Diferencia entre revisiones de «URUGUAY; Fisonomía antropológica, cultural, religiosa, eclesial, y política»

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La República Oriental del Uruguay nació como estado independiente en 1828, como resultado de las luchas por la emancipación, que comenzaron en 1811, y de las negociaciones diplomáticas entre las Provincias Unidas del Río de la Plata (hoy Argentina), Brasil, y Gran Bretaña. El territorio que hoy ocupa, de 176.215 km2, fue conocido, en la época hispánica, como «Banda Oriental del Uruguay», refiriéndose a su ubicación al Este del río Uruguay. La Banda Oriental fue parte de la Gobernación del Río de la Plata, desde el siglo XVI, y del Virreinato del Río de la Pata, desde 1776.
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La República Oriental del Uruguay nació como estado independiente en 1828, como resultado de las luchas por la emancipación, que comenzaron en 1811, y de las negociaciones diplomáticas entre las Provincias Unidas del [[RÍO_DE_LA_PLATA;_Su_mundo_cultural,_económico_y_político | Río de la Plata]] (hoy Argentina), [[BRASIL;_Afrodescendientes | Brasil]], y Gran Bretaña. El territorio que hoy ocupa, de 176.215 km2, fue conocido, en la época hispánica, como «Banda Oriental del Uruguay», refiriéndose a su ubicación al Este del río Uruguay. La Banda Oriental fue parte de la Gobernación del [[RÍO_DE_LA_PLATA;_Su_mundo_cultural,_económico_y_político | Río de la Plata]], desde el siglo XVI, y del Virreinato del Río de la Pata, desde 1776.
  
El territorio del actual Uruguay tuvo una tardía colonización, hecho que se reflejaría en sus características sociales y culturales. En 1966, los historiadores uruguayos Washington Reyes Abadie, Oscar Bruschera y Tabaré Melogno definieron a la Banda Oriental colonial como “pradera, frontera y puerto”. Esta calificación se transformó en un clásico. La Banda Oriental fue, en primer lugar “pradera”, lugar en que el ganado vacuno, tempranamente traído por Hernando Arias de Saavedra -Hernandarias, gobernador de Asunción-, se multiplicó rápidamente, y fue aprovechado por los hacendados de Buenos Aires y otras ciudades cercanas, y por los misioneros jesuitas, que lo utilizaron para repoblar sus estancias situadas al norte de la Banda.  
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El territorio del actual Uruguay tuvo una tardía colonización, hecho que se reflejaría en sus características sociales y culturales. En 1966, los historiadores uruguayos Washington Reyes Abadie, Oscar Bruschera y Tabaré Melogno definieron a la Banda Oriental colonial como “pradera, frontera y puerto”. Esta calificación se transformó en un clásico. La Banda Oriental fue, en primer lugar “pradera”, lugar en que el ganado vacuno, tempranamente traído por Hernando Arias de Saavedra -Hernandarias, gobernador de Asunción-, se multiplicó rápidamente, y fue aprovechado por los hacendados de Buenos Aires y otras ciudades cercanas, y por los misioneros [[EVANGELIZACIÓN_DE_AMÉRICA;_contribución_de_los_jesuitas | jesuitas]], que lo utilizaron para repoblar sus estancias situadas al norte de la Banda.  
  
La primera población importante del territorio fue «Colonia del Sacramento», fundación portuguesa de 1680, que fue la manzana de la discordia entre portugueses y españoles durante un siglo. La instalación de los portugueses en el Río de la Plata aceleró la fundación de Montevideo, entre 1724 y 1730, como fortaleza y puerto comercial. La presencia hispánica en la Banda Oriental se reduce entonces a unos pocos decenios, previos al comienzo de las luchas por la independencia.  
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La primera población importante del territorio fue «Colonia del Sacramento», fundación portuguesa de 1680, que fue la manzana de la discordia entre portugueses y españoles durante un siglo. La instalación de los portugueses en el [[RÍO_DE_LA_PLATA;_Su_mundo_cultural,_económico_y_político | Río de la Plata]] aceleró la fundación de Montevideo, entre 1724 y 1730, como fortaleza y puerto comercial. La presencia hispánica en la Banda Oriental se reduce entonces a unos pocos decenios, previos al comienzo de las luchas por la independencia.  
  
