sandoval no obviaba el tema de si era lícita la esclavitud. Testimonio de un celo sin límites por el alma y el cuerpo de los negros, el fondo doctrinal decía ser el del doctísimo Molina, «a cuya imitación, y de los Santos que he citado, me he habido yo en mis escritos».<ref>SANDOVAL (1647), s.f. («Prólogo al lector», n. 6).</ref>   
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Pero fue el también jesuita Alonso de Sandoval<ref>Alonso de Sandoval, (Sevilla,1576 -  Cartagena de Indias, 1652), sacerdote jesuita y misionero en Nueva Granada. Se consagra a la evangelización de los [[ESCLAVOS_NEGROS_EN_LAS_HACIENDAS_JESUÍTICAS | esclavos negros]] llegados a Cartagena; es autor del tratado De instauranda Æthiopum salute. Había emigrado a Perú, ya que su padre había sido nombrado Tesorero real de Lima. Estudia en el Seminario de San Martín de Lima. Entra luego en los [[EVANGELIZACIÓN_DE_AMÉRICA;_contribución_de_los_jesuitas | jesuitas]] y pasa  luego a Cartagena de Indias, donde en 1605 es destinado al Colegio recién fundado de la Compañía, donde pasa el resto de su vida, a excepción de un pequeño intervalo en Lima, del 1617 al 1619, consumando su vida, hasta su muerte en 1652, con un trabajo continuo “entre los morenos”, como él llama a los negros, a partir de 1607.<br><br>Descubre que la mayor parte de los [[ESCLAVOS_NEGROS_EN_LAS_HACIENDAS_JESUÍTICAS | esclavos negros]] que son desembarcados han sido bautizados a la fuerza antes de ser embarcados y sin instrucción religiosa alguna. A lo largo de 45 años de apostolado entre ellos bautiza personalmente unos cuarenta mil. Antes de su regreso a Lima en 1617, forma a su hermano jesuita Pedro Claver para que tome su relevo, convirtiéndose así en su maestro y consejero. Tras su regreso de Lima, empieza a recoger documentación y bibliografía sobre África, compilando fuentes de antiguos filósofos y estudios recientes de otros [[EVANGELIZACIÓN_DE_AMÉRICA;_contribución_de_los_jesuitas | jesuitas]].<br><br>Transmite así a la posterioridad un testimonio de valor científico excepcional sobre el tema de la esclavitud africana de su tiempo. Durante su estancia en Lima comienza a escribir su obra ''«Naturaleza, policía sagrada y profana, costumbres y ritos, disciplina y catecismo evangélico de todos etíopes»'', acabada en 1623. La obra fue reeditada en 1647 con el título ''« De instauranda Æthiopum salute »''. En los cuatro libros del ''« De instauranda Æthiopum salute »'', Sandoval expone un nivel de conocimiento histórico y geográfico del mundo africano, una descripción del sufrimiento de los esclavos y una amonestación a los propietarios de esclavos, una guía práctica para los [[BARZANA_ALONSO;_En_camino_a_los_altares | misioneros jesuitas]], completados con un llamado a los [[EVANGELIZACIÓN_DE_AMÉRICA;_contribución_de_los_jesuitas | Jesuitas]] para servir a los africanos en América''. « De instauranda Æthiopum salute »'' es justamente considerado uno de los textos más importantes sobre la esclavitud africana en la América española y portuguesa.<br><br>La obras de Alonso de Sandoval son: ''De Instauranda aethiopum salute, Historia de Aetiopia, naturaleza, policía sagrada y profana, costumbres, ritos y catechismo evangélico de todos los aetíopes con que se restaura la salud de sus almas,'' Madrid, 1647; ''De Instauranda aethiopum salute, El mundo de la esclavitud negra in Americe,'' [Ed. préf. Ángel Valtierra, Biblioteca de la Presidencia de Colombia, 1956]; Un tratado sobre le esclavitud [Ed. Intro. Enrequita Villa Vilar, Madid, Alianza Universitad, 1987]. Cf. bibliografía: Eduardo RESTREPO, ''De Instaurandartaure la salud aethiopum salute ; Sobre las editiones et caracteristicas de la obra de Alonso de Sandoval;'' Jean-Pierre TARDIEU, «Du bon usage de la monstruosité : la vision de l'Afrique chez Alonso de Sandoval (1627)», ''Bulletin Hispanique,'' no tome 86, n°1-2,‎ 1984, p. 164-178; Jean-Pierre TARDIEU, «Du bon usage de la monstruosité : la vision de l'Afrique chez Alonso de Sandoval (1627)», ''Bulletin Hispanique,'' no tome 86, n°1-2,‎ 1984, p. 164-178.</ref>quien dedicó al asunto todo un tratado: «Naturaleza, policía sagrada, profana, costumbres i ritos, disciplina y catechismo evangélico de todos los etíopes», impreso en 1627 y titulado «De instauranda aethiopum salute» desde la segunda edición, que se imprimió en 1647. Sandoval no obviaba el tema de si era lícita la esclavitud. Testimonio de un celo sin límites por el alma y el cuerpo de los negros, el fondo doctrinal decía ser el del doctísimo Molina, «a cuya imitación, y de los Santos que he citado, me he habido yo en mis escritos».<ref>SANDOVAL (1647), s.f. («Prólogo al lector», n. 6).</ref>   
  
Pero no era del todo así: manteniendo la doctrina de aquél, Sandoval subrayaba la probabilidad de que los esclavos negros lo fueran lícitamente, contra lo que Molina opinaba. Bien sabía, no obstante, que no todos pensaban así. Era precisamente en ese punto en el que se había mostrado más exigente el maestro Molina. Pero Alonso de Sandoval se inclinaba por la opinión del padre Luis Brandaon, rector del colegio jesuítico de San Pablo de Loanda [Angola], que le había hecho ver en 1611 que los indios tenían por sí la presunción de ser libres, en tanto que los negros carecían de ella, ''“porque lo más común y corriente es ser esclavos y venderse por tales”''.<ref>SANDOVAL (1647), 101.</ref>
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Pero no era del todo así: manteniendo la doctrina de aquél, Sandoval subrayaba la probabilidad de que los [[ESCLAVOS_NEGROS_EN_LAS_HACIENDAS_JESUÍTICAS | esclavos negros]] lo fueran lícitamente, contra lo que Molina opinaba. Bien sabía, no obstante, que no todos pensaban así. Era precisamente en ese punto en el que se había mostrado más exigente el maestro Molina. Pero Alonso de Sandoval se inclinaba por la opinión del padre Luis Brandaon, rector del colegio jesuítico de San Pablo de Loanda [Angola], que le había hecho ver en 1611 que los indios tenían por sí la presunción de ser libres, en tanto que los negros carecían de ella, ''“porque lo más común y corriente es ser esclavos y venderse por tales”''.<ref>SANDOVAL (1647), 101.</ref>
  
 
El gran apóstol de los esclavos africanos fue San Pedro Claver i Corberó (Cataluña, 1580 — Cartagena de Indias, 1654), sacerdote y misionero jesuita, que pasa a la posteridad por su entrega para aliviar el sufrimiento de los esclavos de Cartagena de Indias donde vivió la mayor parte de su vida. Se apodó a sí mismo el «esclavo de los negros».  
 
El gran apóstol de los esclavos africanos fue San Pedro Claver i Corberó (Cataluña, 1580 — Cartagena de Indias, 1654), sacerdote y misionero jesuita, que pasa a la posteridad por su entrega para aliviar el sufrimiento de los esclavos de Cartagena de Indias donde vivió la mayor parte de su vida. Se apodó a sí mismo el «esclavo de los negros».  
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==Indicaciones de la Santa Sede a los misioneros==
 
==Indicaciones de la Santa Sede a los misioneros==
  
Ante las protestas de los Papas, el gobierno portugués aparentaba ignorar las condiciones horribles de los esclavos en sus dominios, e incluso a veces las negaba. A veces emanó decretos ordenando algunas iniciativas para aliviar aquella situación, pero que en realidad eran paliativos sin grandes efectos benéficos en su conjunto. Así se llegó hacia 1697-98 a ordenar que en Guinea se levantase una casa donde los esclavos, antes de ser embarcados hacia el Brasil, fuesen reunidos, catequizados en su lengua y bautizados, para que, en el caso que pereciesen durante el viaje, muriesen cristianos (¡!).  
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Ante las protestas de los Papas, el gobierno portugués aparentaba ignorar las condiciones horribles de los esclavos en sus dominios, e incluso a veces las negaba. A veces emanó decretos ordenando algunas iniciativas para aliviar aquella situación, pero que en realidad eran paliativos sin grandes efectos benéficos en su conjunto. Así se llegó hacia 1697-98 a ordenar que en Guinea se levantase una casa donde los esclavos, antes de ser embarcados hacia el [[BRASIL;_Afrodescendientes | Brasil]], fuesen reunidos, catequizados en su lengua y bautizados, para que, en el caso que pereciesen durante el viaje, muriesen cristianos (¡!).  
  
Estas medidas nunca satisficieron a la Sede Apostólica. Frente a estas situaciones Propaganda Fide, el Dicasterio Misionero de la Santa Sede, fundado por Gregorio XVI en 1622, se pronuncia contra la esclavitud enviando indicaciones precisas a los nuncios en Lisboa en contra de la trata. El rey de Portugal respondía a las protestas de los nuncios señalando que sin esclavos no se podía cultivar en Brasil.  
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Estas medidas nunca satisficieron a la Sede Apostólica. Frente a estas situaciones Propaganda Fide, el Dicasterio Misionero de la Santa Sede, fundado por Gregorio XVI en 1622, se pronuncia contra la esclavitud enviando indicaciones precisas a los nuncios en Lisboa en contra de la trata. El rey de Portugal respondía a las protestas de los nuncios señalando que sin esclavos no se podía cultivar en [[BRASIL;_Afrodescendientes | Brasil]].  
  
