Diferencia entre revisiones de «ALTAMIRANO, Basilio Ignacio Manuel»
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Revisión actual del 05:49 16 nov 2018
(Tixtla, 1834- San Remo, 1893) Escritor y político.
El 13 de noviembre de 1834, en la población de Tixtla, Estado de Guerrero, nació Ignacio Manuel en el seno de una familia indígena pura perteneciente a la etnia de los chontales oaxaqueños; su padre, Francisco Altamirano, recibió su apellido del padrino de bautizo de su padre, el español Juan Altamirano. La infancia de Ignacio Manuel transcurrió ayudando a su padre en las labores agrícolas, sin saber leer ni escribir y hablando exclusivamente la lengua tequistlateca, propia de los chontales del sur.
A los catorce años aprendió simultáneamente el castellano y el alfabeto; en 1849, al ser su padre electo alcalde de Tixtla, consiguió que a Ignacio Manuel le concedieran una beca para estudiar en el instituto Literario de Toluca donde fue discípulo y amigo del librepensador Ignacio Ramírez “el Nigromante”. Posteriormente estudió derecho en el Colegio de San Juan de Letrán e ingresó a la masonería en el Rito Nacional Mexicano (yorkino) por lo que se alineó con el Partido Liberal en la guerra de Reforma. Tras el triunfo de los liberales en 1861, fue elegido diputado al Congreso de la Unión donde manifestó un radicalismo absoluto contra los adversarios de la Reforma.
Tomó las armas para combatir a los franceses durante el imperio de Maximiliano, participando en el sitio de Querétaro por lo que le fue otorgado el grado de coronel. Restablecida la República desempeñará distintas funciones de gobierno; funda en 1867 junto a su antiguo maestro Ignacio Ramírez y a Guillermo Prieto, un periódico titulado El Correo de México, y dos años después la revista El Renacimiento con el objetivo de renovar las letras nacionales. En 1870 publicó la que sería su obra más renombrada: La Navidad en las Montañas.
Durante el primer periodo de gobierno de Porfirio Díaz, Altamirano fue designado Gran Maestro de la Gran Logia del Valle de México[1]la cual se rebeló contra el Supremo Consejo del Rito Escocés. Con tres logias simbólicas, Altamirano conformó la Gran Logia Independiente del Valle de México. Según el escritor norteamericano Richard E. Chism, “por virtud de sus poderes como Gran Maestro de la Gran Logia Valle de México, declaró por sí y ante sí, Soberano Gran Inspector General del grado 33, procedió a conferir el grado 33 a Ermilo G. Cantón y a algunas más personas (sic), hasta completar el número suficiente para constituir el llamado Supremo Consejo del Gran Oriente de México (…) Altamirano publicó un manifiesto (Cfr. José María Mateos, Historia de la Masonería en México) en la que asentó que él y su organización se proponían <no rendir a los hermanos de altos grados los honores aristocráticos…porque se prestan al ridículo y humillan a los hermanos de grados inferiores, pues por esto la masonería escocesa se había convertido en un cuerpo jerárquico muy semejante a la aristocracia nobiliaria o a la iglesia católica romana>.”[2]
Sin embargo, el encendido nacionalismo de este “masón ilustre” le llevó a reconocer que “Si hay una tradición verdaderamente antigua, nacional y universalmente aceptada en México, es la que se refiere a la Aparición de la Virgen de Guadalupe (…) En ella están acordes no sólo todas las razas que habitan el suelo mexicano, sino lo que es más sorprendente aún todos los partidos que han ensangrentado el país, por espacio de medio siglo…Todos esos partidos están acordes, y en último extremo, en los casos desesperados, el culto a la Virgen mexicana es el único vínculo que los une (…) La profunda división social que se produjo a causa de la conquista española… desaparece también solamente ante los altares de la Virgen de Guadalupe. Allí son igualados todos, mestizos e indios, aristócratas y plebeyos, pobres y ricos, conservadores y liberales (…) El obispo español Zumárraga y el indio Juan Diego que comulgaron juntos en el banquete social, con motivo de la aparición…se presentan arrodillados ante la Virgen en la misma grada (…) En cada mexicano existe siempre una dosis más o menos grande de Juan Diego.”[3]
El 13 de junio de 1889, Porfirio Díaz lo nombró Cónsul General de México en España con residencia en Barcelona, y posteriormente en Francia. Enfermó durante un viaje que realizaba por Italia, falleciendo el 13 de febrero de 1893 en la ciudad de San Remo.
Obras
Clemencia (Novela 1868) La Navidad en las Montañas (Novela 1871) El Zarco (Novela publicada póstumamente en 1901) Paisajes y leyendas, tradiciones y costumbres de México. (Compendio de escritos publicado en 1884)
Notas
- ↑ Cfr. Masones ilustres en México. www//comunicacion63.galeon.com/enlaces983021.html
- ↑ Chism. Richard E. Una contribución a la Historia Masónica de México 1899, p 80. Citada en Masones Ilustres en México
- ↑ Altamirano Ignacio Manuel, La Fiesta de Guadalupe. México, 1884. Citado por Fidel González Fernández Fidel. La Evangelización en Latinoamérica. Vertebración N° 15, Puebla, p. 28.
JUAN LOUVIER CALDERÓN