La posición geopolítica del territorio, una cuña entre los imperios español y portugués, configuró su carácter de “frontera”, carácter que es posible seguir a lo largo de la historia uruguaya. A las luchas por la posesión de estas tierras por España y Portugal, seguirían los enfrentamientos y tensiones entre Argentina y Brasil. Una vez consolidada la independencia del país, en 1830, las relaciones entre Uruguay y sus dos vecinos serían siempre “pendulares”, acercándose ora a Brasil, ora a la Argentina, de acuerdo con las circunstancias políticas y económicas que se dieran en cada momento.  
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La posición geopolítica del territorio, una cuña entre los imperios español y portugués, configuró su carácter de “frontera”, carácter que es posible seguir a lo largo de la historia uruguaya. A las luchas por la posesión de estas tierras por España y Portugal, seguirían los enfrentamientos y tensiones entre Argentina y [[BRASIL;_Afrodescendientes | Brasil]]. Una vez consolidada la independencia del país, en 1830, las relaciones entre Uruguay y sus dos vecinos serían siempre “pendulares”, acercándose ora a [[BRASIL;_Afrodescendientes | Brasil]], ora a la Argentina, de acuerdo con las circunstancias políticas y económicas que se dieran en cada momento.  
  
 
La fundación de Montevideo introdujo en la historia del país la tercera característica: su condición de “puerto”. A lo largo de su historia, es posible registrar la constante oposición entre la ciudad portuaria, que fue creciendo hasta hacerse macro- cefálica, y el resto del territorio. La dicotomía campo-ciudad es un rasgo que hasta hoy puede observarse en la realidad uruguaya.  
 
La fundación de Montevideo introdujo en la historia del país la tercera característica: su condición de “puerto”. A lo largo de su historia, es posible registrar la constante oposición entre la ciudad portuaria, que fue creciendo hasta hacerse macro- cefálica, y el resto del territorio. La dicotomía campo-ciudad es un rasgo que hasta hoy puede observarse en la realidad uruguaya.  
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Desde el punto de vista antropológico, los pobladores originarios de la Banda Oriental eran pocos en número y culturalmente recolectores y cazadores. Algunos grupos indígenas fueron muy reacios al contacto con los europeos, al mestizaje y a la inculturación. Por otra parte, procedentes de las Misiones jesuíticas, fueron llegando al territorio grupos de guaraníes cristianizados, que contribuyeron notoriamente a la fisonomía demográfica y cultural del país.  
 
Desde el punto de vista antropológico, los pobladores originarios de la Banda Oriental eran pocos en número y culturalmente recolectores y cazadores. Algunos grupos indígenas fueron muy reacios al contacto con los europeos, al mestizaje y a la inculturación. Por otra parte, procedentes de las Misiones jesuíticas, fueron llegando al territorio grupos de guaraníes cristianizados, que contribuyeron notoriamente a la fisonomía demográfica y cultural del país.  
  
Basta fijarse en la toponimia - presente, en primer lugar, en el mismo nombre del país -, o en las denominaciones de la flora y fauna autóctonas, para descubrir el rastro guaraní. Algunas costumbres como el mate - infusión elaborada con “yerba” (''ilex paraquarensis'') - y que se toma en un tipo de calabaza seca, llamada mate, también son de origen guaraní–misionero. La matriz demográfica de la Banda Oriental se formó a partir del mestizaje de estos pueblos con blancos criollos.  
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Basta fijarse en la toponimia - presente, en primer lugar, en el mismo nombre del país -, o en las denominaciones de la flora y fauna autóctonas, para descubrir el rastro guaraní. Algunas costumbres como el mate - infusión elaborada con “yerba” (''ilex paraquarensis'') - y que se toma en un tipo de calabaza seca, llamada mate, también son de origen guaraní–misionero. La matriz demográfica de la Banda Oriental se formó a partir del mestizaje de estos pueblos con blancos [[CRIOLLOS;_su_aporte_a_la_evangelización | criollos]].  
  
 
El antropólogo Renzo Pi Hugarte afirma que estos indígenas “''desempeñaron un importante papel en la formación de la proto-sociedad y la proto-cultura nacionales del Uruguay, al punto que si en la actualidad sobrevive algún rasgo originario del pasado indígena, se debe a esos guaraníes que mestizándose con blancos y también, aunque en menor medida, con negros, compusieron la base de la población rural de los dos siglos pasados''”. (Pi Hugarte, 180).
 
El antropólogo Renzo Pi Hugarte afirma que estos indígenas “''desempeñaron un importante papel en la formación de la proto-sociedad y la proto-cultura nacionales del Uruguay, al punto que si en la actualidad sobrevive algún rasgo originario del pasado indígena, se debe a esos guaraníes que mestizándose con blancos y también, aunque en menor medida, con negros, compusieron la base de la población rural de los dos siglos pasados''”. (Pi Hugarte, 180).
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Por ser Montevideo puerto de llegada de los barcos negreros, hubo una importante población de origen africano, afincada principalmente en la ciudad-puerto. Otra parte de la población negra procede de esclavos fugados de las haciendas brasileñas que se encontraban en el noreste del territorio. Esta población influyó notoriamente en la cultura uruguaya: el candombe y las “llamadas” durante el Carnaval, son herencia directa de los africanos.  
 
Por ser Montevideo puerto de llegada de los barcos negreros, hubo una importante población de origen africano, afincada principalmente en la ciudad-puerto. Otra parte de la población negra procede de esclavos fugados de las haciendas brasileñas que se encontraban en el noreste del territorio. Esta población influyó notoriamente en la cultura uruguaya: el candombe y las “llamadas” durante el Carnaval, son herencia directa de los africanos.  
  