Los misioneros, especialmente los capuchinos en Angola<ref>Cf. SANTIAGO, Père Juan de'', Breve Relacion / De lo succedido a doce Religos. Capp°s que la Santa Sede Apostolica enbio Por missonarios— Apostolicos al Reyno de Congo'' [1649-1650]. Ms 772 de la Biblioteca del Palacio Nacional, Madrid. BUENAVENTURA DE CARROCERA, «Dos relaciones inéditas sobre la misión Capuchina del Congo », en ''Collectanea Francescana,'' vol. XVI (1946), pp. 102-124; también Francisco LEITE DE FARIA, « Fr. João de Santiago e a sua Relação sobre os Capuchinos no Congo », en ''Portugal em Africa,'' vol. X (1953), pp. 316-333. TERUEL, Padre António de, ''Descripcion narrativa de la mission serafica de los Capuchinos, y sus Progressos en el Reyno de Congo'' [1663-1664]. Ms 3533 et 3574 de la Biblioteca Nacional de Madrid. CESINALE, Rocco da, ''Storia delle Missioni dei Capuccini'', Rome, 1873.  T. II, chap. xi, pp. 517-673 : resumen de los escritos inéditos sobre el Congo del s. XVIIIe.<br><br>JADIN. L., ''L'ancien Congo et l'Angola,'' I. ; IDEM, « L’Ancien Congo et les Archives de l’Oud West Indisch Compagnie conservées à La Haye (1641-1648) », in ''Bulletin des Séances de l’A.R.S.C,'' t. I, fasc. 3, Bruxelles (1955), pp. 447-451 ; IDEM, « Rapport sur les recherches aux archives d’Angola, du 4 juillet au 7 septembre 1952 », in ''Bulletin des Séances de l’I.R.C.B.'', t. XXIV, fasc. 1, Bruxelles (1953), pp. 157-169 ; IDEM, « Recherches dans les Archives et Bibliothèques d’Italie et du Portugal sur l’Ancien Congo : I. Missions des Capucins, XVIIIe et XIXe siècles; II. Lettres de Garcia V (1813-1815) — Relation de Boaventura dos Santos, 1877 », in ''Bulletin des Séances de l’A.R.S.C'', Bruxelles, t. II, fasc. 6 (1956), pp. 951-990 ; IDEM, « Importance des acquisitions nouvelles des Archives historiques de l’Angola à Loanda pour l’histoire de l’Afrique centrale 1726-1915 », in ''Bulletin des Séances de l’A.R.S.O.'' (1966), n° 6, pp. 892-903.</ref>, llevaron a cabo una larga serie de apelaciones ante la Santa Sede para que interviniera con su autoridad, recordando a los monarcas que también ellos estaban sujetos a una Justicia superior (sic). El fraile capuchino, Fray Jacinto de Vetralla,<ref>Varias cartas de fray Jerónimo de Vetralla han sido citadas en diversas obras sobre la historia de la misión capuchina del reino del Congo, como la de Barbara Turchetta: el volumen recorre algunos momentos importantes de la relación entre los misioneros católicos y el Reino del Congo del siglo XVI-XVII, a través del trabajo etnográfico y lingüístico del Padre Jacinto de Vetralla. El cuarto capítulo de la obra citada contiene por entero la primera edición italiana, traducida de la original latina, de la gramática del kikongo. Se trata de la primera descripción gramatical de una lengua africana de la historia, cuyo éxito y difusión obtuvieron ampliamente su reconocimiento sólo en la segunda mitad del siglo XIX.</ref>presentó a Propaganda Fide diversas relaciones notando que la esclavitud había reducido la población del Congo; que cada año se embarcaban para el Brasil entre 5 y 6 mil esclavos, y que los esclavos en el Congo eran más numerosos que los libres.  
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Los misioneros, especialmente los capuchinos en Angola<ref>Cf. SANTIAGO, Père Juan de'', Breve Relacion / De lo succedido a doce Religos. Capp°s que la Santa Sede Apostolica enbio Por missonarios— Apostolicos al Reyno de Congo'' [1649-1650]. Ms 772 de la Biblioteca del Palacio Nacional, Madrid. BUENAVENTURA DE CARROCERA, «Dos relaciones inéditas sobre la misión Capuchina del Congo », en ''Collectanea Francescana,'' vol. XVI (1946), pp. 102-124; también Francisco LEITE DE FARIA, « Fr. João de Santiago e a sua Relação sobre os Capuchinos no Congo », en ''Portugal em Africa,'' vol. X (1953), pp. 316-333. TERUEL, Padre António de, ''Descripcion narrativa de la mission serafica de los Capuchinos, y sus Progressos en el Reyno de Congo'' [1663-1664]. Ms 3533 et 3574 de la Biblioteca Nacional de Madrid. CESINALE, Rocco da, ''Storia delle Missioni dei Capuccini'', Rome, 1873.  T. II, chap. xi, pp. 517-673 : resumen de los escritos inéditos sobre el Congo del s. XVIIIe.<br><br>JADIN. L., ''L'ancien Congo et l'Angola,'' I. ; IDEM, « L’Ancien Congo et les Archives de l’Oud West Indisch Compagnie conservées à La Haye (1641-1648) », in ''Bulletin des Séances de l’A.R.S.C,'' t. I, fasc. 3, Bruxelles (1955), pp. 447-451 ; IDEM, « Rapport sur les recherches aux archives d’Angola, du 4 juillet au 7 septembre 1952 », in ''Bulletin des Séances de l’I.R.C.B.'', t. XXIV, fasc. 1, Bruxelles (1953), pp. 157-169 ; IDEM, « Recherches dans les Archives et Bibliothèques d’Italie et du Portugal sur l’Ancien Congo : I. Missions des Capucins, XVIIIe et XIXe siècles; II. Lettres de Garcia V (1813-1815) — Relation de Boaventura dos Santos, 1877 », in ''Bulletin des Séances de l’A.R.S.C'', Bruxelles, t. II, fasc. 6 (1956), pp. 951-990 ; IDEM, « Importance des acquisitions nouvelles des Archives historiques de l’Angola à Loanda pour l’histoire de l’Afrique centrale 1726-1915 », in ''Bulletin des Séances de l’A.R.S.O.'' (1966), n° 6, pp. 892-903.</ref>, llevaron a cabo una larga serie de apelaciones ante la Santa Sede para que interviniera con su autoridad, recordando a los monarcas que también ellos estaban sujetos a una Justicia superior (sic). El fraile capuchino, Fray Jacinto de Vetralla,<ref>Varias cartas de fray Jerónimo de Vetralla han sido citadas en diversas obras sobre la historia de la misión capuchina del reino del Congo, como la de Barbara Turchetta: el volumen recorre algunos momentos importantes de la relación entre los misioneros católicos y el Reino del Congo del siglo XVI-XVII, a través del trabajo etnográfico y lingüístico del Padre Jacinto de Vetralla. El cuarto capítulo de la obra citada contiene por entero la primera edición italiana, traducida de la original latina, de la gramática del kikongo. Se trata de la primera descripción gramatical de una lengua africana de la historia, cuyo éxito y difusión obtuvieron ampliamente su reconocimiento sólo en la segunda mitad del siglo XIX.</ref>presentó a Propaganda Fide diversas relaciones notando que la esclavitud había reducido la población del Congo; que cada año se embarcaban para el [[BRASIL;_Afrodescendientes | Brasil]] entre 5 y 6 mil esclavos, y que los esclavos en el Congo eran más numerosos que los libres.  
  
 
Fray Jacinto de Vetralla (Vetralla, 1601-Roma 1659), misionero en Angola, dio el hábito religioso al sacerdote mulato M. Roboredo, primer capuchino congolés. En medio de numerosas dificultades, el 30 de mayo de 1652 pidió a Propaganda Fide la autorización de trasferir la prefectura desde San Salvador a Luanda, donde fijó luego su sede.  
 
Fray Jacinto de Vetralla (Vetralla, 1601-Roma 1659), misionero en Angola, dio el hábito religioso al sacerdote mulato M. Roboredo, primer capuchino congolés. En medio de numerosas dificultades, el 30 de mayo de 1652 pidió a Propaganda Fide la autorización de trasferir la prefectura desde San Salvador a Luanda, donde fijó luego su sede.  
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Vetralla dejó también dos relaciones sobre los usos y costumbres de los Congoleses: ''«Infelicità felice o vero Mondo alla roversa»'' (para significar la radical diversidad entre la Europa civilizada y cristiana y el África bárbara). Esta obra se perdió, tras haber sido parcialmente publicada por G. Simonetti (1907); la otra, más breve, se encuentra actualmente en el Archivo de Propaganda Fide en Roma, y fue dada a la luz por V. Sugliani en 1922.
 
Vetralla dejó también dos relaciones sobre los usos y costumbres de los Congoleses: ''«Infelicità felice o vero Mondo alla roversa»'' (para significar la radical diversidad entre la Europa civilizada y cristiana y el África bárbara). Esta obra se perdió, tras haber sido parcialmente publicada por G. Simonetti (1907); la otra, más breve, se encuentra actualmente en el Archivo de Propaganda Fide en Roma, y fue dada a la luz por V. Sugliani en 1922.
  
Otro capuchino, el P. Serafino de Cortona,<ref>''Carta Do'' [Religioso] ''Capucho'' [Capuchinho], ''Frei Serafim De Cortona'' [Serafino De Cortona], ''Ao Rei'' [D. João IV] ''Em Nome Do Perfeito Da Missão Dos Capuchos'' [Capuchinhos] ''Do Reino Do Congo, Reverendo Padre Frei Bonaventura De Alessano, Sobre O Pedido Do Capitão-General E Governador'' [De Angola], ''Salvador Correia De Sá E Benevides, Para Que Estes Religiosos Servissem Em Angola; Mostrando Disponibilidade Para Servirem Sua Majestade Com Fidelidade Nas Matérias Espirituais Deste Reino.''<br>''Fecha: 1649-12-26; desde presumivelmente em São Paulo da Assunção de Luanda''.</ref>pidió que fuesen excomulgados los que capturaban esclavos (pero la excomunión ya había sido lanzada por Pablo III en 1537 y por Urbano VIII en 1639). Además, denunciaba la venta de los hijos por parte de los padres, las violencias carnales de los dueños y de sus hijos contra las esclavas, y los impedimentos al matrimonio entre esclavos. En cuanto al transporte de los esclavos al Brasil habla de una nave de 900 esclavos, de los cuales la primera noche habrían muerto sofocados unos cien.  
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Otro capuchino, el P. Serafino de Cortona,<ref>''Carta Do'' [Religioso] ''Capucho'' [Capuchinho], ''Frei Serafim De Cortona'' [Serafino De Cortona], ''Ao Rei'' [D. João IV] ''Em Nome Do Perfeito Da Missão Dos Capuchos'' [Capuchinhos] ''Do Reino Do Congo, Reverendo Padre Frei Bonaventura De Alessano, Sobre O Pedido Do Capitão-General E Governador'' [De Angola], ''Salvador Correia De Sá E Benevides, Para Que Estes Religiosos Servissem Em Angola; Mostrando Disponibilidade Para Servirem Sua Majestade Com Fidelidade Nas Matérias Espirituais Deste Reino.''<br>''Fecha: 1649-12-26; desde presumivelmente em [[SÃO_PAULO;_(São_Paulo)_–_Arquidiocese | São Paulo]] da Assunção de Luanda''.</ref>pidió que fuesen excomulgados los que capturaban esclavos (pero la excomunión ya había sido lanzada por Pablo III en 1537 y por Urbano VIII en 1639). Además, denunciaba la venta de los hijos por parte de los padres, las violencias carnales de los dueños y de sus hijos contra las esclavas, y los impedimentos al matrimonio entre esclavos. En cuanto al transporte de los esclavos al [[BRASIL;_Afrodescendientes | Brasil]] habla de una nave de 900 esclavos, de los cuales la primera noche habrían muerto sofocados unos cien.  
  
