XOCHIMILCO

De Dicionário de História Cultural de la Iglesía en América Latina
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El Lago de Xochimilco

Al sureste de la ciudad de México, y en la actualidad absorbido por ella, se encuentra el lago de Xochimilco (Lugar en la sementera de las flores), en cuyas riberas e islas se asentaron varios pueblos de distintas etnias indígenas, pero que fueron conocidos todos bajo el nombre genérico de «xochimilcas». El territorio de Xochimilco fue sometido por los mexicas o aztecas en el siglo XV. Durante el Virreinato fue uno de los principales proveedores de alimentos de la ciudad de México, y durante el Porfiriato los manantiales que alimentaban al Lago fueron canalizados para abastecer de agua potable a la Capital, al punto de agotarlos por completo a mediados del siglo XX.


En la actualidad se han realizado obras hidráulicas que han rescatado una pequeña parte del antiguo Lago en el que, además, puede verse la técnica agrícola de las «chinampas» prehispánicas, las cuales son unas pequeñas islas artificiales construidas con estacas encajadas en el fondo del lago, depositando en el cerco formado por ellas el cieno de los mismos bajos . Por eso las «chinampas» tienen una gran fertilidad y permite la recolección de varias cosechas al año.

Evangelización de Xochimilco

En la época prehispánica, los xochimilcas se asentaban, además de en la ribera del Lago, en la serranía ubicada al sur, incluyendo en ese territorio los pueblos de Mixquic, Temoac, Yautepec, Zacualpan, Tepoztlán, Tlayacapan y Hueyapan, llegando hasta Tochimilco en el Valle de Puebla.[1]


No resulta pues extraño, que a la llegada de los misioneros franciscanos, una de las primeras regiones que recibieron la predicación del Evangelio fuera precisamente Xochimilco. Fue el mismo fray Martín de Valencia, primer superior de los franciscanos en la Nueva España, quien evangelizó a los xochimilcas[2]también predicó y bautizó a muchos de ellos el célebre fray Bernardino de Sahagún. Convertido a la fe, el último tlatoani (jefe) xochimilca, Apochquiyautzin, recibió en el bautizo el nombre de Luis.


Tampoco resulta extraño que en Xochimilco, hacia el año 1535 los frailes franciscanos edificaran un Templo y uno de sus primeros conventos: el Templo y convento de San Bernardino, y que éste lugar se convirtiera en uno de los principales centros de evangelización de la Nueva España.

Convento de San Bernardino

Se desconoce la fecha exacta de la construcción del convento, pero situarla hacia 1535 debe ser bastante aproximada, por el hecho de que en el Convento de San Bernardino, ya hubieran residido célebres franciscanos de los primeros tiempos, como fray Bernardino de Sahagún, fray Andrés de Olmos, fray Toribio de Benavente y fray Juan de Torquemada. El historiador George Kubler señala que tanto la Iglesia de Xochimilco como el anexo convento de San Bernardino, tuvieron varias etapas constructivas que van desde 1530 hasta el año 1600.[3]En los primeros años del siglo XVII inició actividades un colegio conventual en donde se impartieron cátedras de retórica, teología, artes y oficios.


El convento, situado en el centro de Xochimilco, es un edificio de grandes proporciones; fue cabeza de «doctrina»[4]de la región de la cuenca de México. En él residían comúnmente de cuatro a seis frailes, los cuales recorrían la zona montañosa de lo que hoy es Milpa Alta y Tlalpan y los pueblos aledaños, los cuales estaban asignados al convento de San Bernardino como «visitas»[5]. Las poblaciones vecinas dependientes de la «cabecera» se reunían en el convento «doctrina» para recibir los sacramentos, pero de manera regular eran visitadas por los frailes, de acuerdo a un programa establecido.


La “Noble ciudad de Xochimilco”

En los inicios de la época virreinal, a la cual pertenece la fundación de casi la totalidad de las ciudades de México, los primeros habitantes de ellas buscaron darles mayor dignidad, para lo cual recurrían al monarca español en busca del título de «ciudad». Los habitantes de Xochimilco no fueron la excepción, solicitando al rey Felipe II elevara a Xochimilco al rango de ciudad.


Felipe II respondió favorablemente, y en 1559 emitió una Cédula Real que a la letra decía: “Es nuestra merced y voluntad y mandamos que ahora y de aquí en adelante el dicho pueblo de Xochimilco se llame e intitule y pueda llamar e intitular la Noble Ciudad de Xochimilco, y que goce de las preeminencias, prerrogativas e inmunidades que gozan y deben gozar las otras ciudades de las dichas nuestras Indias.[6]

Desde 1970, Xochimilco es una de las dieciséis Delegaciones Políticas del Distrito Federal.

Notas

  1. Durán, Fray Diego de. Historia de la Indias de Nueva España e Islas de la Tierra Firme. Porrúa, México, 1967, p.22
  2. Fray Gerónimo de Mendieta, en su Historia eclesiástica indiana, señala que fray Martín de Valencia comenzó su labor evangelizadora en el “pueblo llamado Xochimilco, que es el más principal, donde lo recibieron con gran aplauso y regocijo de los indios, al modo como ellos usan recibir a los huéspedes principales y dignos de honra y reverencia”.
  3. Kubler George. Arquitectura Mexicana del Siglo XVI. Fondo de Cultura Económica, México, 1982.
  4. En vez de parroquias, los frailes establecieron «doctrinas», es decir conventos en los que se adoctrinaba y administraban los sacramentos a los indígenas. Estas doctrinas se hallaban en las «cabeceras», o sea en las poblaciones de importancia, incluso que había tenido cierta hegemonía en la antigüedad.
  5. San Bernardino llegó a atender 15 barrios y 13 pueblos.
  6. Archivo General de la Nación. Reales Cédulas Duplicadas, Vol. I, exp. 166, f.151


JUAN LOUVIER CALDERÓN