A partir de la independencia, el país comenzó a recibir oleadas migratorias que fueron  conformando su población. La mayor parte de esta inmigración procedió de España y de Italia, pero también hay núcleos procedentes de otros países europeos: Francia (vasco franceses especialmente), Gran Bretaña, Suiza, Alemania, Polonia, Rusia y otros países del este europeo. También hay importante número de judíos, armenios y libaneses, y un pequeño pero significativo número de japoneses.  
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A partir de la independencia, el país comenzó a recibir oleadas migratorias que fueron  conformando su población. La mayor parte de esta inmigración procedió de España y de Italia, pero también hay núcleos procedentes de otros países europeos: Francia (vasco franceses especialmente), Gran Bretaña, Suiza, Alemania, Polonia, Rusia y otros países del este europeo. También hay importante número de [[JUDÍOS_EN_URUGUAY | judíos]], armenios y libaneses, y un pequeño pero significativo número de japoneses.  
  
 
La inmigración fue constante, con picos en algunos momentos, hasta 1930. En ese momento se frenó, debido a la crisis internacional y a la aprobación de leyes contrarias a la entrada de extranjeros. Este proceso tendría otro momento importante luego de la guerra civil española y de la segunda guerra mundial, pero en los años 60 la corriente se invirtió y muchos uruguayos comenzaron a emigrar, en busca de mejores posibilidades laborales o por motivos políticos.
 
La inmigración fue constante, con picos en algunos momentos, hasta 1930. En ese momento se frenó, debido a la crisis internacional y a la aprobación de leyes contrarias a la entrada de extranjeros. Este proceso tendría otro momento importante luego de la guerra civil española y de la segunda guerra mundial, pero en los años 60 la corriente se invirtió y muchos uruguayos comenzaron a emigrar, en busca de mejores posibilidades laborales o por motivos políticos.
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En cuanto a la enseñanza superior, la Universidad Mayor – actualmente Universidad de la República - comenzó a funcionar efectivamente en 1849. La Universidad comprendía entonces los Estudios preparatorios o Universidad Menor y la Facultad de Derecho, a la que se agregó pronto la de Medicina. Actualmente, el índice de analfabetismo es de 1,8 %, según cifras oficiales. Por largo tiempo considerado un país de alto nivel educativo, en los últimos decenios ese nivel ha bajado notoriamente y actualmente existe un alto nivel de deserción del sistema de enseñanza, en especial, en la nivel medio.
 
En cuanto a la enseñanza superior, la Universidad Mayor – actualmente Universidad de la República - comenzó a funcionar efectivamente en 1849. La Universidad comprendía entonces los Estudios preparatorios o Universidad Menor y la Facultad de Derecho, a la que se agregó pronto la de Medicina. Actualmente, el índice de analfabetismo es de 1,8 %, según cifras oficiales. Por largo tiempo considerado un país de alto nivel educativo, en los últimos decenios ese nivel ha bajado notoriamente y actualmente existe un alto nivel de deserción del sistema de enseñanza, en especial, en la nivel medio.
  
La peripecia histórica del Uruguay se refleja en sus rasgos religiosos. En primer lugar, la evangelización fue muy tardía y, en gran parte del territorio, muy débil. Por otra parte, no hubo en Uruguay presencia de alto clero. Uruguay se conformó como diócesis recién en 1878. Procedentes de las Misiones jesuíticas, muchos indios cristianos se afincaron en el campo uruguayo cuando se produjo la expulsión de la Compañía de los territorios hispánicos. De ellos procedió un sentido de religiosidad expresado en devociones populares, desde el saludo acostumbrado de los «gauchos» - “Ave María Purísima; Sin pecado concebida” -, hasta las imágenes que, como la Virgen de los Treinta y Tres, son testigos de las creencias de los orientales.  
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La peripecia histórica del Uruguay se refleja en sus rasgos religiosos. En primer lugar, la evangelización fue muy tardía y, en gran parte del territorio, muy débil. Por otra parte, no hubo en Uruguay presencia de alto clero. Uruguay se conformó como diócesis recién en 1878. Procedentes de las Misiones jesuíticas, muchos indios cristianos se afincaron en el campo uruguayo cuando se produjo la expulsión de la Compañía de los territorios hispánicos. De ellos procedió un sentido de religiosidad expresado en devociones populares, desde el saludo acostumbrado de los «gauchos» - “Ave María Purísima; Sin pecado concebida” -, hasta las imágenes que, como la [[VIRGEN_DE_LOS_TREINTA_Y_TRES | Virgen de los Treinta y Tres]], son testigos de las creencias de los orientales.  
  