 
Tras estas denuncias Propaganda Fide envió algunas exhortaciones a los misioneros en julio y en octubre de 1660. Sobre todo, los capuchinos estuvieron muy atentos para evitar la venta de esclavos a los protestantes tanto ingleses como holandeses. Los holandeses traficaban a manera de contrabando en el comercio de los esclavos, incluso con algunas posesiones españolas del Caribe, islas y costas del Continente, porque la legislación española prohibía tal tráfico. Los holandeses lograban los esclavos a través de los jefes tribales africanos que se prestaban a vender a sus hermanos de raza a cambio de armas y baratijas.
 
Tras estas denuncias Propaganda Fide envió algunas exhortaciones a los misioneros en julio y en octubre de 1660. Sobre todo, los capuchinos estuvieron muy atentos para evitar la venta de esclavos a los protestantes tanto ingleses como holandeses. Los holandeses traficaban a manera de contrabando en el comercio de los esclavos, incluso con algunas posesiones españolas del Caribe, islas y costas del Continente, porque la legislación española prohibía tal tráfico. Los holandeses lograban los esclavos a través de los jefes tribales africanos que se prestaban a vender a sus hermanos de raza a cambio de armas y baratijas.
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==Intervenciones contra la trata en el siglo XIX==
 
==Intervenciones contra la trata en el siglo XIX==
  
En este siglo nacen fuertes movimientos antiesclavistas en la Iglesia católica, y también en las antiguas Iglesias protestantes (anglicana, luterana y calvinista), y en otras nacidas a partir de ellas, como metodistas, presbiterianos, batistas, etc. En el campo católico, y ya en la misma África, destacan en esta lucha personajes como  la madre Anne-Marie Javouhey (1779 – 1851) en las Antillas francesas, en la Guayana francesa y en África Occidental;<ref>Cf. RUDGE, F.M. ''"Venerable Anne-Marie Javouhey", en The Catholic Encyclopedia.'' Vol. 8. New York: Robert Appleton Company (1910).</ref>el padre François Libermann (1802 –1852), fundador de los padres del Espíritu Santo y creador en África de numerosas iniciativas en favor de la liberación de los esclavos y de su promoción.<ref>François-Marie-Paul Libermann (1802–1852), judío convertido al catolicismo, sacerdote y fundador de la Congregación misionera del Inmaculado Corazón de María, luego unida a la Congregación del Espíritu Santo, fue un gran luchador contra la trata de esclavos en África y de su evangelización y promoción humana. Pío IX lo declaró venerable el 1 de junio de 1876. Promovió la promoción de los africanos en todas las direcciones, empezando por el mismo clero nativo. Cf. GOEPFERT, ''Prosper, The Life of the Venerable Francis Mary Paul Libermann. Dublin: M. H. Gill & Son (1880); BURKE, Christy, No Longer Slaves: the mission of Francis Libermann (1802–1852). Dublin: Columba Press (2010)''; COULON, P. – BRASSEUR, P., ''Libermann 1802-1852. Une pensée et une mystique missionaires. Preface de Leopold Sedar Senghor'', Paris, Du CERF (1988).</ref>   
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En este siglo nacen fuertes movimientos antiesclavistas en la Iglesia católica, y también en las antiguas Iglesias protestantes (anglicana, luterana y calvinista), y en otras nacidas a partir de ellas, como metodistas, presbiterianos, batistas, etc. En el campo católico, y ya en la misma África, destacan en esta lucha personajes como  la madre Anne-Marie Javouhey (1779 – 1851) en las [[CONQUISTA_PACÍFICA_(4);_Cuarteamiento_del_Plan_de_Tierra_Firme | Antillas]] francesas, en la Guayana francesa y en África Occidental;<ref>Cf. RUDGE, F.M. ''"Venerable Anne-Marie Javouhey", en The Catholic Encyclopedia.'' Vol. 8. New York: Robert Appleton Company (1910).</ref>el padre François Libermann (1802 –1852), fundador de los padres del Espíritu Santo y creador en África de numerosas iniciativas en favor de la liberación de los esclavos y de su promoción.<ref>François-Marie-Paul Libermann (1802–1852), judío convertido al catolicismo, sacerdote y fundador de la Congregación misionera del Inmaculado Corazón de María, luego unida a la Congregación del Espíritu Santo, fue un gran luchador contra la [[TRATA_DE_ESCLAVOS;_Comienzos_y_expansión | trata de esclavos]] en África y de su evangelización y promoción humana. Pío IX lo declaró venerable el 1 de junio de 1876. Promovió la promoción de los africanos en todas las direcciones, empezando por el mismo clero nativo. Cf. GOEPFERT, ''Prosper, The Life of the Venerable Francis Mary Paul Libermann. Dublin: M. H. Gill &amp; Son (1880); BURKE, Christy, No Longer Slaves: the mission of Francis Libermann (1802–1852). Dublin: Columba Press (2010)''; COULON, P. – BRASSEUR, P., ''Libermann 1802-1852. Une pensée et une mystique missionaires. Preface de Leopold Sedar Senghor'', Paris, Du CERF (1988).</ref>   
  
 
Destaca especialmente Daniel Comboni (1831-1881), misionero pionero en el corazón de África y futuro primer obispo de África Central, quien funda varias misiones antiesclavistas en Egipto y en el África Central, una de ellas precisamente en El Obeid (Sudán), entonces emporio y capital de la trata negrera árabe y musulmana de esclavos. Es sostenido por una Asociación alemana, fundada en Colonia, con una finalidad específica de lucha contra la esclavitud y liberación y promoción de los esclavos, bajo el lema bíblico ''“He observado la miseria de mi pueblo en Egipto y he oído su grito a causa de sus vigilantes; conozco de veras sus sufrimientos. He bajado para liberarlo de la mano de Egipto…”'' (Ex. 3, 7).  
 
Destaca especialmente Daniel Comboni (1831-1881), misionero pionero en el corazón de África y futuro primer obispo de África Central, quien funda varias misiones antiesclavistas en Egipto y en el África Central, una de ellas precisamente en El Obeid (Sudán), entonces emporio y capital de la trata negrera árabe y musulmana de esclavos. Es sostenido por una Asociación alemana, fundada en Colonia, con una finalidad específica de lucha contra la esclavitud y liberación y promoción de los esclavos, bajo el lema bíblico ''“He observado la miseria de mi pueblo en Egipto y he oído su grito a causa de sus vigilantes; conozco de veras sus sufrimientos. He bajado para liberarlo de la mano de Egipto…”'' (Ex. 3, 7).  
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Del movimiento misionero en favor de los africanos, su promoción y su lucha antiesclavista, hay que recordar, al capuchino Fray Jeremías de Livorno; los sacerdotes Don Nicolás Olivieri y Don Blas Verri, de Génova; el capuchino piamontés Guillermo Massaia; el sacerdote veronés Don Nicolás Mazza de Verona. Entre; otro fraile franciscano, [beato] Fray Ludovico de Casoria estuvo también empeñado en la lucha de rescate de los esclavos. Años más tarde surge el francés cardenal Charles Marcial Lavigerie
 
Del movimiento misionero en favor de los africanos, su promoción y su lucha antiesclavista, hay que recordar, al capuchino Fray Jeremías de Livorno; los sacerdotes Don Nicolás Olivieri y Don Blas Verri, de Génova; el capuchino piamontés Guillermo Massaia; el sacerdote veronés Don Nicolás Mazza de Verona. Entre; otro fraile franciscano, [beato] Fray Ludovico de Casoria estuvo también empeñado en la lucha de rescate de los esclavos. Años más tarde surge el francés cardenal Charles Marcial Lavigerie
  
Estos pioneros promoverán varias asociaciones e iniciativas antiesclavistas en Europa y en África; con dimensiones más reducidas también en aquella época nacen iniciativas semejantes en los Estados Unidos de América en favor de los africanos que sufrían la trata en África Occidental (Liberia, Sierra Leona…). Otra notable personalidad luchadora infatigable contra la trata de esclavos africanos y la promoción humana y cristiana de los mismos es la polaca María Teresa Ledóchowska (1863-1922), llamada la «madre de las misiones de África» y fundadora de las Hermanas Misioneras de San Pedro Claver, beatificada el 19 de octubre por el papa Pablo VI.<ref>Cf. ''Maria Teresa Ledóchowska, en Santi, beati e testimoni,'' santiebeati.it.</ref>  
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Estos pioneros promoverán varias asociaciones e iniciativas antiesclavistas en Europa y en África; con dimensiones más reducidas también en aquella época nacen iniciativas semejantes en los Estados Unidos de América en favor de los africanos que sufrían la trata en África Occidental (Liberia, Sierra Leona…). Otra notable personalidad luchadora infatigable contra la [[TRATA_DE_ESCLAVOS;_Comienzos_y_expansión | trata de esclavos]] africanos y la promoción humana y cristiana de los mismos es la polaca María Teresa Ledóchowska (1863-1922), llamada la «madre de las misiones de África» y fundadora de las Hermanas Misioneras de San Pedro Claver, beatificada el 19 de octubre por el papa Pablo VI.<ref>Cf. ''Maria Teresa Ledóchowska, en Santi, beati e testimoni,'' santiebeati.it.</ref>  
  
Hay que señalar que la eficacia de las intervenciones pontificias señaladas no consiguieron los efectos que buscaban, ya que los responsables de aquel triste estado de cosas no eran sólo los traficantes de esclavos, las ricas y poderosas compañías comerciales europeas involucradas en el comercio y trata de esclavos tanto en las Américas como en el Oriente asiático y en el mundo africano como cantera de esclavos, sino también el entramado comercial colonial (explotaciones mineras y agrícolas).  
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Hay que señalar que la eficacia de las intervenciones pontificias señaladas no consiguieron los efectos que buscaban, ya que los responsables de aquel triste estado de cosas no eran sólo los traficantes de esclavos, las ricas y poderosas compañías comerciales europeas involucradas en el comercio y [[TRATA_DE_ESCLAVOS;_Comienzos_y_expansión | trata de esclavos]] tanto en las Américas como en el Oriente asiático y en el mundo africano como cantera de esclavos, sino también el entramado comercial colonial (explotaciones mineras y agrícolas).  
  
 
También encontramos a eclesiásticos (tanto protestantes como católicos) involucrados en aquel sucio tráfico, que, o lo toleraban como algo normal en la vida social, o incluso lo utilizaban para su servicio,  por lo que todo ello será en detrimento de la credibilidad del Evangelio que anunciaban.
 
