Diferencia entre revisiones de «COLEGIOS MAYORES DE LA UNIVERSIDAD DE CÓRDOBA»
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No parece superfluo sino muy conveniente una breve consideración acerca de los Colegios Mayores de la Universidad, de los cuales provenía (con excepción de los estudiantes externos) la mayor parte de los alumnos de las Facultades de Artes y de Teología. Todo él método y plan de estudios venía a realizarse "in vivo" en los jóvenes provenientes de tres Colegios Mayores. Tanto éstos como los externos estaban regidos por muy concretas normas de vida y direcciones pedagógicas que, sin duda, ejercieron influencia en el modo de adquisición y transmisión del pensamiento filosófico. | No parece superfluo sino muy conveniente una breve consideración acerca de los Colegios Mayores de la Universidad, de los cuales provenía (con excepción de los estudiantes externos) la mayor parte de los alumnos de las Facultades de Artes y de Teología. Todo él método y plan de estudios venía a realizarse "in vivo" en los jóvenes provenientes de tres Colegios Mayores. Tanto éstos como los externos estaban regidos por muy concretas normas de vida y direcciones pedagógicas que, sin duda, ejercieron influencia en el modo de adquisición y transmisión del pensamiento filosófico. | ||
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Revisión actual del 14:52 7 ago 2020
No parece superfluo sino muy conveniente una breve consideración acerca de los Colegios Mayores de la Universidad, de los cuales provenía (con excepción de los estudiantes externos) la mayor parte de los alumnos de las Facultades de Artes y de Teología. Todo él método y plan de estudios venía a realizarse "in vivo" en los jóvenes provenientes de tres Colegios Mayores. Tanto éstos como los externos estaban regidos por muy concretas normas de vida y direcciones pedagógicas que, sin duda, ejercieron influencia en el modo de adquisición y transmisión del pensamiento filosófico.
No se sabe con exactitud cuándo comenzó a funcionar el Colegio Máximo de la Compañía y aunque Martínez Paz dice que es probable que ya en 1586, coincidiendo con la llegada de los primeros jesuitas, podrían haberse establecido los primeros estudios;[1]lo más seguro (como el mismo Martínez Paz señala) es situarlo hacia 1608. A mi modo de ver, sin duda alguna ya en 1610 con el breve interregno de su traslado a Santiago de Chile, por lo que señalo ese año el como el comienzo de los estudios filosóficos en Córdoba. Por otra parte, es cosa evidente que nunca el Colegio Máximo se identificó con la Universidad; de modo que precisamente el Colegio Máximo fue el primero y natural Colegio Mayor de la Casa.
El otro fue el Seminario cuyos más lejanos antecedentes, se hacen remontar a 1605 en Santiago del Estero, aunque se trataría, como dice el P. Bruno, de una "fundación incoativa, sin verdadero carácter jurídico",[2]y por otra parte, sumamente precario. La fundación del Seminario que se llamó de Santa Catalina fue obra del Obispo Fernando de Trejo y Sanabria y su primer Rector el P. Juan Romero. En Córdoba, el mismo año de la escritura fundacional de la Universidad (1613), Trejo fundó el Seminario de San Francisco Javier que existió apenas cinco años; el Seminario de Santiago del Estero fue trasladado a Córdoba en 1699. Se llamó de Santo Tomás de Aquino hasta 1752 año en el cual tomó su actual nombre de Nuestra Señora de Loreto.
El tercer Colegio Mayor fue el Colegio de Monserrat fundado por el Presbítero D. Ignacio Duarte y Quirós en el año de 1687. El Colegio, como el Seminario, era convictorio, es decir, un internado para estudiantes sometidos a reglas de vida en común bastante estrictas. Sin entrar a considerar el problema de las fechas-de sus Constituciones y fijándome exclusivamente en el espíritu de la vida del Colegio, lo absolutamente primero era la formación del hombre cristiano.
Toda la vida en comunidad y toda la educación se orientaba a la edificación del cristiano, aunque trasuntando todos los supuestos del medio, de la sociedad cordobesa y de las costumbres de ese tiempo: "Como la puerta para entrar a la Divina Sabiduría, sea el temor de Dios, pongan toda fe, cuidado en temer de ofenderle, teniendo continuo en su corazón su Santa Ley". Los alumnos debían, además, promover todo cuanto se refiriera al Colegio y guardar la devoción a la Inmaculada Concepción. Habían de proceder con "modestia", con "sosiego" y "gravedad". Por lo demás: "sean diligentes en sus estudios, previniendo las Lecciones, y teniendo atención mientras se leen, y repasando las leídas".
