VAÏSSE, Emilio (Omer Emeth)

De Dicionário de História Cultural de la Iglesía en América Latina
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VAÏSSE, Emilio (París, 1860; Santiago,1935) Sacerdote, Escritor, Literato.

Sacerdote francés de la Orden de los Padres Paúles o Lazaristas, llega a Chile como misionero en 1886. Con dos intermedios de un año cada uno (en Trujillo, Perú, y en París), concentra su ministerio pastoral y educativo de medio siglo en diversas regiones de Chile: Chillán, Valparaíso, San Pedro de Atacama, Calama, Pirque y Santiago.

En noviembre de 1906, con motivo de una conferencia sobre la Biblia y la ciencia en El Ateneo de Santiago, seguida de una síntesis escrita por él para El Mercurio, Agustín Edwards -su propietario-, lo descubre como “periodista de nacimiento” y lo invita a colaborar con artículos y crónicas de su especialidad. A partir de diciembre 1906, semana a semana y durante 30 prolíficos años hasta su muerte, Emilio Vaïsse cumple en Chile un magisterio científico y humanista que se ramifica en diversas secciones de El Mercurio: “Semana religiosa”, “Día religioso”, “El averiguador universal”, “Crónica bibliográfica semanal”, “Suplemento literario y científico”.

Especialista en la Biblia por sus estudios teológicos, experto en lengua hebrea, griega, latina y con interés acuciante por las novedades científicas de su tiempo, adopta el pseudónimo hebreo Omer Emeth (“Yo soy el que dice la verdad”) y se propone dos tareas educativas entrelazadas. Tarea moral de divulgar a través de la prensa el conocimiento de las verdades universales del Evangelio y de las Epístolas; tarea intelectual de modernizar al público lector chileno tornándolo contemporáneo de las principales invenciones científicas y discusiones culturales de actualidad. Ambos propósitos maduran en la creación, por primera vez en Chile, de una crítica literaria e historiográfica profesional (conceptualmente formada), justa (cuyo norte fue siempre la verdad) y continua (formativa por su constancia en el tiempo).

Alone -heredero y continuador de su profesionalismo crítico- hizo notar que “antes de que Omer Emeth escribiera en El Mercurio no existía el crítico dedicado a la crítica”. Un crítico regular que analice y evalúe el suceso cultural y obras literarias o históricas en virtud de sus méritos estéticos, historiográficos, morales y de servicio público, independiente de cualquier compromiso o interés bastardo. Marina Yutronić -su acuciosa bibliógrafa- escribe que Omer Emeth “fundó en Chile la crítica literaria semanal, firmada, responsable y le dio estabilidad y prestigio” desestimando, de paso, la crítica como “explosión accidental provocada, casi siempre, por la amistad o la enemistad -anterior a él.” Creó “desde los diarios, para servicio del gran público” la crítica informativa ecuánime y constante: faro y brújula de sus lectores.

Eduardo Moore destaca una vocación de Omer Emeth: urgir a su lector al descubrimiento de su humanidad desde la asunción de su nacionalidad. Para ello, escribió sobre “temas relativos a la historia, costumbre y naturaleza del país [Chile] que den mayor lustre a la patria”. Temas que “descubran tipos y paisajes, que sitúen con propiedad los primeros en los segundos, en tal forma que la pintura de tipos ‘ordinarios’ de países conocidos y de sentimientos populares den al lector la impresión viva y a veces ‘punzante’ de la realidad chilena.” Reconocemos aquí el manifiesto del criollismo literario de Mariano Latorre o de Marta Brunet.

Sin embargo, este criollismo -exige- debe cristalizar en la “flor de la frase” (sic.), en “alusiones históricas, recuerdos clásicos, giros propios” que den cuenta “del alma misma” del contexto espiritual y situación histórica de la obra criticada. “Alma” -según Omer Emeth- rima con terruño, con el humanismo y sus reactivos: “profundo conocimiento de la literatura latina y griega”, “impregnación con el encanto de la antigua literatura española y americana.” Encantamiento que “abre una ventana sobre el pasado de nuestra civilización”, “donde el sentimiento y la fe de cristianos se armonizaban con el concepto pagano de la belleza visible en los maravillosos monumentos literarios del Renacimiento, precursores del arte moderno.” Obras que “nos hacen ver todos los matices del pensamiento humano”. El milenarismo (lacunzismo), bibliografías generales (énfasis en la Colonia), literatura femenina, lengua atacameña, controversias religiosas, autores magistrales (Andrés Bello, José Toribio Medina), constituciones chilenas, hierologías, estudios militares, diccionarios de chilenismos, apicultura, serán algunos tópicos cubiertos por sus vastas investigaciones sobre el patrimonio cultural y religioso chileno.

Obras

El lacunzismo. Sus antecedentes históricos y su evolución, Santiago 1917; Estudios críticos de literatura chilena, Santiago 1961.

Bibliografía

ALONE (H. DÍAZ), Recuerdos de Omer Emeth, en Estudios críticos de literatura chilena, Santiago 1961; ID., Presencia de Omer Emeth en la literatura chilena, en YUTRONIĆ, M. Presencia de Omer Emeth en la literatura chilena y su magisterio crítico, Santiago 1955

YUTRONIĆ, M.Presencia de Omer Emeth en la literatura chilena y su magisterio crítico, Santiago 1955

MOORE, E. Don Emilio Vaïsse en la evolución de las letras chilenas, en Estudios críticos de literatura chilena, Santiago 1961


ROBERTO HOZVEN