También encontramos a eclesiásticos (tanto protestantes como católicos) involucrados en aquel sucio tráfico, que, o lo toleraban como algo normal en la vida social, o incluso lo utilizaban para su servicio,  por lo que todo ello será en detrimento de la credibilidad del Evangelio que anunciaban.
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==NOTAS Y REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS==
 
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'''DHIAL: Edición y notas de FIDEL GONZÁLEZ FERNÁNDEZ'''
 
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Revisión actual del 10:48 1 mar 2020

El cristianismo ante la práctica ancestral de la esclavitud

La esclavitud tuvo siempre convencidos opositores en el mundo cristiano. Lo recordaba el documento “La Iglesia frente al racismo por una sociedad más fraterna” de la Comisión Pontificia «Iustitia et Pax» de 1988. Este documento reafirma que “según el mensaje de Cristo, al que el pueblo de la Antigua Alianza tenía que preparar la humanidad, la salvación es ofrecida a la totalidad del género humano, a todas las criaturas y a todas las naciones”.

Según Tertuliano, los cristianos se consideraban el pueblo de la «tercera raza» (tertium genus), en una concepción que no era en absoluto racial, sino espiritual y si se quiere «cultural». La comunidad cristiana primitiva en el Imperio Romano desarrolló su vida en una sociedad donde la esclavitud constituía parte del entramado social. La fe cristiana penetró enseguida todos los ambientes sociales, incluido el mundo de los esclavos y siervos de distintas categorías en las casas de la alta sociedad romana.

Basta ojear algunos de los textos neo testamentarios para darse cuenta de ello. Un caso evidente es la carta de san Pablo a Filemón en favor de su esclavo fugitivo Onésimo. Este texto es una auténtica obra de arte, donde encontramos las premisas implícitas de la abolición de la esclavitud. Del texto los exegetas deducen que se trata del caso de un cristiano, de Colosas, Filemón, quizás marido de Apia y padre de Archipo (cf. Col 1, 24), que poseía un esclavo llamado Onésimo, ya colaborador de san Pablo (cf. Col. 4, 9). Por algún problema que ignoramos (Film. 18) había escapado refugiándose con San Pablo en Roma.

El Apóstol lo remite a Filemón con una carta en la que le exhorta a perdonar a Onésimo y considerarlo “ya no como un esclavo, sino como un hermano queridísimo en el señor,” y lo invita a acogerlo como si fuese el mismo Pablo. Esta es la actitud y mentalidad que el cristianismo difunde ya desde el primer momento en que la presencia viva de Cristo crea una «comunión fraterna nueva», como manifiestan los Hechos de los apóstoles (cf. Hech 2, 42-48; 4, 32-37). y era lo que más llamaba la atención entre la gente y atraía a muchos a unirse a la comunidad cristiana.[1]

Por ello muchos esclavos entraron en la vida eclesial y algunos alcanzaron incluso cargos o ministerios relevantes en la misma, como fue el caso del papa Calixto I.[2]Si bien la servidumbre era una práctica normal en la vida social en la antigua Roma, el cristianismo puso las bases para superar aquellas divisiones sociales, como bien recuerda san Pablo en varias de sus Cartas.

Después, en la baja edad media y en los comienzos de la edad moderna, con los descubrimientos europeos en África, Asia y del Nuevo Mundo, las actitudes cambian. Las antiguas servidumbres se transforman negativamente en pesadas servidumbres y en tráfico de esclavos empleados en los trabajos más duros en las nuevas explotaciones coloniales. Así sucede desde las primeras exploraciones portuguesas y se continuará también con el caso de las españolas.

En ambos casos, la primera gran oleada europea en el Nuevo Mundo está acompañada por un sometimiento de sus poblaciones, obligándolas a una servidumbre y a trabajos forzados que significaban en la práctica a una forma de esclavitud, negando los derechos fundamentales de las personas y sociedades indígenas. Por ello surge una legislación en el ámbito hispano contra el maltrato de los indígenas y en defensa de su dignidad, como fue el Testamento de la Reina Isabel la Católica (1504).

Los navegantes de los siglos XV y XVI no tenían prejuicios raciales, pero los conquistadores si se consideraban como poseedores de una civilización superior y unos derechos de conquista global en todas sus dimensiones, incluso del sometimiento de los indígenas a servidumbre. Es aquí donde muy pronto interviene la conciencia cristiana sobre la libertad y el derecho de las personas, lucha en la que se distinguen de manera clara y contundente los misioneros.

La conciencia católica frente a la trata de esclavos.

Hubo eclesiásticos que, sumándose a la mentalidad general del mundo europeo de la época, consideraron el fenómeno de la esclavitud y de la servidumbre de los negro-africanos como un hecho natural. El hecho no admite excusas; la única posible disculpa es en los casos cuando tal esclavitud se convertía más en un servicio doméstico, según el modelo medieval y su continuación en formas nuevas: los criados, servidores y trabajadores mantenidos o pagados por sus empleadores.

Pero a partir del siglo XV este fenómeno asume aspectos más inhumanos y por lo tanto anticristianos, no sólo en sus raíces sino también en sus formas. Por todo ello es difícil de entender el largo silencio y consentimiento de una buena parte del mundo cristiano ante el fenómeno de la esclavitud de los negro-africanos y de toda esclavitud. Así es sorprendente cuanto un fraile capuchino, Dionisio de Piacenza, escribe contando un viaje suyo en una nave negrera, zarpada desde Angola y dirigida hacia el Brasil en 1671, que ante una grave escasez de víveres, el fraile consintió que se proveyese ante todo a los blancos.

Uno de los casos más discutidos por la historiografía católica en relación al tema de la esclavitud de los negro-africanos, es el del dominico fray Bartolomé de Las Casas. Su cruzada en defensa de los indios lo habría llevado –según algunos- a pedir la importación de mano de obras de negros africanos. En realidad, a Las Casas no le faltó sensibilidad ante lo que aquello significaría; le faltó previsión y ello también indica en el fondo su participación a la mentalidad común sobre el negro-africano.

Estaba convencido que el negro, gracias a su mayor fuerza física y moral, habría soportado más fácilmente que los indios la opresión ejercida por los conquistadores, y no previó mínimamente las tremendas consecuencias que desde el plano humano habría tenido aquella intención suya hecha en favor de los indios, pero en detrimento de los negros, cuya trata comenzaba a abrirse paso. De todos modos la interpretación de que Las Casas haya sido un apasionado defensor de los indios, pero a costa también de haber justificado teóricamente la esclavitud de los negros parece estar superada por estudios históricos hermenéuticos sobre su pensamiento sobre este asunto.[3]

La teoría que le atribuye aquella tremenda acusación fue fruto ya de una campaña de descrédito fabricada contra el dominico por los ilustrados racionalistas del siglo XVIII, los mismos que en aquel mismo tiempo causaron primero la expulsión de la Compañía de Jesús y con ello la destrucción de las « reducciones» jesuíticas en el Paraguay, en Brasil, en Perú y en el norte de la Nueva España. Los Papas

¿Cómo se comportaron los Papas ante este tremendo y vergonzoso fenómeno? Un historiador moderno de las misiones católicas, archivero responsable del Archivo Vaticano, publicó en 1991 bajo el título «América Pontificia» la documentación sobre América que recoge las intervenciones de los Papas desde 1493 a 1644. Muchos de esos documentos pontificios testimonian el empeño de los Papas en la defensa de la libertad y de los derechos humanos de los indios.

La pregunta que se impone es: ¿el tema de los esclavos negro-africanos tuvo la misma preocupación por parte de la Iglesia, y por lo tanto de los Papas? Por ello es necesario ver si los Papas intervinieron sobre el problema de la esclavitud de los negro-africanos llevados a las Américas.

Eugenio IV (1431-1447) había condenado la esclavitud sin paliativos con una bula: «Creator ómnium», dirigida a los obispos de las Canarias el 17 de diciembre de 1434. A parte de esta intervención específica, los pronunciamientos de los Pontífices del siglo XV son en razón de las empresas portuguesas, primero en el África septentrional, en su lucha contra los reinos musulmanes que amenazaban a los reinos cristianos de la península Ibérica, y más tarde, en África y en Oriente.

En tal sentido encontramos algunas bulas de Martín V (1417-1431) y del mismo Eugenio IV, pero ambos Papas insisten sobre el sentido primero de la difusión de la fe cristiana en el continente africano – solo en sus costas medio conocido- y que las empresas portuguesas en sus exploraciones marítimas debían tener muy presente.[4]

Nicolás V (1447-1455), en las bulas «Dum diversas» y «Divino amore communiti» del 18 de junio de 1552, dirigida al rey de Portugal Alfonso V cuando se proponía conducir su empresa conquistadora en el Norte de África contra los estados musulmanes, autorizaban al rey portugués a conquistar sarracenos y paganos y consignarlos a una esclavitud indefinida. Algunos consideran esto como el «advenimiento de la trata de esclavos de África Occidental». Otra bula, la «Romanus Pontifex», confirmaba las precedentes.[5]

La bula «Dum Diversas» ha sido considerada por los historiadores como una respuesta a la amenaza de los sarracenos, cuando se produjo el gran choque cultural entre cristianos, musulmanes y paganos, conocidos y temidos por los cristianos por hacer esclavos, matando y violando. Sin embargo la bula tenía el objetivo final de la conversión de los musulmanes y paganos esclavizados. Calisto III (1455-1458) confirmará tales prerrogativas con la bula «Etsi cuncti» del 13 marzo 1456.

Pio II (1458-1464) confirma cuanto habían concedido sus predecesores a los portugueses, pero insiste sobre el respeto debido a los derechos humanos naturales de las poblaciones indígenas. En la bulas: «Cum sicut accepimus» del 5 de octubre de 1462, dirigida al obispo de Rubicón, primera sede en las Islas Canarias, se refiere también a la misión de las tierras de Guinea, ya que en aquellas tierras había habitantes que se habían hecho cristianos. En otra bula «Ex assuetate pietatis», del 12 de diciembre de 1462, el mismo Papa, nombra al franciscano Alfonso de Bolano como prefecto de la misión de Guinea y de las provincias e islas vecinas del Océano Atlántico, encargándole la tarea evangelizadora.

La misma preocupación muestra Sixto IV (1471-1484) en su bula «Aeterni regis clementia» del 21 de junio de 1481. Su sucesor Inocencio VIII (1484-1492) continúa en la misma línea que sus predecesores con la bula «Clarissiimis in Christo filius noster» del 18 de febrero de 1485.[6]

A partir de las bulas Alejandrinas (1493)

Los Reyes Católicos solicitaron al papa Alejandro VI afirmara la soberanía castellana sobre los territorios recién hallados por Colón. El papa emitió cuatro bulas, conocidas como bulas Alejandrinas, fechadas entre mayo y septiembre de 1493. En ellas estableció que pertenecerían a la corona de Castilla las tierras y mares al oeste del meridiano situado a 100 leguas al oeste de las Azores y Cabo Verde. Se decretaba la excomunión para todos aquellos que cruzasen dicho meridiano sin autorización de los reyes de Castilla. La determinación de los límites de influencia y ocupación de las tierras que portugueses y españoles estaban descubriendo, y en acatamiento a la Bula «Intercetera» del 3 de mayo de 1493, fue ratificada mediante el «Tratado de Tordesillas» (7 de junio de 1494) protocolizando el compromiso entre los Reinos de Portugal y de Castilla (España), a fin de evitar un conflicto de intereses entre esos Reinos.