Otro punto a tener presente es que el poblamiento de la Banda Oriental se produjo en un momento difícil para la Iglesia universal y particularmente europea. En efecto, el siglo XVIII fue testigo de una suerte de absorción de la Iglesia por parte de los estados absolutistas o del despotismo ilustrado. España no sería ajena a este fenómeno; también allí se produjo la expulsión de los Jesuitas, con sus graves efectos en todo el territorio americano. El catolicismo que penetró a en Uruguay fue, pues, el «catolicismo ilustrado». Ello se reflejó, ya durante la vida independiente, en la defensa del patronato por parte de los gobernantes uruguayos y provocaría una serie de incidentes con las autoridades religiosas, particularmente graves durante los obispados de Vera, Yéregui y Soler.  
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Otro punto a tener presente es que el poblamiento de la Banda Oriental se produjo en un momento difícil para la Iglesia universal y particularmente europea. En efecto, el siglo XVIII fue testigo de una suerte de absorción de la Iglesia por parte de los estados absolutistas o del despotismo ilustrado. España no sería ajena a este fenómeno; también allí se produjo la expulsión de los [[EVANGELIZACIÓN_DE_AMÉRICA;_contribución_de_los_jesuitas | Jesuitas]], con sus graves efectos en todo el territorio americano. El catolicismo que penetró a en Uruguay fue, pues, el «catolicismo ilustrado». Ello se reflejó, ya durante la vida independiente, en la defensa del patronato por parte de los gobernantes uruguayos y provocaría una serie de incidentes con las autoridades religiosas, particularmente graves durante los obispados de Vera, Yéregui y Soler.  
  
La débil evangelización, unida a la llegada de inmigrantes de filiación anticlerical o de otras religiones, llevó a la temprana laicización de la cultura nacional. Las disputas entre catolicismo y liberalismo, racionalismo y positivismo,  se sucedieron a lo largo del siglo XIX y primeras décadas del siglo XX. La separación de la Iglesia y el Estado tuvo lugar en 1917, cuando se reformó la primera Constitución de 1830. Esta separación había sido precedida de leyes como el matrimonio civil obligatorio (1885), las restricciones a la instalación de conventos, (1885) y la ley de divorcio (1907). En 1909 quedó suprimida la enseñanza religiosa en las escuelas públicas, con graves sanciones a quienes violaran esta disposición.
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La débil evangelización, unida a la llegada de inmigrantes de filiación anticlerical o de otras religiones, llevó a la temprana laicización de la cultura nacional. Las disputas entre catolicismo y liberalismo, [[CARTA_PASTORAL_CONTRA_LA_FE_RACIONALISTA | racionalismo]] y [[POSITIVISMO_EN_IBEROAMÉRICA | positivismo]],  se sucedieron a lo largo del siglo XIX y primeras décadas del siglo XX. La separación de la Iglesia y el Estado tuvo lugar en 1917, cuando se reformó la primera Constitución de 1830. Esta separación había sido precedida de leyes como el [[MATRIMONIO_EN_CHILE | matrimonio]] civil obligatorio (1885), las restricciones a la instalación de conventos, (1885) y la ley de divorcio (1907). En 1909 quedó suprimida la enseñanza religiosa en las escuelas públicas, con graves sanciones a quienes violaran esta disposición.
  
No obstante, puede observarse que los católicos tienen amplia presencia en la sociedad. A partir del obispado de Jacinto Vera, numerosas órdenes religiosas de carácter asistencial y educativo arribaron al país. Buen número de familias envían a sus hijos a los colegios fundados, entre otros, por Jesuitas, Salesianos, Hermanas del Huerto, Dominicas y un largo etcétera. La presencia de religiosas en los hospitales y cárceles contribuyó a humanizar la asistencia a los enfermos, presos y desvalidos. Estas iniciativas fueron fuertemente apoyadas desde la sociedad civil por personas que no dudaron en destinar cuantiosas sumas a la construcción de iglesias y colegios.  
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No obstante, puede observarse que los católicos tienen amplia presencia en la sociedad. A partir del obispado de [[VERA_Y_DURÁN,_Jacinto | Jacinto Vera]], numerosas órdenes religiosas de carácter asistencial y educativo arribaron al país. Buen número de familias envían a sus hijos a los colegios fundados, entre otros, por [[EVANGELIZACIÓN_DE_AMÉRICA;_contribución_de_los_jesuitas | Jesuitas]], Salesianos, Hermanas del Huerto, Dominicas y un largo etcétera. La presencia de religiosas en los hospitales y cárceles contribuyó a humanizar la asistencia a los enfermos, presos y desvalidos. Estas iniciativas fueron fuertemente apoyadas desde la sociedad civil por personas que no dudaron en destinar cuantiosas sumas a la construcción de iglesias y colegios.  
  
