UNIVERSIDADES HISPANOAMERICANAS

De Dicionário de História Cultural de la Iglesía en América Latina
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Las primeras del Continente Americano

Los religiosos y los laicos españoles del siglo XVI que se trasladaron a “las Indias”, convirtieron las misiones y los conventos en centros de irradiación de vida y cultura. Una de sus prioridades fundamentales puesta en práctica apenas desembarcaron fue dar educación en escuelas elementales, de artes y oficios; en colegios para indígenas como los fundados de Fray Pedro de Gante y los Franciscanos desde el primer momento de su llegada a México.

El éxito alcanzado empujó poco después a erigir numerosos colegios secundarios, como el de la Santa Cruz en Tlatelolco; la consecuencia lógica fue la creación de universidades diseminadas a lo largo de la geografía latinoamericana. En la América española funcionaron un muy buen número de centros universitarios de nivel equivalente a los europeos. Estos centros tuvieron un papel fundamental en el transvase cultural de la Europa cristiana al Nuevo Mundo. Fueron factores claves en la cristianización y en la hispanización del Continente. Su vitalidad estaba estrechamente vinculada a la alcanzada por las ciudades hispanoamericanas, participando en su destino, grandeza y decadencia. Los más espléndidos han sido los de la ciudad de México y de Lima. En el siglo XVI las universidades nacieron sobre todo alrededor de los conventos; absorbieron las tareas y las necesidades del momento que fueron sobre todo de naturaleza social, administrativa, jurídica y eclesiástica. “La gloria de toda esta constelación universitaria corresponde principalmente a la Iglesia, que actuó a través del interés de sus prelados y la dedicación de sus religiosos. Pero también el Estado contribuyó poderosamente a la consolidación y a tamaño de estas instituciones.[1]

Los modelos de las universidades de Hispanoamérica, que consiguieron las correspondientes Bulas papales de fundación y los decretos regios, fueron las Universidades Salamanca, Alcalá y Valladolid. Las universidades Jesuitas siguieron el ejemplo de las de la Compañía en España, especialmente las de Gandía y Osuna, y posteriormente las que siguieron las Constituciones de Córdoba de Tucuman (Argentina) o las dominicas de Ávila y Pamplona. Una característica de todas estas universidades es que también tenían cátedras de lengua indígena, cuyo conocimiento fue obligatorio para todos los curas y religiosos que en la América española tuvieran cura de almas entre los indios.

Los profesores accedían a la cátedra através de oposición, como en las europeas, a excepción de las administradas exclusivamente por una Orden religiosa. En ellas se daban los grados de bachillerato, licenciatura, maestro y doctorado. Son en total 20 las universidades fundadas por la Corona española desde el siglo XVI al XVIII con la colaboración de la Iglesia, especialmente a través de sus órdenes religiosas; entre las primeras se encuentran las de San Tomás en Santo Domingo (1538) y las de México y de San Marcos de Lima (1551), la de Santiago de la Paz (1558); la de San Tomás de Quito es una de las postreras de este periodo (1786). Fue el siglo XVII el siglo de oro de estas universidades "conventuales". Las Universidades fundadas por la Corona y por la Iglesia en América latina durante el período colonial son:

- Universidad de Sto. Tomás de San Domingo (1538).
- Universidad de México (1551).
- Universidad de San Marcos de Lima (1551).
- Universidad de Santiago de la Paz (1538).
- Universidad de Guadalajara (México) (1778, pero ya solicitada en el 1700 por los dominicos).
- Universidad de S. Carlos Borromeo de Guatemala, 1620: Colegio universitario de Sto. Tomás, y en el 1659 otro nuevo colegio universitario.
- Universidad de S. Ignacio de Córdoba de Tucumán (1613).
- Universidad de Sto. Tomás de Santiago de Chile (1617).
- Universidad de S. Francisco Javier de Charcas o La Plata (1623).
- Universidad de San Felipe.
- Universidad Jesuítica de Cuzco (1692).
- Universidad Real y Pontificia de Mérida (Nueva Granada) (1721).
- Universidad Javeriana de Santa Fe de Bogotá (1723).
- Universidad de S. Jerónimo de La Habana (1728).
- Universidad de León (Nicaragua).
- Universidad de San Francisco Javier de Panamá (1749-1767).
- Universidad de Caracas.
- Universidad de S. Francisco de Popayán, Nueva Granada - Colombia, (1633 - 1643; fundada por los jesuitas).
- Universidad de Huamanga (Perú).
- Universidad de San Tomás de Quito (1786). Se habían fundado tres Colegios Universitarios: S. Fulgencio (de los agustinos, 1586); San Fernando (de los dominicos, 1680-1681). Sto. Tomás (1786) será la continuación del colegio universitario de S. Gregorio, de la Compañía de Jesús.

A la sombra de estas universidades surgieron un gran número de colegios universitarios para estudiantes, con becas, especialmente para hijos de caciques, huérfanos de conquistadores o de funcionarios, en una educación interracial. En el siglo XVI fueron establecidos 6 de estos colegios universitarios; en el siglo XVII fueron 15; en el siglo XVIII 9 y en el XIX 2. Al momento de la independencia también se encontraban en proceso de fundación las universidades de Oaxaca, en México, y de Mompox, en Colombia.

A estos centros superiores habría que añadir otros centros de formación humana y difusores de la cultura como seminarios para la formación del clero, los colegios de frailes de Propaganda Fide, bibliotecas y las imprentas con sus impresores de libros. Don Juan de Palafox y Mendoza, obispo de Puebla de los Angeles (México) y virrey de Nueva España, fundó el Seminario Conciliar de Puebla en la primera mitad del siglo XVII y la biblioteca pública de aquella ciudad, dotándola con cerca de un millón de volúmenes, mucho de ellos traídos desde España.

En México también se estableció la primera imprenta de todos los dominios ultramarinos españoles, dónde se imprimían catecismos, diccionarios y otras obras importantes. Por ello se puede decir que también aquí, como en el Edad Media, la Iglesia contribuyó al nacimiento de una nueva cultura, fruto de un encuentro de pueblos bajo el signo de la común pertenencia a Cristo, que dio lugar a la identidad histórico-cultural de la América latina. “La Iglesia fue pionera en el desarrollo de la cultura, puesto que a ella se debe principalmente el temprana creación de la universidad, la oportuna apertura a la promoción de la mujer y la iniciativa artística y científica en diversos campos”.[2]

NOTAS

  1. Leandro Tormo, Universidades hispánicas, en DHE, IV, 2652
  2. Juan Pablo II, Quince años de evangelización. Discurso Campo de Chambacú, Cartagena, Colombia, 6 julio 1986

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