CONTRIBUCIÓN CATÓLICA A LAS CIENCIAS EN URUGUAY

De Dicionário de História Cultural de la Iglesía en América Latina
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Los católicos contribuyeron al desarrollo de la ciencia experimental uruguaya en dos campos: la botánica-zoología y la astronomía-meteorología. Puede afirmarse que ellos fueron los iniciadores de estas ciencias en la Banda Oriental del Uruguay


Ciencias Naturales. El Pbro. Dámaso Antonio Larrañaga (1771-1849) desarrolló su actividad científica en los albores de la independencia y ha sido considerado el primer hombre de ciencia en la región. En el campo de la botánica, Larrañaga analizó 200 especies de vegetales; en zoología estudió 216 especies de insectos y escribió en latín un tratado sobre los mamíferos de la Banda Oriental. Clasificó 504 especies autóctonas y realizó más de mil clasificaciones de especies animales y vegetales, siguiendo las reglas de Carlos Linneo. De forma menos rigurosa que en botánica y zoología, Larrañaga también incursionó en estudios de geología, meteorología, lingüística y antropología.

Larrañaga mantuvo correspondencia con científicos europeos de renombre, como Aimé Bonpland y Augusto de Saint-Hilaire. Fue socio correspondiente de la Sociedad de Historia Natural de París y recibió diversas distinciones honoríficas por sus trabajos.

Ciencias astrofísicas. A fines del siglo XIX, los padres Salesianos fueron los fundadores de los primeros observatorios astronómico (1882) y meteorológico (1897) del Uruguay.

A instancias de Don Bosco, la congregación salesiana instaló una red de estaciones desde el grado 30 de latitud sur hasta el extremo sur de América. En Montevideo, el P. Luis Lasagna entró en contacto con el P. Paolo Denza, científico del Observatorio de Moncalieri en Italia, para instalar un observatorio astronómico en el Colegio Pío. Con la autorización correspondiente, Lasagna reunió los equipos y los colaboradores necesarios para conformar el primer equipo de investigadores. El observatorio se inauguró el 7 de mayo de 1882, con la presencia del entonces internuncio del Brasil, luego cardenal, Mario Moceni, del astrónomo P. Enrique Capelletti y de distinguidas personalidades como Juan Zorrilla de San Martín, Joaquín Requena y Enrique Fynn, promotor de Villa Colón.

En las dependencias del Colegio Pío también fue fundado el primer observatorio meteorológico, en 1897. Desde el comienzo, jugó un papel importante en la meteorología del Uruguay, con resultados beneficiosos no solo para la agricultura sino para la navegación. El observatorio publicaba un boletín mensual en el que se registraban las lluvias y demás fenómenos meteorológicos. El observatorio fue tan importante que el gobierno instaló una línea telegráfica directa al Correo central, para que los navegantes pudieran disponer de las predicciones del clima.

El presidente Idiarte Borda llegó a plantear que, desde el Colegio Pío, se diera la hora oficial de la República. Las primeras observaciones de niveles de ozono en la atmósfera fueron llevadas a cabo por los salesianos a fines del siglo XIX. El observatorio del Colegio Pío proporcionó los datos meteorológicos utilizados por la primera expedición mundial que llegó al Polo sur. El P. Luis Morandi SDB, que reemplazó al P. Lasagna al frente del observatorio, es considerado el padre de la meteorología uruguaya.

BIBLIOGRAFIA

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CAMEJO, Leticia, “Larrañaga y la ciencia moderna”, Fermentario, Montevideo, Facultad de Humanidades y Ciencias, nº 2, 2008, http://www.fermentario.fhuce.edu.uy/index.php/fermentario/article/view/5(consulta:15.9.2012)

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LEZAMA SDB, Francisco y STURLA SDB, Daniel (coord.), Una historia nos impulsa. 125 años de presencia salesiana en el Uruguay, Montevideo, 2001.


OMAR FRANÇA