El caso de Juan Jackson fue, en este sentido, ejemplar. Los católicos buscaron incidir también en la vida política y social. A tenor de lo expresado en la  «Rerum Novarum» y en posteriores encíclicas sociales, lo mismo intelectuales que empresarios y obreros trataron de humanizar el incipiente trabajo industrial, y crearon círculos católicos de obreros, bancos y otras instituciones que colaboraron al bienestar de los trabajadores. Legisladores católicos presentaron proyectos de ley relativos al bienestar social, como por ejemplo, la ley de asignaciones familiares. En la actualidad, la presencia de instituciones educativas y asistenciales de inspiración católica es un factor clave para el desarrollo de las jóvenes generaciones y de los sectores menos favorecidos de la sociedad.  
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El caso de Juan Jackson fue, en este sentido, ejemplar. Los católicos buscaron incidir también en la vida política y social. A tenor de lo expresado en la  «Rerum Novarum» y en posteriores [[CHILE;_Recepción_de_las_encíclicas_sociales | encíclicas sociales]], lo mismo intelectuales que empresarios y obreros trataron de humanizar el incipiente trabajo industrial, y crearon círculos católicos de obreros, bancos y otras instituciones que colaboraron al bienestar de los trabajadores. Legisladores católicos presentaron proyectos de ley relativos al bienestar social, como por ejemplo, la ley de asignaciones familiares. En la actualidad, la presencia de instituciones educativas y asistenciales de inspiración católica es un factor clave para el desarrollo de las jóvenes generaciones y de los sectores menos favorecidos de la sociedad.  
  
 
En cuanto a la organización eclesial, Uruguay está dividido en diez diócesis: Montevideo (1878; sede arzobispal desde 1897), Melo (1897-1919), Salto (1897-1919), Florida (1931),  San José (1955), Minas (1960), Tacuarembó (1960), Mercedes (1960), Canelones (1961) y Maldonado (1966).
 
En cuanto a la organización eclesial, Uruguay está dividido en diez diócesis: Montevideo (1878; sede arzobispal desde 1897), Melo (1897-1919), Salto (1897-1919), Florida (1931),  San José (1955), Minas (1960), Tacuarembó (1960), Mercedes (1960), Canelones (1961) y Maldonado (1966).
  
Por ser Uruguay un país de inmigración, desde muy tempranamente hubo, en el país, fieles de otras religiones. Ya en los primeros años de vida independiente, los anglicanos solicitaron autorización para construir un templo. A partir de la década de 1860 comenzaron a arribar al país protestantes de diversas denominaciones: metodistas, luteranos, valdenses, calvinistas. A pesar de los recelos iniciales, pronto pudieron tener sus templos y celebrar su culto. Existe además presencia de ortodoxos, judíos, y, más recientemente, de mormones y otras denominaciones cristianas, así como cultos umbandistas, procedentes de Brasil.  
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Por ser Uruguay un país de inmigración, desde muy tempranamente hubo, en el país, fieles de otras religiones. Ya en los primeros años de vida independiente, los anglicanos solicitaron autorización para construir un templo. A partir de la década de 1860 comenzaron a arribar al país protestantes de diversas denominaciones: metodistas, luteranos, valdenses, calvinistas. A pesar de los recelos iniciales, pronto pudieron tener sus templos y celebrar su culto. Existe además presencia de ortodoxos, [[JUDÍOS_EN_URUGUAY | judíos]], y, más recientemente, de mormones y otras denominaciones cristianas, así como cultos umbandistas, procedentes de [[BRASIL;_Afrodescendientes | Brasil]].  
  
 
Desde el punto de vista político, Uruguay es una república democrática. El Poder Ejecutivo está integrado por un Presidente, electo directamente por voto popular, que dura 5 años en sus funciones y no es reelegible en el siguiente período, y un Consejo de Ministros, electos y destituidos por el Presidente, pero sujetos al control parlamentario. El Poder Legislativo está conformado por dos cámaras: la de Diputados (99 integrantes) y la de Senadores (30 integrantes). Los miembros de ambas cámaras son electos cada cinco años directamente por la ciudadanía. El Poder Judicial está regido por la Suprema Corte de Justicia, cuyos miembros acceden al cargo con venia del Poder Legislativo. Para el gobierno local, Uruguay se divide en diecinueve departamentos, que tienen a su frente un Intendente y una Junta Departamental, ambos electos por voto popular.  
 