En la práctica, ese Tratado garantizaba al reino portugués que los españoles no interferirían en su ruta del cabo de Buena Esperanza; y viceversa, los lusitanos no lo harían en las recientemente descubiertas Antillas. Aunque por el tratado de Tordesillas se conoce al convenio de límites en el Atlántico, ese día se firmó también en Tordesillas otro tratado por el cual se delimitaron las pesquerías del mar entre el cabo Bojador y el Río de Oro, y los límites del Reino de Fez en el norte de África.

Dados los notables límites de ese tiempo sobre el conocimiento geográfico y cartográfico, las ambigüedades de cuanto establecía el Tratado quedaron latentes y sin aclararse plenamente a lo largo de los tres siglos siguientes. De todos modos, Portugal transgredió en su colonización del continente americano la demarcación del Tratado de Tordesillas al avanzar paulatinamente hacia el oeste desde el Brasil, mucho antes del Tratado de Madrid de 1750 que anuló la línea de Tordesillas.[7]

Las bulas Alejandrinas tocan la evangelización

En dichas bulas fundamentalmente se indica la obligación que tienen los Reinos cristianos de difundir la fe católica, y ayudarla en tal sentido, y aclara el conflicto de competencias entra los dos reinos ibéricos sobre el límite geográfico de sus competencias. El mismo Papa expide otra bula fechada el 13 de septiembre de 1496 en la que recomienda la expedición militar en África contra los infieles; es la «Cum Charissimus», dirigida al rey Manuel de Portugal, concediendo indulgencias a cuantos directa o indirectamente se empeñen en tal expedición.

Otras intervenciones o bulas papales en tal sentido son emanadas por Julio II: «Sedes Apostolica», del 4 de julio de 1505, permitiendo al rey Manuel de Portugal (según la concepción jurídica del tiempo sobre los poderes del Papa), el comercio entre los moros musulmanes, y negros de Guinea e infieles, con la esperanza que ello les lleve a aceptar la fe católica.. En el mismo sentido emana otra bula el 31 de enero de 1508, dirigida también al rey Manuel de Portugal, la «Pro parte». El papa León X con la bula «Providum Universalis Ecclesiae Pastorum», del 29 de abril de 1514 concede a los reyes de Portugal toda una serie de privilegios, muchos de carácter económico, fruto de las decimas recogidas en el mismo Portugal, y extendidos a sus empresas africanas, especificando también el motivo que las procuraba, que era la guerra sostenida contra los reinos musulmanes africanos.

En el mismo sentido, el mismo papa León X emana otra bula el 7 de junio de 1514, «Dum fidei constantiam», dirigida al rey Manuel de Portugal, donde aparte de confirmar los antiguos privilegios, los extiende desde el Cabo Bojador, en África, hasta las Indias, estableciendo así el « Padroado Real» portugués de manera que definitiva.[8]

Un apunte sobre el contexto de la bula «Dum diversas» de Nicolás V

En las primeras bulas pontificias relacionadas con los descubrimientos, el tema de la evangelización, la guerra considerada justa, y el tema de la esclavitud de los «infieles» y su aprobación bajo ciertas condiciones, es el más polémico y ciertamente discutido. La bula necesita ser encuadrada debidamente en un problemático contexto histórico, no para aprobarla sin más, sino para entender su origen y significado. Al historiador no le toca justificar los hechos, sino contextualizarlos y posiblemente explicarlos.

La bula es publicada cuando los reinos cristianos de la Península Ibérica estaban en la fase final de la Reconquista de las antiguas tierras cristianas del poder islámico.[9]Por esas fechas Portugal había reconquistado todas las tierras de la antigua Lusitania, e intentaba llevar en el norte de África la continuación de una «cruzada» por la amenaza que representaba para los reinos ibéricos el avance del Imperio turco.

La bula fue publicada una año antes de la caída de Constantinopla en 1453, por lo que estaba candente el ambiente en el mundo cristiano, tentativas de comenzar una nueva cruzada contra el Imperio Otomano. El sucesor de Nicolás V, Pio II reunió un congreso a los representantes de los príncipes cristianos en Mantua con la bula «Vocavit nos», para relanzar una acción ofensiva contra los turcos. El 19 de enero de 1459 el Papa creó una nueva orden religiosa caballeresca, la «Orden de Santa María de Belén».

Algunos historiadores ven estas bulas a la luz del legado histórico de las Cruzadas para recuperar los Lugares Santos y poner freno a la expansión de las conquistas militares del Islam a costa de lo que quedaba del Imperio Bizantino. «Dum Diversas» debe ser leída en este contexto. En ella el Papa afirma:

“Le otorgamos por estos documentos presentes, con nuestra Autoridad Apostólica, permiso pleno y libre para invadir, buscar, capturar y subyugar a sarracenos y paganos y otros infieles y enemigos de Cristo dondequiera que se encuentren, así como sus reinos, ducados, condados, principados, y otros bienes [...] y para reducir sus personas a la esclavitud perpetua.”

Para entender el por qué el papa Nicolás V emitió esta bula, hay que recordar que los «sarracenos» (musulmanes) esclavizaban europeos cristianos desde el inicio de la expansión del Islam. Piratas musulmanes arrasaban los pueblos costeros de Europa para capturar cristianos para esclavizarlos con el pleno apoyo africano. Esto puede ser fácilmente comprobado, por ejemplo, con la descripción del «Imperio de Malí» hecha por el cronista musulmán Ibn Batuta (1307-77), y el testimonio de Al-Hasan (1483-1554) en Tombuctú, la capital del imperio de Songhai.

Esclavizar a musulmanes y negros en supuestas «guerras justas» fue una tema siempre muy discutido por diversos juristas y teólogos católicos. Así, aunque bastante tardíamente, en 1686 el Santo Oficio había establecido que los africanos esclavizados en guerras «injustas» debían de ser puestos en libertad. Además el comercio negrero era realizado por los propios negros en África muchos siglos antes de la llegada de los blancos europeos a África, y las tribus, reinos e imperios negros africanos practicaban ampliamente el esclavismo, al igual que otros grupos étnicos musulmanes. Estos eran vendidos por los propios africanos, que tenían los principales mercados de todo el interior del continente.

Repercusiones del Descubrimiento de América

En aquellos momentos ocupaba el trono pontificio el español Alejandro VI (1492-1503), quien publicará las bulas alejandrinas ya citadas. Sus sucesores inmediatos fueron Julio II (1503-1513), León X (1513-1521), Adriano VI (1521-1523) y Clemente VII (1523-1534); todos ellos publicarán otras bulas sobre el mismo asunto.

En 1537 el papa Paulo III (1534-1549) condenó la esclavitud en general, y en modo particular la de los indios del Nuevo Mundo. En varios documentos este Papa tocará de manera clara la problemática de la esclavitud, con el reconocimiento de los derechos fundamentales de toda persona humana como algo inalienable. En el breve «Pastorali ufficio» del 29 de mayo de 1537, dirigido al arzobispo de Toledo, condena la esclavitud en general y por lo tanto también la de los negros arrancados de África.

Algunos días después, el 2 de julio de 1537, en la bula «Sublimis Deus» (también conocida como «Veritas ipsa»), condena la esclavitud de los indios. Seguirá, algunos días después, el breve «Altitudo divini consilii». El rey Carlos I/V se mostró contrariado porque, según él, el Papa había roto la vía acordada en el Patronato Real de tratar los problemas relativos a América a través de la Corona Española; por ello el Papa retirará los breves, pero no la bula que era el documento fundamental, donde se condenaba la esclavitud.

Pio V (1566-1572) continúa en la misma línea. A través de una Comisión cardenalicia en agosto de 1566 hace llegar al nuncio Castagna, residente en Madrid, una Instrucción de cómo tratar a los indios en América.[10]Idénticas recomendaciones da al arzobispo de México, Alfonso de Montufar,[11]al cardenal Enrique de Portugal, al Consejo de Indias,[12]al virrey de la Nueva España en 1567,[13]y en 1568 a Felipe II,[14]al cardenal Espinosa en 1568,[15]y en 1568 al virrey del Perú.[16]

Urbano VIII (1623-1644) se interesa por las condiciones de los pueblos de las Américas y de Asia a través del contacto con los misioneros. Informado sobre las condiciones, con frecuencia extremadamente penosas y dramáticas de algunos grupos humanos, interviene en su defensa con la Carta Apostólica «Commissum nobis» del 22 de abril de 1639, donde reafirma los principios enunciados por Paulo III.

Otros Pontífices que condenarán decididamente la esclavitud fueron Benedicto XIV (1740-1758) con la Carta Apostólica «Immensa pastorum» de 1741; Pío VII a través de sus representantes en el Congreso de Viena (1815) insiste para que sea combatida la trata de los esclavos. Gregorio XVI (1831-1846) publicará la Carta Apostólica «In supremo» (1837) y León XIII (1878-1903) en la Carta Apostólica «In plurimis» de 5 de mayo de 1888, dirigida a los obispos de Brasil sobre la abolición de la esclavitud. Precisamente en aquel año Brasil abolirá la esclavitud.

Pero la esclavitud continuaba viva en muchos lugares, como en África, por lo que el 20 de noviembre de 1890 publica otra Carta Apostólica «Catholicae Ecclesiae»: sobre la esclavitud y la propagación de la fe en África. En ella el Papa señala los horrores del comercio de hombres en África y escribe:

“En el transcurso de los tiempos no desfalleció tampoco en su empeño de llevar a los esclavos hacia la libertad; por el contrario, con cuanto mayor fruto realizaba la obra con tanto mayor celo insistía en ella, como lo atestiguan fehacientemente los documentos de la Historia, la cual a este respecto destaca a varios de Nuestros Predecesores entre los cuales se distinguen san Gregorio Magno, Adriano I, Alejandro III, Inocencio III, Gregorio IX, Pío II, León X, Paulo III, Urbano VIII, Benedicto XIV, Pío VII y Gregorio XVI, quienes no perdonaron trabajo ni solicitud para abolir donde estaba en vigencia, la institución de la esclavitud, y cuidaron que, donde ya se habían extirpado sus gérmenes, no volvieran a la vida…

Nos no podíamos empañar la herencia de tanta gloria que Nuestros Predecesores Nos habían transmitido, por lo cual no dejamos pasar oportunidad sin reprobar y condenar públicamente esta tétrica plaga de la esclavitud, y así ocupándonos de ella, escribimos una carta que con fecha 5 de Mayo de 1888 dirigimos a los Obispos del Brasil (León XIII, In pluribus maximisque) en la cual los congratulamos por lo que en esa parte del mundo, para ejemplo laudable de los demás, se hizo pública y privadamente por la libertad de los esclavos, y demostramos al mismo tiempo hasta qué punto la esclavitud era adversa a la Religión y a la dignidad humana.

