ARTIGAS JOSÉ. Recuperación de las raíces católicas de Uruguay

De Dicionário de História Cultural de la Iglesía en América Latina
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La influencia regional de Artigas

José Artigas nació en Montevideo en 1764 y murió en Asunción del Paraguay en 1850. Es el Prócer oriental por antonomasia y uno de los más emblemáticos de América Latina. La influencia del pensamiento artiguista se concretó especialmente en Uruguay, en algunas provincias Argentinas y en Paraguay. En Uruguay, tradicionalmente considerado uno de los países más laicistas de América Latina, hoy Artigas es considerado el Padre de la Patria. Su estatua o busto está en muchísimas plazas de todo el país, su imagen aparece necesariamente en todos los edificios públicos del país, en todas las escuelas tanto públicas como privadas.

Artigas está presente en el corazón y en la mente de todos los uruguayos desde su niñez. Pero si bien es el héroe nacional uruguayo, Artigas nunca se planteó en su programa conquistar la independencia del Uruguay fuera del marco de las Provincias Unidas del Rio de la Plata, que debía respetar la igualdad de sus miembros con la garantía de un sistema federal. En ese sentido, como bien lo hace notar Juan José Arteaga, “Artigas debería ser el héroe federal argentino por antonomasia, ya que fue en este país donde se desarrolló y aplicó, aunque con dificultades, el federalismo, del cual él fue el primer predicador y defensor en el Rio de la Plata”.

La influencia de Artigas en la sociedad uruguaya moderna no terminó en la fuerza que le dio al sentimiento autonómico. Artigas aportó también una escala de valores que los uruguayos asumieron en su convivencia social y que se puede resumir, según Arteaga, “en el sentimiento democrático, tolerante, igualitario, con el que se constituyó la sociedad más horizontal de América del Sur”.

En las provincias argentinas que junto con la Provincia Oriental conformaron la llamada Liga Federal - Córdoba, Corrientes, Entre Ríos, Misiones y Santa Fe-, la figura de Artigas hoy sigue siendo recordada y respetada, y la influencia de su pensamiento aún se mantiene. Lo mismo sucede en Paraguay, donde Artigas ingresó en 1820 y permaneció hasta su muerte en 1850.

Una de las obras de carácter histórico mejor documentadas acerca del Prócer es el «Alegato histórico» que publicó Eduardo Acevedo en Montevideo, en 1950, en tres tomos. Al finalizar dicha obra, el autor afirma de manera concluyente acerca de la misma: “Sin vacilaciones de ninguna especie puede afirmarse que su rica documentación demuestra plenamente que la figura de Artigas es la más alta de todas las que se mueven en el escenario de la revolución sudamericana”.

El libro «Artigas católico»

Ese mismo Artigas fue católico. Esta faceta del Prócer ha sido prácticamente olvidada en la abundante producción bibliográfica liberal, y como no se enseña en las escuelas uruguayas, corría el riesgo de quedar sepultada en el olvido. Es por eso que escribí un libro titulado «Artigas católico», con la finalidad de aportar elementos para fundamentar que el llamado «Jefe de los Orientales y Protector de los Pueblos Libres», aún con sus luces y sus sombras, fue un católico comprometido. Entre esos elementos, me permito destacar brevemente los siguientes:

  • Recibió el bautismo, la confirmación y la comunión.
  • Integró de niño la cofradía de Nuestra Sra. del Rosario.
  • Sus padres y otros familiares directos eran pertenecientes a la Venerable Orden Tercera Franciscana. Su papá era el «limosnero mayor» de la Orden: recogía limosnas y las repartía personalmente entre los más pobres.
  • Se educó en el colegio del convento franciscano San Bernardino, en Montevideo, que fue el foco intelectual de la revolución.
  • Estuvo muy vinculado al clero de su época, tanto secular como religioso. Eso permite explicar, entre otras cosas, el famoso «Éxodo del Pueblo Oriental», que fue arengado desde los púlpitos de todo el país por los curas revolucionarios.
  • Su fe católica impregnó su ideario, como se puede ver por ejemplo en las Instrucciones del Año 1813 y en el Reglamento de Tierras de 1815. En este último estableció que “los más infelices sean los más privilegiados”.
  • Realizó una opción preferencial por los pobres, preocupándose por los indios y por los negros, es decir, por los más discriminados por la sociedad de su época. Él mismo, según se ha documentado, descendía por el Nuevo Continente, de la princesa inca Beatriz Tupac Yupanki y, por el Viejo Continente, del Cid Campeador.
  • Relata un testigo ocular que era tal el prestigio de Artigas que, en 1820, yendo hacia Paraguay, los indígenas de Corrientes y Misiones salieron a su paso a pedirle su bendición, y luego lo siguieron en procesión junto con sus familias, abandonando sus hogares.
  • A los cuatro meses de arribar a Curuguaty, los indígenas lo llamaban «el Padre de los Pobres», porque “los socorría con medicamentos, los consolaba en sus lechos y aflicciones, distribuía entre ellos lo que poseía, en perjuicio muchas veces de lo necesario para su existencia”.
  • En Asunción rezaba el Rosario en guaraní diariamente, en el mismo lugar, rodeado por los indígenas que estaban arrodillados a su alrededor. Esto lo atestigua su hijo José María, que en 1846 lo fue a visitar.
  • Iba a Misa todos los domingos, tanto en Curuguaty como en Asunción.
  • Leia con frecuencia la Biblia.
  • En Asunción era llamado por los indígenas con el título «Overava Karaí», que significa «el Señor que resplandece».
  • Tradujo el libro del «Éxodo» a los niños guaraníes.
  • Daba catequesis a los niños, según atestigua Juan León Benítez, uno de sus catequizados en Asunción. Benítez era hijo natural de Francisco Solano López, y fue el último sobreviviente de los testigos oculares de Artigas en el Paraguay. Los consejos que le dio Artigas tienen tal actualidad que merecerían ser conocidos y recordados por las actuales y futuras generaciones.
  • Conversaba con Dios, tenía una vida de oración, según se desprende de un libro autografiado por él mismo unos meses antes de morir, titulado «La conversación consigo mismo», cuyo objetivo era demostrar que la conversación consigo mismo debe llevar a la conversación con Dios, es decir, a la oración.
  • Tenia una profunda piedad eucarística, a tal punto que en su lecho de muerte, ya anciano y achacoso, quiso levantarse para recibir el Santo Viatico, diciendo: “Quiero levantarme para recibir a Su Majestad”.

El libro «Artigas católico» es de carácter académico. La primera edición (2002) cuenta con un prólogo del Arzobispo de Montevideo, Mons. Nicolas Cotugno SDB, y tiene ocho capítulos, trece ilustraciones y nueve apéndices documentales, una bibliografía con 512 títulos y un total de 750 notas bibliográficas. La segunda edición (2004) fue ampliada con un prólogo del Dr. Arturo Ardao y con dos índices, uno de personas y otro de lugares. Tiene un total de 428 páginas.

Fue presentado por la Dra. Susana Monreal y el Dr. Arturo Ardao en la Universidad Católica del Uruguay (Montevideo 2002); por el Dr. Néstor Auza con ocasión de una jomada de la Junta de Historia Eclesiástica Argentina (Buenos Aires 2003); y por el Rvdo. P. Dr. Carlos Heyn Schupp, SDB en la Universidad Católica «Nuestra Señora de la Asunción» en Paraguay (Asunción 2004).

Esta faceta de la religiosidad del Prócer, sin embargo, ha sido amputada por los historiadores, y muchos católicos aún hoy la desconocen totalmente. Suelo afirmar que yo no «inyecté» a Artigas su catolicidad, sino que la «extraje» de documentos y bibliografía en su mayor parte olvidados y, en algunos casos, inéditos. Esto constituye una expresión concreta de lo que entiendo por «evangelización de la cultura». Este aspecto, desde mi punto de vista, es esencial, porque permite fundamentar que Uruguay, en Artigas, nació católico.