Desde el punto de vista político, Uruguay es una república democrática. El Poder Ejecutivo está integrado por un Presidente, electo directamente por voto popular, que dura 5 años en sus funciones y no es reelegible en el siguiente período, y un Consejo de Ministros, electos y destituidos por el Presidente, pero sujetos al control parlamentario. El Poder Legislativo está conformado por dos cámaras: la de Diputados (99 integrantes) y la de Senadores (30 integrantes). Los miembros de ambas cámaras son electos cada cinco años directamente por la ciudadanía. El Poder Judicial está regido por la Suprema Corte de Justicia, cuyos miembros acceden al cargo con venia del Poder Legislativo. Para el gobierno local, Uruguay se divide en diecinueve departamentos, que tienen a su frente un Intendente y una Junta Departamental, ambos electos por voto popular.  
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'''BÁRBARA DÍAZ KAYEL'''
 
'''BÁRBARA DÍAZ KAYEL'''
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[[BRASIL;_Afrodescendientes|BRASIL; Afrodescendientes]]
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[[CARTA_PASTORAL_CONTRA_LA_FE_RACIONALISTA|CARTA PASTORAL CONTRA LA FE RACIONALISTA]]
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[[EVANGELIZACIÓN_DE_AMÉRICA;_contribución_de_los_jesuitas|EVANGELIZACIÓN DE AMÉRICA; contribución de los jesuitas]]
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[[POSITIVISMO_EN_IBEROAMÉRICA|POSITIVISMO EN IBEROAMÉRICA]]
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[[JUDÍOS_EN_URUGUAY|JUDÍOS EN URUGUAY]]
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[[MATRIMONIO_EN_CHILE|MATRIMONIO EN CHILE]]
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[[RÍO_DE_LA_PLATA;_Su_mundo_cultural,_económico_y_político|RÍO DE LA PLATA; Su mundo cultural, económico y político]]
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[[VIRGEN_DE_LOS_TREINTA_Y_TRES|VIRGEN DE LOS TREINTA Y TRES]]
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[[VERA_Y_DURÁN,_Jacinto|VERA Y DURÁN, Jacinto]]
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Revisión del 17:39 11 jun 2015

La República Oriental del Uruguay nació como estado independiente en 1828, como resultado de las luchas por la emancipación, que comenzaron en 1811, y de las negociaciones diplomáticas entre las Provincias Unidas del Río de la Plata (hoy Argentina), Brasil, y Gran Bretaña. El territorio que hoy ocupa, de 176.215 km2, fue conocido, en la época hispánica, como «Banda Oriental del Uruguay», refiriéndose a su ubicación al Este del río Uruguay. La Banda Oriental fue parte de la Gobernación del Río de la Plata, desde el siglo XVI, y del Virreinato del Río de la Pata, desde 1776.

El territorio del actual Uruguay tuvo una tardía colonización, hecho que se reflejaría en sus características sociales y culturales. En 1966, los historiadores uruguayos Washington Reyes Abadie, Oscar Bruschera y Tabaré Melogno definieron a la Banda Oriental colonial como “pradera, frontera y puerto”. Esta calificación se transformó en un clásico. La Banda Oriental fue, en primer lugar “pradera”, lugar en que el ganado vacuno, tempranamente traído por Hernando Arias de Saavedra -Hernandarias, gobernador de Asunción-, se multiplicó rápidamente, y fue aprovechado por los hacendados de Buenos Aires y otras ciudades cercanas, y por los misioneros jesuitas, que lo utilizaron para repoblar sus estancias situadas al norte de la Banda.

La primera población importante del territorio fue «Colonia del Sacramento», fundación portuguesa de 1680, que fue la manzana de la discordia entre portugueses y españoles durante un siglo. La instalación de los portugueses en el Río de la Plata aceleró la fundación de Montevideo, entre 1724 y 1730, como fortaleza y puerto comercial. La presencia hispánica en la Banda Oriental se reduce entonces a unos pocos decenios, previos al comienzo de las luchas por la independencia.

La posición geopolítica del territorio, una cuña entre los imperios español y portugués, configuró su carácter de “frontera”, carácter que es posible seguir a lo largo de la historia uruguaya. A las luchas por la posesión de estas tierras por España y Portugal, seguirían los enfrentamientos y tensiones entre Argentina y Brasil. Una vez consolidada la independencia del país, en 1830, las relaciones entre Uruguay y sus dos vecinos serían siempre “pendulares”, acercándose ora a Brasil, ora a la Argentina, de acuerdo con las circunstancias políticas y económicas que se dieran en cada momento.

La fundación de Montevideo introdujo en la historia del país la tercera característica: su condición de “puerto”. A lo largo de su historia, es posible registrar la constante oposición entre la ciudad portuaria, que fue creciendo hasta hacerse macro- cefálica, y el resto del territorio. La dicotomía campo-ciudad es un rasgo que hasta hoy puede observarse en la realidad uruguaya.

Desde el punto de vista antropológico, los pobladores originarios de la Banda Oriental eran pocos en número y culturalmente recolectores y cazadores. Algunos grupos indígenas fueron muy reacios al contacto con los europeos, al mestizaje y a la inculturación. Por otra parte, procedentes de las Misiones jesuíticas, fueron llegando al territorio grupos de guaraníes cristianizados, que contribuyeron notoriamente a la fisonomía demográfica y cultural del país.