Nos sentimos vehementemente sacudidos por la situación en que quedan los que están sujetos a dominio ajeno; pero mucho más acerbamente Nos sentíamos conmovidos al escuchar las narraciones acerca de las penurias que afligen a todos los habitantes de ciertas regiones del interior del África. Aquello es demasiado abyecto y horrendo para que recordemos lo que a través de comunicaciones verídicas Nos hicieron saber, y es que casi 400.000 africanos, sin distinción de edad ni de sexo, Son arrancados anualmente por la fuerza de sus pagos primitivos, desde donde, en largas jornadas, cargados de cadenas y golpeados con azotes se llevan a los mercados en que como bestias vendibles se exponen y venden”.

La condena explícita de la trata en el siglo XVII

En línea con el documento de Pablo III, algunos dominicos y jesuitas se comprometieron en este difícil tema. Ya en el mismo siglo XVI los dominicos Tomás de Mercado en su obra «Suma de tratos y contratos» (1569),[17]y Bartolomé de Albornoz Frías,[18]en su libro «Arte de los contratos» (1573), condenaron la esclavitud y atacaron el tráfico de esclavos. Pero las condenas más explícitas en el caso de los negros se dan en el siglo XVII, en tiempos de San Pedro Claver, y son de los también jesuitas Luis de Molina[19]en su obra «De iustia et iure» (en el primero de sus tres volúmenes, editado en 1593); y Alonso de Sandoval.

Otro jesuita, Tomás Sánchez, precisaría antes de 1610 que los términos en que se expresaba Molina,[20]y eso en los mismos días en que se reunía en Portugal una «mesa de conciencia» (una comisión oficial) en la que se concluía que la esclavitud africana era lícita. Sentada la culpabilidad de los mercaderes, Sánchez matizaba la doctrina de Molina, que eximía al segundo y demás compradores si actuaban de buena fe, afirmando que el segundo comprador —o sea, el primero que compraba un esclavo a un mercader que lo hubiera adqui¬rido en África— aún tenía que averiguar si aquél había sido capturado justamente.[21]

Pero fue el también jesuita Alonso de Sandoval[22]quien dedicó al asunto todo un tratado: «Naturaleza, policía sagrada, profana, costumbres i ritos, disciplina y catechismo evangélico de todos los etíopes», impreso en 1627 y titulado «De instauranda aethiopum salute» desde la segunda edición, que se imprimió en 1647. Sandoval no obviaba el tema de si era lícita la esclavitud. Testimonio de un celo sin límites por el alma y el cuerpo de los negros, el fondo doctrinal decía ser el del doctísimo Molina, «a cuya imitación, y de los Santos que he citado, me he habido yo en mis escritos».[23]

Pero no era del todo así: manteniendo la doctrina de aquél, Sandoval subrayaba la probabilidad de que los esclavos negros lo fueran lícitamente, contra lo que Molina opinaba. Bien sabía, no obstante, que no todos pensaban así. Era precisamente en ese punto en el que se había mostrado más exigente el maestro Molina. Pero Alonso de Sandoval se inclinaba por la opinión del padre Luis Brandaon, rector del colegio jesuítico de San Pablo de Loanda [Angola], que le había hecho ver en 1611 que los indios tenían por sí la presunción de ser libres, en tanto que los negros carecían de ella, “porque lo más común y corriente es ser esclavos y venderse por tales”.[24]

El gran apóstol de los esclavos africanos fue San Pedro Claver i Corberó (Cataluña, 1580 — Cartagena de Indias, 1654), sacerdote y misionero jesuita, que pasa a la posteridad por su entrega para aliviar el sufrimiento de los esclavos de Cartagena de Indias donde vivió la mayor parte de su vida. Se apodó a sí mismo el «esclavo de los negros».

Aunque su fama de santidad cundía por toda la ciudad de Cartagena, y era estimado por el padre General de la Compañía de entonces, muchos otros se opusieron a su trabajo y a su persona con informes calumniosos y negativos. No era algo extraño a una mentalidad general discriminatoria contra los pueblos de raza negro-africana, por lo que muchos traficantes de esclavos y comerciantes veían en peligro su extraordinaria ganancia en aquel tráfico.[25]

Por ello se explica, pero no se justifica, la pertinaz oposición por parte de las autoridades civiles, quienes sospechaban que el ministerio del sacerdote socavaba el lucrativo comercio. Pero los traficantes de esclavos no eran los únicos enemigos de Pedro Claver. El misionero fue acusado de exceso de celo y de haber profanado los sacramentos al darlos a «criaturas que apenas poseían alma».[26]

Importantes mujeres de Cartagena se negaron a entrar en la iglesia en la que el Padre Claver reunía a sus negros. Los superiores del santo eran a menudo influenciados por las muchas críticas que llegaban a ellos. Sin embargo, Claver continuó su trabajo, aceptando todas las humillaciones.

Indicaciones de la Santa Sede a los misioneros

Ante las protestas de los Papas, el gobierno portugués aparentaba ignorar las condiciones horribles de los esclavos en sus dominios, e incluso a veces las negaba. A veces emanó decretos ordenando algunas iniciativas para aliviar aquella situación, pero que en realidad eran paliativos sin grandes efectos benéficos en su conjunto. Así se llegó hacia 1697-98 a ordenar que en Guinea se levantase una casa donde los esclavos, antes de ser embarcados hacia el Brasil, fuesen reunidos, catequizados en su lengua y bautizados, para que, en el caso que pereciesen durante el viaje, muriesen cristianos (¡!).

Estas medidas nunca satisficieron a la Sede Apostólica. Frente a estas situaciones Propaganda Fide, el Dicasterio Misionero de la Santa Sede, fundado por Gregorio XVI en 1622, se pronuncia contra la esclavitud enviando indicaciones precisas a los nuncios en Lisboa en contra de la trata. El rey de Portugal respondía a las protestas de los nuncios señalando que sin esclavos no se podía cultivar en Brasil.

Los misioneros, especialmente los capuchinos en Angola[27], llevaron a cabo una larga serie de apelaciones ante la Santa Sede para que interviniera con su autoridad, recordando a los monarcas que también ellos estaban sujetos a una Justicia superior (sic). El fraile capuchino, Fray Jacinto de Vetralla,[28]presentó a Propaganda Fide diversas relaciones notando que la esclavitud había reducido la población del Congo; que cada año se embarcaban para el Brasil entre 5 y 6 mil esclavos, y que los esclavos en el Congo eran más numerosos que los libres.

Fray Jacinto de Vetralla (Vetralla, 1601-Roma 1659), misionero en Angola, dio el hábito religioso al sacerdote mulato M. Roboredo, primer capuchino congolés. En medio de numerosas dificultades, el 30 de mayo de 1652 pidió a Propaganda Fide la autorización de trasferir la prefectura desde San Salvador a Luanda, donde fijó luego su sede.

Debido a su precaria salud, en 1656, el fraile Vetralla pidió regresar a su patria. Salió de Luanda en mayo de 1657, llegando a Roma en el verano del año siguiente. En noviembre de 1668 presentó a Propaganda Fide una detallada relación sobre el estado del Congo y de la nueva prefectura de Matamba, denunciando la despoblación debida a la trata de los esclavos, al despotismo de su rey, a la ignorancia en la que mantenía a sus súbditos, a la indignidad de sus pocos sacerdotes, a la insuficiencia numérica de los capuchinos y a la conducta escandalosa de los blancos. Murió en Roma el 26 de agosto de 1659.

En 1660 Propaganda Fide aprueba la erección de un seminario indígena en el Congo, pero la victoria portuguesa de Ambuila en 1665 sobre el rey del Congo Antonio I Alfonso lo hizo imposible. Propaganda publicó una obra de fray Jacinto de Vetralla: las «Regulae quaedam pro difficillimi Congensium idiomate» (Roma 1659), obra editada antes en kikongo y considerada muy válida hasta finales del siglo XIX cuando fue traducida al inglés (London 1882) y en portugués (Loanda 1886).

Vetralla dejó también dos relaciones sobre los usos y costumbres de los Congoleses: «Infelicità felice o vero Mondo alla roversa» (para significar la radical diversidad entre la Europa civilizada y cristiana y el África bárbara). Esta obra se perdió, tras haber sido parcialmente publicada por G. Simonetti (1907); la otra, más breve, se encuentra actualmente en el Archivo de Propaganda Fide en Roma, y fue dada a la luz por V. Sugliani en 1922.

Otro capuchino, el P. Serafino de Cortona,[29]pidió que fuesen excomulgados los que capturaban esclavos (pero la excomunión ya había sido lanzada por Pablo III en 1537 y por Urbano VIII en 1639). Además, denunciaba la venta de los hijos por parte de los padres, las violencias carnales de los dueños y de sus hijos contra las esclavas, y los impedimentos al matrimonio entre esclavos. En cuanto al transporte de los esclavos al Brasil habla de una nave de 900 esclavos, de los cuales la primera noche habrían muerto sofocados unos cien.

Tras estas denuncias Propaganda Fide envió algunas exhortaciones a los misioneros en julio y en octubre de 1660. Sobre todo, los capuchinos estuvieron muy atentos para evitar la venta de esclavos a los protestantes tanto ingleses como holandeses. Los holandeses traficaban a manera de contrabando en el comercio de los esclavos, incluso con algunas posesiones españolas del Caribe, islas y costas del Continente, porque la legislación española prohibía tal tráfico. Los holandeses lograban los esclavos a través de los jefes tribales africanos que se prestaban a vender a sus hermanos de raza a cambio de armas y baratijas.

Intervenciones contra la trata en el siglo XIX

En este siglo nacen fuertes movimientos antiesclavistas en la Iglesia católica, y también en las antiguas Iglesias protestantes (anglicana, luterana y calvinista), y en otras nacidas a partir de ellas, como metodistas, presbiterianos, batistas, etc. En el campo católico, y ya en la misma África, destacan en esta lucha personajes como la madre Anne-Marie Javouhey (1779 – 1851) en las Antillas francesas, en la Guayana francesa y en África Occidental;[30]el padre François Libermann (1802 –1852), fundador de los padres del Espíritu Santo y creador en África de numerosas iniciativas en favor de la liberación de los esclavos y de su promoción.[31]

Destaca especialmente Daniel Comboni (1831-1881), misionero pionero en el corazón de África y futuro primer obispo de África Central, quien funda varias misiones antiesclavistas en Egipto y en el África Central, una de ellas precisamente en El Obeid (Sudán), entonces emporio y capital de la trata negrera árabe y musulmana de esclavos. Es sostenido por una Asociación alemana, fundada en Colonia, con una finalidad específica de lucha contra la esclavitud y liberación y promoción de los esclavos, bajo el lema bíblico “He observado la miseria de mi pueblo en Egipto y he oído su grito a causa de sus vigilantes; conozco de veras sus sufrimientos. He bajado para liberarlo de la mano de Egipto…” (Ex. 3, 7).