Artigas, descendiente de una princesa inca y del Cid Campeador.[1]

Luis Enrique Azarola Gil es el fundador de la genealogía científica en Uruguay.[2]En 1920 fundamentó su novedosa tesis, basada en el concepto de que “la genealogía constituye un aporte considerable que revela su precio al estudiarse la actuación de las estirpes dentro de un proceso social”.[3]Este autor ha podido documentar que la abuela paterna de Artigas, Ignacia Javiera Carrasco, descendía por vía materna de una auténtica princesa inca, Beatriz Tupac Yupanki.[4]


EI hecho ha sido confirmado plenamente por los estudios de Efraín Quesada, quien, además, demostró que la rama española de la ascendencia del Prócer pasa por los Melo Cuitiño y Alfonso III Rey de Portugal, y llega nada menos que hasta el Cid Campeador.[5]

Parafraseando a Jean Baptista Debret, Ariosto Fernández calificó a Artigas «general español indio». Según el mencionado autor, esta locución “tiene un sentido épico, y en sus intimas, inmanentes esencias, ella nos revela la fisonomía espiritual del Héroe. Esas dos palabras se conciertan en un todo armónico, traducen un apretado haz de valores anímicos, cuanto puede decirse para definir la personalidad moral del patricio. [...] Del indio que él supo comprender y amó recogió aquella su indómita sed de libertad, y como español traía en sus venas la altanera reciedumbre y los preclaros ideales de su estirpe aragonesa”.[6]No parece aventurado afirmar, pues, que en Artigas confluyen las más ilustres tradiciones del Viejo y del Nuevo Mundo.

La abuela Ignacia falleció en Montevideo el 14 de enero de 1773, cuando José tenía ocho años. Como depositaria de las antiguas tradiciones familiares, seguramente contó a su nieto que era descendiente de una princesa india, y que por lo tanto tenía en sus venas unas gotas de sangre india.[7]Se puede afirmar, pues, que el indio estuvo presente en la primera formación que recibió Artigas en el seno familiar. [...]

Quizá haya que tener en cuenta estos antecedentes a la hora de explicar el hecho de que en la vida de Artigas exista una diferencia fundamental con los otros líderes y caudillos de la época. Esa diferencia consiste en su trato con aquellos considerados como seres inferiores, especialmente los indios y los negros. [ ...] También muchos negros fueron incondicionales seguidores del Prócer. Ema Isola ha analizado la contribución negra en la gesta emancipadora artiguista.[8]En 1820, cuando el Prócer entró al Paraguay, lo siguieron ochenta negros entre adultos y niños, que fueron ubicados cerca de Asunción.[9]

El célebre Reglamento promulgado por Artigas el 10 de setiembre de 1815, en el artículo sexto establece que “los más infelices serán los más privilegiados” y que debía realizarse el reparto de tierras a “los Negros Libres; los Sambos de esta clase, los Indios, y los Criollos pobres [...]. Si con Su trabajo, y hombría de bien, propenden a su felicidad, y la de la Prov[inci]a”.[10]Y en el artículo séptimo se agrega: “Serán igualm[en]te agraciadas las Viudas pobres si tubieren hijos. Serán igualm[en]te preferidos los Casados á los Americanos Solteros, y estos a qualq[uie]r Estrangero”.[11]

Aquellas ideas revolucionarias, de enorme trascendencia, se fundamentaban sobre el principio ético de que las injusticias sociales deben ser reparadas. Pero también se fundamentaban sobre la caridad cristiana que se preocupa ante todo por los más débiles y necesitados. No parece aventurado, ·pues, afirmar que Artigas, en su época, realizó una opción evangélica y preferencial por los pobres.

La partida bautismal de Artigas, apócrifa en su transcripción.[12]

Martin José Artigas “[...] cumplió con el deber sagrado de bautizar pronto a su hijo demorando solo dos días. Le impuso el nombre glorioso de José, añadiendo el otro de Gervasio, por ser el día de su nacimiento la ñesta de este santo, hermano de S[a]n Protasio, de Milán, mártires de la fe en el siglo primero de la Iglesia. La pila que sirvió entonces para el bautismo, aunque rustica y quebrada, todavía existe en la Iglesia Metropolitana»[13]… Así pues, el 21 de junio de 1764 Artigas fue bautizado en la parroquia de la Inmaculada Concepción y de los Santos Apóstoles San Felipe y Santiago de Montevideo.