En las Constituciones de Argandoña (XI,l) se refleja el plan de la Universidad pues se indica el tiempo de permanencia de los colegiales en el Colegio: tres años para los de latín, tres para los de filosofía, cuatro para los de teología y se tiene en cuenta que después de los cuatro años de Teología aún faltan dos años de pasan tía (art. 2) No me detendré en la estricta y meticulosa determinación de horarios que reflejan muy bien una vida conventual y recogida, dada al aprendizaje, al estudio, a la oración.
Estos principios pedagógicos supuestos en las normas concretas de las Constituciones monserratentes y una educación de tantos años tenían que conferir un carácter, un sello indeleble en cada estudiante; quizá haya que buscar en esta formación el secreto de muchas energías desplegadas por próceres nacionales y famosos hombres públicos que pasaron por el Colegio de Monserrat.
También es evidente que este tipo de vida en aquella sociedad predisponía y entrenaba para las disciplinas universitarias. De manera que la Universidad recibía a sus estudiantes desde cuatro fuentes, por así decir: De tres Colegios Mayores que eran elMáximo de los jesuítas (denominados "hermanos"), del Seminario (denominados "seminaristas") y del Colegio de Monserrat (denominados "convictores"); la cuarta fuente era la misma Ciudad de Córdoba de cuyas familias provenían los estudiantes externos (llamados "capistas" o "manteístas"). Por eso, aunque hoy se ha dicho que la Universidad de Córdoba era Universidad "privada" como queriendo indicar una reducción de su ámbito de influencia, la verdad es que era pública y a ella acudían desde todos los puntos cardinales, desde el Colegio Máximo de los jesuitas hasta los hijos de las familias de la Ciudad, sin contar los provenientes de todo el país y de países vecinos que se alojaban ya en el Seminario, ya en el Monserrat.
NOTAS
- ↑ "La vida en el Colegio Real de Nuestra Señora de Monserrat", en el vol. Reglas y Constituciones, p. XIV· XV, Instituto de Estudios Americanistas, Imprenta de la Universidad, Córdoba, 1940.
- ↑ Historia de la Iglesia en la Argentina, vol. II, p. 369. Aprovecho esta nota para indicar alguna bibliografía sobre la historia del Seminario de Córdoba y el Colegio de Monserrat: Sobre el primero, el conocido libro de Luis Roberto Altamira. El Seminario Conciliar de Nuestra Señora de Loreto. Colegio Mayor de la Universidad de Córdoba, 467 pp., Instituto de Estudios Americanistas, Introducción de Enrique Martínez Paz, Imprenta de la Universidad, Córdoba, 1943. En cuanto a los Seminarios de San Javier y el santiagueño de Santa Catalina, cf. Pedro Grenon, "Fundaciones educacionales: Seminario convictorio de San Francisco Javier, fundado en Córdoba, en 1613, por el Obispo Trejo, Rev. de la Universidad Nacional de Córdoba. 22, n. 9·10, p. 212.224, nov.-dic., 1935; "Fundaciones: nuestra segunda fundación educacional. El Colegio Seminario de Santa Catalina en Santiago del Estero, ib., 28, n. 1-2, p. 457-484, mayo-agosto 1941. En cuanto al Colegio de Monserrat, cf: "Fundación del Colegio de Monserrat. Real Cédula por la que se otorga el permiso del soberano para la fundación del Colegio de Monserrat. Testamento del insigne fundador del Colegio de Monserrat", Revista de la Universidad Nacional de Córdoba., 1, n° 4 p. 79-91, nov. 1914. Pedro Grenon, Catálogo de los primeros alumnos del Monserrat., 62 pp. Córdoba, 1948; Guillermo Furlong, "Pablo Cabrera y el Real Convictorio de Monserrat en Homenaje jubilar a Mons. Dr. Pablo Cabrera, vol. 1. p. 207.217, imprenta de la Universidad, Córdoba, 1958.
ALBERTO CATURELLI