Esta Asociación, en gran parte formada por laicos, estuvo muy unida a las iniciativas de Comboni en la lucha por la liberación de los esclavos y su promoción humana y cristiana. Es lo que lleva el mismo Comboni al concilio Vaticano I (1870) con una petición que pide ser suscrita en tal sentido a todos los Padres Conciliares presentes, comenzando por el mismo papa Pío IX.[32]

Otra gran personalidad en el mismo sentido es el cardenal capuchino Guillermo Massaia (1809-1889), misionero en Abisinia-Etiopía.[33]También se distinguió en la misma lucha antiesclavista el francés cardenal Charles Marcial Lavigerie, (1825-1892), primer arzobispo de Argel, fundador de los llamados «Padres Blancos».[34]Estos pioneros promoverán varias asociaciones e iniciativas antiesclavistas en Europa y en África.

Francia tuvo un papel fundamental en la historia misionera de los siglos XIX y XX, y en su seno nacieron algunos de los grandes Institutos misioneros modernos, con una especial dedicación al mundo marginado de los africanos. Lo mismo sucede en Italia, y en el caso de la lucha antiesclavista y redención educativa de los africanos reducidos a esclavitud se distinguieron a mediados de aquel siglo XIX, que fue un polo opuesto al siglo del colonialismo europeo más fuerte en África con la repartición de África entre las Potencias europeas en el Congreso de Berlín (1884-1885).

Del movimiento misionero en favor de los africanos, su promoción y su lucha antiesclavista, hay que recordar, al capuchino Fray Jeremías de Livorno; los sacerdotes Don Nicolás Olivieri y Don Blas Verri, de Génova; el capuchino piamontés Guillermo Massaia; el sacerdote veronés Don Nicolás Mazza de Verona. Entre; otro fraile franciscano, [beato] Fray Ludovico de Casoria estuvo también empeñado en la lucha de rescate de los esclavos. Años más tarde surge el francés cardenal Charles Marcial Lavigerie

Estos pioneros promoverán varias asociaciones e iniciativas antiesclavistas en Europa y en África; con dimensiones más reducidas también en aquella época nacen iniciativas semejantes en los Estados Unidos de América en favor de los africanos que sufrían la trata en África Occidental (Liberia, Sierra Leona…). Otra notable personalidad luchadora infatigable contra la trata de esclavos africanos y la promoción humana y cristiana de los mismos es la polaca María Teresa Ledóchowska (1863-1922), llamada la «madre de las misiones de África» y fundadora de las Hermanas Misioneras de San Pedro Claver, beatificada el 19 de octubre por el papa Pablo VI.[35]

Hay que señalar que la eficacia de las intervenciones pontificias señaladas no consiguieron los efectos que buscaban, ya que los responsables de aquel triste estado de cosas no eran sólo los traficantes de esclavos, las ricas y poderosas compañías comerciales europeas involucradas en el comercio y trata de esclavos tanto en las Américas como en el Oriente asiático y en el mundo africano como cantera de esclavos, sino también el entramado comercial colonial (explotaciones mineras y agrícolas).

También encontramos a eclesiásticos (tanto protestantes como católicos) involucrados en aquel sucio tráfico, que, o lo toleraban como algo normal en la vida social, o incluso lo utilizaban para su servicio, por lo que todo ello será en detrimento de la credibilidad del Evangelio que anunciaban.

NOTAS Y REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

  1. Cf. Gustave BARDY, La conversion au christianisme durant les premieres siècles, Aubier, Editions Montaigne, Paris 1947.
  2. Calixto I (Roma,155 - 222) fue el papa nº 16 de la Iglesia católica de 217 a 222. Nacido esclavo en el seno de una familia de origen griego, abrazó el cristianismo hasta la edad adulta. Como administrador de los bienes de un alto funcionario del emperador Cómodo llamado Carpóforo, también cristiano, se vio implicado en una malversación de fondos que le valió ser condenado a trabajos forzados en las minas de azufre de Cerdeña; allí permaneció durante tres años hasta que, alrededor del 190, logró ser liberado gracias a la intercesión de Marcia, una concubina del emperador Cómodo.
  3. Cf. Isacio PÉREZ FERNÁNDEZ, OP, Bartolomé de las Casas, ¿Contra los negros?. Revisión de una leyenda. Ed. Mundo Negro – Esquila Misional, Madrid - México, 1991.
  4. Cf. Africa Pontificia. Seu Africae Evangelizatione ex Documentis Pontificis, Collegit Edidit Savino Palermo SCJ, Edizioni Dehoniane, 2 Vols., Roma 1993 (vol I: 1419-1990); (vol. II: 1981-1993).
  5. Cf. en Africa Pontificia, I, 3 y 4, pp. 52-57; DAVENPORT, Frances Gardiner - PAULLIN, Charles Oscar, European Treaties Bearing on the History of the United States and Its Dependencies to 1684. Carnegie Institution of Washington. 1917.
  6. Textos en África Pontificia, I, nn. 7 y 8, pp. 58-60.
  7. Así el Mapa de Luís Teixeira (c. 1574) con la división del Brasil en capitanías hereditarias. La línea de Tordesillas está desplazada diez grados más al oeste siguiendo rumbos loxodrómicos, en beneficio de Portugal. Las dificultades en determinar con exactitud los límites se manifiestan en diversos mapas portugueses: así la boca del Río de la Plata e incluso del estrecho de Magallanes aparecían como situadas al este de la línea de Tordesillas, es decir, como territorios del Brasil. En otros casos, los mapas se falsificaban corriendo la tierra hacia el este para incluirla en la zona portuguesa, como pudo haber ocurrido en el Planisferio de Caverio dibujado entre 1504-1505. Hay que añadir que además, durante sesenta años el tratado dejó de tener sentido legal, puesto que entre 1580 y 1640 España y Portugal tuvieron un mismo monarca español en una unión dinástica aeque principaliter bajo la Casa de Austria y los reyes otorgaron a exploradores portugueses capitanías y concesiones en la cuenca amazónica. Así, a partir de 1580 los comerciantes y colonos portugueses podían establecerse sin preocupaciones más allá del citado meridiano, penetrando profundamente en la selva brasileña. De este modo, cuando en 1640 se produjo la independencia de Portugal, retuvo consigo las posesiones adquiridas hasta entonces mucho más al oeste de la demarcación del Tratado de Tordesillas en virtud del precepto uti possidetis ite possideatis.,
  8. Textos en África Pontificia, I, nn. 9, 10, 11, 12, 13, 14, 15, 16, 17, 18, 19, 20 y 21, pp. 60-89. El papa Clemente VII erigirá el obispado de Santiago de Cabo Verde con la bula “Pro excellenti” del 31 de enero de 1533 y Paulo III la de Sao Tomé, desmembrada de la antigua de Funchal, diócesis que comprendía teóricamente todas las costas del África Occidental desde Guinea, el Congo y Angola hasta el Cabo de Buena Esperanza (cf. bula “Aequum Reputamus”, del 3 de noviembre de 1534).
  9. Cf. Serafín FANJUL, Al-Andalus contra España. La forja del mito, Ed. siglo XXI de España Editores, Madrid 20053.
  10. Cf. America Pontificia, II, n. 195, pp. 739-744: Ex Instrutione pro Nuntio Apostolico in Hispania de Evangelizatione Indorum. El nuncio (1565-1572) era Giovanni Battista Castagna, arzobispo de Rosano.
  11. Cf. America Pontificia, II, n. 209, pp. 774-775.
  12. Cf. America Pontificia, II, n. 225, pp. 808-809.
  13. Cf. America Pontificia, II, n. 210, pp. 775-776.
  14. Cf. America Pontificia, II, n. 222, pp. 804-805.
  15. Cf. America Pontificia, II, n. 226, pp. 809-810.
  16. Cf. America Pontificia, II, n. 223, pp. 806-807.
  17. Tomás de Mercado; se hace dominico en Nueva España en 1540 y enseñó hasta 1562, regresando a España para estudiar en Salamanca a cuya Escuela Jurídica pertenece; enseñará filosofía, teológica y derecho en el Colegio de Santo Tomás de Sevilla, interviniendo en las cuestiones morales del mercantilismo. Fue un firme partidario del libre comercio, criticó la usura y los monopolios. Una de sus intenciones era establecer una guía moral para que los comerciantes estableciesen precios justos a sus productos. Muere en alta mar mientras regresaba de nuevo a la Nueva España. Sus obras más importantes son «Tratos y contratos de mercaderes y tratantes» (1569) y «Suma de tratos y contratos» (1571).
  18. Bartolomé de Albornoz fue un gran poliglota (latín, griego, hebreo, árabe, francés e italiano), fue discípulo del bachiller Alonso Sánchez, y los doctores Fernán Gómez Arias, y Antonio Gómez, célebres glosadores de las leyes de Toro. Marchó al virreinato de Nueva España hacia1550; fundó, el 24 de enero de 1553, la cátedra de Instituta (derecho civil) en la Universidad de México. Francisco Cervantes de Salazar lo cita como catedrático de la materia en un diálogo suyo de 1554. En sus muchos viajes pasó por algunas situaciones difíciles: perdió parte de sus libros en el mar y por poco es esclavizado por los musulmanes. Escribió un «Arte de los contractos» (Valencia: Pedro de Huete, 1573) en cuya parte más polémica negaba licitud no solo al tráfico de esclavos, sino a la misma esclavitud. La obra se divide en cuatro libros y está dedicada al jurista Diego Covarrubias y Leiva, de quien se proclama discípulo. Se destinaba al uso de juristas, teólogos, confesores, escribanos y mercaderes. El autor puede clasificarse dentro de la segunda escolástica española, y muestra un gran dominio de los clásicos latinos. Cita sobre todo a Aristóteles y a Cicerón.