Basta fijarse en la toponimia - presente, en primer lugar, en el mismo nombre del país -, o en las denominaciones de la flora y fauna autóctonas, para descubrir el rastro guaraní. Algunas costumbres como el mate - infusión elaborada con “yerba” (ilex paraquarensis) - y que se toma en un tipo de calabaza seca, llamada mate, también son de origen guaraní–misionero. La matriz demográfica de la Banda Oriental se formó a partir del mestizaje de estos pueblos con blancos criollos.

El antropólogo Renzo Pi Hugarte afirma que estos indígenas “desempeñaron un importante papel en la formación de la proto-sociedad y la proto-cultura nacionales del Uruguay, al punto que si en la actualidad sobrevive algún rasgo originario del pasado indígena, se debe a esos guaraníes que mestizándose con blancos y también, aunque en menor medida, con negros, compusieron la base de la población rural de los dos siglos pasados”. (Pi Hugarte, 180).


Por ser Montevideo puerto de llegada de los barcos negreros, hubo una importante población de origen africano, afincada principalmente en la ciudad-puerto. Otra parte de la población negra procede de esclavos fugados de las haciendas brasileñas que se encontraban en el noreste del territorio. Esta población influyó notoriamente en la cultura uruguaya: el candombe y las “llamadas” durante el Carnaval, son herencia directa de los africanos.

A partir de la independencia, el país comenzó a recibir oleadas migratorias que fueron conformando su población. La mayor parte de esta inmigración procedió de España y de Italia, pero también hay núcleos procedentes de otros países europeos: Francia (vasco franceses especialmente), Gran Bretaña, Suiza, Alemania, Polonia, Rusia y otros países del este europeo. También hay importante número de judíos, armenios y libaneses, y un pequeño pero significativo número de japoneses.

La inmigración fue constante, con picos en algunos momentos, hasta 1930. En ese momento se frenó, debido a la crisis internacional y a la aprobación de leyes contrarias a la entrada de extranjeros. Este proceso tendría otro momento importante luego de la guerra civil española y de la segunda guerra mundial, pero en los años 60 la corriente se invirtió y muchos uruguayos comenzaron a emigrar, en busca de mejores posibilidades laborales o por motivos políticos.

Uruguay es un país poco poblado: las cifras oficiales de 2010 indican un número de 3.356.584 habitantes, de los cuales 1.336.878 viven en Montevideo. Hay pues, una alta concentración urbana y una escasa población rural, que continúa en franco descenso. La matriz demográfica del país es similar a la de los países desarrollados, con bajas tasas de fecundidad (1,98 hijos por mujer) y alta esperanza de vida (76,23 años), de lo que resulta una población crecientemente envejecida.

En lo relativo a la educación, con la reforma de 1877 la escuela primaria se hizo obligatoria y gratuita, y se crearon las bases del sistema público de enseñanza primaria, siempre complementado por la presencia de instituciones privadas, religiosas y laicas. La enseñanza secundaria inició su desarrollo a partir de 1911, cuando se aprobó la creación de 18 liceos, en cada una de las capitales departamentales. Siguió el desarrollo de la enseñanza secundaria privada; en 1939 doce institutos tenían estudios secundarios habilitados, nueve eran instituciones católicas.

En cuanto a la enseñanza superior, la Universidad Mayor – actualmente Universidad de la República - comenzó a funcionar efectivamente en 1849. La Universidad comprendía entonces los Estudios preparatorios o Universidad Menor y la Facultad de Derecho, a la que se agregó pronto la de Medicina. Actualmente, el índice de analfabetismo es de 1,8 %, según cifras oficiales. Por largo tiempo considerado un país de alto nivel educativo, en los últimos decenios ese nivel ha bajado notoriamente y actualmente existe un alto nivel de deserción del sistema de enseñanza, en especial, en la nivel medio.

La peripecia histórica del Uruguay se refleja en sus rasgos religiosos. En primer lugar, la evangelización fue muy tardía y, en gran parte del territorio, muy débil. Por otra parte, no hubo en Uruguay presencia de alto clero. Uruguay se conformó como diócesis recién en 1878. Procedentes de las Misiones jesuíticas, muchos indios cristianos se afincaron en el campo uruguayo cuando se produjo la expulsión de la Compañía de los territorios hispánicos. De ellos procedió un sentido de religiosidad expresado en devociones populares, desde el saludo acostumbrado de los «gauchos» - “Ave María Purísima; Sin pecado concebida” -, hasta las imágenes que, como la Virgen de los Treinta y Tres, son testigos de las creencias de los orientales.

Otro punto a tener presente es que el poblamiento de la Banda Oriental se produjo en un momento difícil para la Iglesia universal y particularmente europea. En efecto, el siglo XVIII fue testigo de una suerte de absorción de la Iglesia por parte de los estados absolutistas o del despotismo ilustrado. España no sería ajena a este fenómeno; también allí se produjo la expulsión de los Jesuitas, con sus graves efectos en todo el territorio americano. El catolicismo que penetró a en Uruguay fue, pues, el «catolicismo ilustrado». Ello se reflejó, ya durante la vida independiente, en la defensa del patronato por parte de los gobernantes uruguayos y provocaría una serie de incidentes con las autoridades religiosas, particularmente graves durante los obispados de Vera, Yéregui y Soler.