    Cf. Estudios de: Jesús María GARCÍA AÑOVEROS, "Bartolomé Frías de Albornoz", en El pensamiento hispánico en América: siglos XVI-XX coord. por Ildefonso Murillo Murillo, 2007, págs. 531-570. Fernando MARCÍN BALSA, "De los contratos al contrato. Notas para el estudio de la teoría del contrato en los teólogos juristas españoles de los siglos XVI y XVII", Revista Mexicana de Historia del Derecho, XXV, pp. 5-8.
  19. Luis de Molina (Cuenca, 1535 – Madrid 1600), jesuita, teólogo y jurista, conocido sobre todo en el campo de las controversias sobre la gracia, que estuvieron en su máxima actualidad y polémica a lo largo de finales del siglo XVI y todo el XVII. Es el autor principal de lo que se llama el molinismo o concordia entre el libre arbitrio y la gracia divina. En campo jurídico su obra fundamental es: De jure et justitia, 6 voll., 1593–1609 (5 vols.: Coloniae Allobrogum, Marc Michel & C Bousquet, 1733. En el campo teológico: De liberi arbitrii cum gratiae donis, divina praescientia, praedestinatione et reprobatione concordia, 4 vols., Lisboa, 1588; 2ª ed. Antwerp, 1595.
  20. Vid. SÁNCHEZ (1681), t. I, lib. I, cap. 1, dub. 4. La primera edición de los Consilia debió hacerse en 1625; fue en todo caso póstuma.
  21. Cf. citaciones en: José ANDRÉS-GALLEGO, La esclavitud en la América española. La consideración de la esclavitud en el mundo hispano, Ed. Encuentro, Madrid , 205, pp. 40-42.
  22. Alonso de Sandoval, (Sevilla,1576 - Cartagena de Indias, 1652), sacerdote jesuita y misionero en Nueva Granada. Se consagra a la evangelización de los esclavos negros llegados a Cartagena; es autor del tratado De instauranda Æthiopum salute. Había emigrado a Perú, ya que su padre había sido nombrado Tesorero real de Lima. Estudia en el Seminario de San Martín de Lima. Entra luego en los jesuitas y pasa luego a Cartagena de Indias, donde en 1605 es destinado al Colegio recién fundado de la Compañía, donde pasa el resto de su vida, a excepción de un pequeño intervalo en Lima, del 1617 al 1619, consumando su vida, hasta su muerte en 1652, con un trabajo continuo “entre los morenos”, como él llama a los negros, a partir de 1607.

    Descubre que la mayor parte de los esclavos negros que son desembarcados han sido bautizados a la fuerza antes de ser embarcados y sin instrucción religiosa alguna. A lo largo de 45 años de apostolado entre ellos bautiza personalmente unos cuarenta mil. Antes de su regreso a Lima en 1617, forma a su hermano jesuita Pedro Claver para que tome su relevo, convirtiéndose así en su maestro y consejero. Tras su regreso de Lima, empieza a recoger documentación y bibliografía sobre África, compilando fuentes de antiguos filósofos y estudios recientes de otros jesuitas.

    Transmite así a la posterioridad un testimonio de valor científico excepcional sobre el tema de la esclavitud africana de su tiempo. Durante su estancia en Lima comienza a escribir su obra «Naturaleza, policía sagrada y profana, costumbres y ritos, disciplina y catecismo evangélico de todos etíopes», acabada en 1623. La obra fue reeditada en 1647 con el título « De instauranda Æthiopum salute ». En los cuatro libros del « De instauranda Æthiopum salute », Sandoval expone un nivel de conocimiento histórico y geográfico del mundo africano, una descripción del sufrimiento de los esclavos y una amonestación a los propietarios de esclavos, una guía práctica para los misioneros jesuitas, completados con un llamado a los Jesuitas para servir a los africanos en América. « De instauranda Æthiopum salute » es justamente considerado uno de los textos más importantes sobre la esclavitud africana en la América española y portuguesa.

    La obras de Alonso de Sandoval son: De Instauranda aethiopum salute, Historia de Aetiopia, naturaleza, policía sagrada y profana, costumbres, ritos y catechismo evangélico de todos los aetíopes con que se restaura la salud de sus almas, Madrid, 1647; De Instauranda aethiopum salute, El mundo de la esclavitud negra in Americe, [Ed. préf. Ángel Valtierra, Biblioteca de la Presidencia de Colombia, 1956]; Un tratado sobre le esclavitud [Ed. Intro. Enrequita Villa Vilar, Madid, Alianza Universitad, 1987]. Cf. bibliografía: Eduardo RESTREPO, De Instaurandartaure la salud aethiopum salute ; Sobre las editiones et caracteristicas de la obra de Alonso de Sandoval; Jean-Pierre TARDIEU, «Du bon usage de la monstruosité : la vision de l'Afrique chez Alonso de Sandoval (1627)», Bulletin Hispanique, no tome 86, n°1-2,‎ 1984, p. 164-178; Jean-Pierre TARDIEU, «Du bon usage de la monstruosité : la vision de l'Afrique chez Alonso de Sandoval (1627)», Bulletin Hispanique, no tome 86, n°1-2,‎ 1984, p. 164-178.
  23. SANDOVAL (1647), s.f. («Prólogo al lector», n. 6).
  24. SANDOVAL (1647), 101.
  25. Cf. CAMACHO SÁNCHEZ, Miguel; ZABALETA, Alberto; COVO, Pedro C. (2007). Bibliografía general de Cartagena de Indias, Tomo II. Cartagena de Indias (Colombia): Ediciones Pluma de Mompox. 453-454.
  26. Pierre SUAU (1907): «San Pedro Claver» en [Enciclopedia Católica ] The Catholic Encyclopedia, Volume I. Pedro Miguel LAMET, El esclavo Blanco. Pedro Calver, Ed. Mensajero, 2017.
  27. Cf. SANTIAGO, Père Juan de, Breve Relacion / De lo succedido a doce Religos. Capp°s que la Santa Sede Apostolica enbio Por missonarios— Apostolicos al Reyno de Congo [1649-1650]. Ms 772 de la Biblioteca del Palacio Nacional, Madrid. BUENAVENTURA DE CARROCERA, «Dos relaciones inéditas sobre la misión Capuchina del Congo », en Collectanea Francescana, vol. XVI (1946), pp. 102-124; también Francisco LEITE DE FARIA, « Fr. João de Santiago e a sua Relação sobre os Capuchinos no Congo », en Portugal em Africa, vol. X (1953), pp. 316-333. TERUEL, Padre António de, Descripcion narrativa de la mission serafica de los Capuchinos, y sus Progressos en el Reyno de Congo [1663-1664]. Ms 3533 et 3574 de la Biblioteca Nacional de Madrid. CESINALE, Rocco da, Storia delle Missioni dei Capuccini, Rome, 1873. T. II, chap. xi, pp. 517-673 : resumen de los escritos inéditos sobre el Congo del s. XVIIIe.

    JADIN. L., L'ancien Congo et l'Angola, I. ; IDEM, « L’Ancien Congo et les Archives de l’Oud West Indisch Compagnie conservées à La Haye (1641-1648) », in Bulletin des Séances de l’A.R.S.C, t. I, fasc. 3, Bruxelles (1955), pp. 447-451 ; IDEM, « Rapport sur les recherches aux archives d’Angola, du 4 juillet au 7 septembre 1952 », in Bulletin des Séances de l’I.R.C.B., t. XXIV, fasc. 1, Bruxelles (1953), pp. 157-169 ; IDEM, « Recherches dans les Archives et Bibliothèques d’Italie et du Portugal sur l’Ancien Congo : I. Missions des Capucins, XVIIIe et XIXe siècles; II. Lettres de Garcia V (1813-1815) — Relation de Boaventura dos Santos, 1877 », in Bulletin des Séances de l’A.R.S.C, Bruxelles, t. II, fasc. 6 (1956), pp. 951-990 ; IDEM, « Importance des acquisitions nouvelles des Archives historiques de l’Angola à Loanda pour l’histoire de l’Afrique centrale 1726-1915 », in Bulletin des Séances de l’A.R.S.O. (1966), n° 6, pp. 892-903.
  28. Varias cartas de fray Jerónimo de Vetralla han sido citadas en diversas obras sobre la historia de la misión capuchina del reino del Congo, como la de Barbara Turchetta: el volumen recorre algunos momentos importantes de la relación entre los misioneros católicos y el Reino del Congo del siglo XVI-XVII, a través del trabajo etnográfico y lingüístico del Padre Jacinto de Vetralla. El cuarto capítulo de la obra citada contiene por entero la primera edición italiana, traducida de la original latina, de la gramática del kikongo. Se trata de la primera descripción gramatical de una lengua africana de la historia, cuyo éxito y difusión obtuvieron ampliamente su reconocimiento sólo en la segunda mitad del siglo XIX.
  29. Carta Do [Religioso] Capucho [Capuchinho], Frei Serafim De Cortona [Serafino De Cortona], Ao Rei [D. João IV] Em Nome Do Perfeito Da Missão Dos Capuchos [Capuchinhos] Do Reino Do Congo, Reverendo Padre Frei Bonaventura De Alessano, Sobre O Pedido Do Capitão-General E Governador [De Angola], Salvador Correia De Sá E Benevides, Para Que Estes Religiosos Servissem Em Angola; Mostrando Disponibilidade Para Servirem Sua Majestade Com Fidelidade Nas Matérias Espirituais Deste Reino.
    Fecha: 1649-12-26; desde presumivelmente em São Paulo da Assunção de Luanda.
  30. Cf. RUDGE, F.M. "Venerable Anne-Marie Javouhey", en The Catholic Encyclopedia. Vol. 8. New York: Robert Appleton Company (1910).
  31. François-Marie-Paul Libermann (1802–1852), judío convertido al catolicismo, sacerdote y fundador de la Congregación misionera del Inmaculado Corazón de María, luego unida a la Congregación del Espíritu Santo, fue un gran luchador contra la trata de esclavos en África y de su evangelización y promoción humana. Pío IX lo declaró venerable el 1 de junio de 1876. Promovió la promoción de los africanos en todas las direcciones, empezando por el mismo clero nativo. Cf. GOEPFERT, Prosper, The Life of the Venerable Francis Mary Paul Libermann. Dublin: M. H. Gill & Son (1880); BURKE, Christy, No Longer Slaves: the mission of Francis Libermann (1802–1852). Dublin: Columba Press (2010); COULON, P. – BRASSEUR, P., Libermann 1802-1852. Une pensée et une mystique missionaires. Preface de Leopold Sedar Senghor, Paris, Du CERF (1988).
  32. Cf. Fidel GONZÁLEZ FERNÁNDEZ, Comboni en el corazón de la Misión africana, El movimiento misionero y la obra comboniana 1847-1910, Madrid, Ed. Mundo Negro 1993. En este volumen se dedica una parte a las iniciativas católicas en la lucha antiesclavista, indicando por ello las correspondientes a los diversos países europeos y su génesis. Cf. también: Idem (Ed.), Daniele Comboni e la rigenerazione dell’Africa. “Piano”, “Postulatum”, “Regole”, Urbaniana University Press, Vatican City, 2003. Textos fundamentales de Comboni sobre el tema de la “Regeneración de África a través de África misma”.
  33. Declarado venerable por el papa Francisco el 1 de diciembre de 2016. Sus escritos principales se encuentran recogidos en 12 volúmenes, del título: I miei trentacinque anni di missione nell'alta Etiopia; memorie storiche; Analecta Ordinis FF. Min. Capp., V, 291 seq.
  34. MONTCLOS, X. DE, Lavigerie, le saint-siège et l’Eglise; de l’avenement de Pie IX al’avenement de Leon XIII (1846-1878), Paris, E. de Bocard (1965); RENAULT F., Lavigerie, l’esclavage Africain et l’Europe 1868-1892, Paris (1972), 2 vols.
  35. Cf. Maria Teresa Ledóchowska, en Santi, beati e testimoni, santiebeati.it.


DHIAL: Edición y notas de FIDEL GONZÁLEZ FERNÁNDEZ