La débil evangelización, unida a la llegada de inmigrantes de filiación anticlerical o de otras religiones, llevó a la temprana laicización de la cultura nacional. Las disputas entre catolicismo y liberalismo, racionalismo y positivismo, se sucedieron a lo largo del siglo XIX y primeras décadas del siglo XX. La separación de la Iglesia y el Estado tuvo lugar en 1917, cuando se reformó la primera Constitución de 1830. Esta separación había sido precedida de leyes como el matrimonio civil obligatorio (1885), las restricciones a la instalación de conventos, (1885) y la ley de divorcio (1907). En 1909 quedó suprimida la enseñanza religiosa en las escuelas públicas, con graves sanciones a quienes violaran esta disposición.

No obstante, puede observarse que los católicos tienen amplia presencia en la sociedad. A partir del obispado de Jacinto Vera, numerosas órdenes religiosas de carácter asistencial y educativo arribaron al país. Buen número de familias envían a sus hijos a los colegios fundados, entre otros, por Jesuitas, Salesianos, Hermanas del Huerto, Dominicas y un largo etcétera. La presencia de religiosas en los hospitales y cárceles contribuyó a humanizar la asistencia a los enfermos, presos y desvalidos. Estas iniciativas fueron fuertemente apoyadas desde la sociedad civil por personas que no dudaron en destinar cuantiosas sumas a la construcción de iglesias y colegios.

El caso de Juan Jackson fue, en este sentido, ejemplar. Los católicos buscaron incidir también en la vida política y social. A tenor de lo expresado en la «Rerum Novarum» y en posteriores encíclicas sociales, lo mismo intelectuales que empresarios y obreros trataron de humanizar el incipiente trabajo industrial, y crearon círculos católicos de obreros, bancos y otras instituciones que colaboraron al bienestar de los trabajadores. Legisladores católicos presentaron proyectos de ley relativos al bienestar social, como por ejemplo, la ley de asignaciones familiares. En la actualidad, la presencia de instituciones educativas y asistenciales de inspiración católica es un factor clave para el desarrollo de las jóvenes generaciones y de los sectores menos favorecidos de la sociedad.

En cuanto a la organización eclesial, Uruguay está dividido en diez diócesis: Montevideo (1878; sede arzobispal desde 1897), Melo (1897-1919), Salto (1897-1919), Florida (1931), San José (1955), Minas (1960), Tacuarembó (1960), Mercedes (1960), Canelones (1961) y Maldonado (1966).

Por ser Uruguay un país de inmigración, desde muy tempranamente hubo, en el país, fieles de otras religiones. Ya en los primeros años de vida independiente, los anglicanos solicitaron autorización para construir un templo. A partir de la década de 1860 comenzaron a arribar al país protestantes de diversas denominaciones: metodistas, luteranos, valdenses, calvinistas. A pesar de los recelos iniciales, pronto pudieron tener sus templos y celebrar su culto. Existe además presencia de ortodoxos, judíos, y, más recientemente, de mormones y otras denominaciones cristianas, así como cultos umbandistas, procedentes de Brasil.

Desde el punto de vista político, Uruguay es una república democrática. El Poder Ejecutivo está integrado por un Presidente, electo directamente por voto popular, que dura 5 años en sus funciones y no es reelegible en el siguiente período, y un Consejo de Ministros, electos y destituidos por el Presidente, pero sujetos al control parlamentario. El Poder Legislativo está conformado por dos cámaras: la de Diputados (99 integrantes) y la de Senadores (30 integrantes). Los miembros de ambas cámaras son electos cada cinco años directamente por la ciudadanía. El Poder Judicial está regido por la Suprema Corte de Justicia, cuyos miembros acceden al cargo con venia del Poder Legislativo. Para el gobierno local, Uruguay se divide en diecinueve departamentos, que tienen a su frente un Intendente y una Junta Departamental, ambos electos por voto popular.

Durante su primer siglo de vida independiente, el país sufrió constantes revoluciones e inestabilidad política. A partir del siglo XX la democracia se afianzó, aunque hubo períodos de dictadura, el principal de los cuales se extendió entre 1973 y 1985. A partir de ese momento, la democracia volvió a afirmarse, con alternancia de los principales partidos políticos en el gobierno: Blanco, Colorado y Frente Amplio.

Bibliografía

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http://www.ine.gub.uy/biblioteca/uruguayencifras2011/uruguay%20en%20cifras%202011.asp (consulta: 30-VI-2012);

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  • REYES ABADIE, Washington y VÁZQUEZ ROMERO, Andrés, Crónica General del Uruguay, Montevideo, 1998.


BÁRBARA DÍAZ KAYEL