Ese día la Iglesia católica celebraba la festividad de Corpus Christi.[14]El padrino fue Nicolas Zamora, escribano y amigo de la familia.[15]La partida de bautismo de Artigas, asentada en el folio 209 vuelto del «Libro Primero de Bautismos» de la Iglesia Matriz de Montevideo, fue dada a conocer por primera vez en 1885 por Justo Maeso.[16]A partir de entonces fue publicada infinidad de veces, ya sea en su transcripción literal o en facsímil. En la partida se lee:

“[Al margen:] José Gervasio Artigas A / Dia diez y nueve de Junio de mil setecientos sesenta y quatro nació Josef Gervasio, hijo legítimo de D[o]n Martin Josef Artigas y de D[oñ]a Francisca Antonia Arnal vecinos de esta Ciudad de Montevideo, y Yo el Doctor Pedro Garda lo bauticé, puse óleo, y chrisma en la Yglesia Parroquial de dicha ciudad el veinte y uno del expresado mes, y año. Fue su Padrino D[o]n Nicolás Zamora. [Firmado y rubricado:] Dr. Pedro García”.[17]

En contados casos se ha mencionado que la partida se halla asentada anacrónicamente.[18]En 1965 Apolant, después de un detenido estudio, demostró que la partida bautismal de Artigas es auténtica en su origen, es decir en su borrador, pero apócrifa en su transcripción en el «Libro Primero de Bautismos» de la Iglesia Matriz de Montevideo. También demostró que lo mismo ocurre con las otras cuatro partidas asentadas en los folios 209 vuelto y 210 del mencionado libro. La transcripción de la partida de Artigas no fue realizada por el presbítero Dr. Pedro García de Zúñiga, sino por el presbítero Pedro de Pagola en o después de agosto de 1793, cuando el Prócer ya tenía casi treinta años.[19]

Pagola, en vez de dejar constancia de la transcripción, prefirió firmar aquellas partidas bautismales imitando lo mejor posible las firmas de García de Zúñiga y de Barrales. Según Apolant, hizo eso a las partidas “por razones desconocidas, pero probablemente para darles un aspecto más genuino”.[20]Todo esto fue plenamente confirmado por el perito calígrafo Pedro M. Achard, quien el 15 de abril de 1966 presentó a Apolant un extenso informe con las siguientes conclusiones:

“De acuerdo al estudio efectuado, a las identidades gráficas anotadas y similitudes encontradas en las escrituras indubitables consideradas de Dn. Pedro García de Zúñiga, Dn. Pedro de Pagola y Dn. Nicolás Barrales, cotejándolas con las escrituraciones cuestionadas del Libro Primero de Bautismos de la Iglesia Catedral de f[olio]s 209 vuelta, se puede concluir siguiendo el orden de las cuestiones planteadas, que:

a) La firma de la inscripción de bautismo que dice en relación a Dn. Pedro García, no es auténtica de su titular Dn. Pedro García de Zúñiga.
b) El texto de dicha inscripción responde en características gráficas con las de los textos anterior y posteriores, denotando su escrituración común por un mismo autor.
c) Las firmas de las tres inscripciones posteriores que dicen en relación a Nicolás Barrales no son auténticas de su titular.
d) La firma que dice en relación a Pedro de Pagola, primera firma de f[olio]s 209v. manifiesta identidad grafica con las indubitables de su titular, ella es auténtica al igual que su texto responde a las grafías de este escritor.
Las identidades de características gráficas indican que los textos de las restantes inscripciones son obra gráfica de Dn. Pedro de Pagola, y que éste es muy posible autor de las firmas de f[olio]s 209v. que dicen en relación a Pedro García y Nicolás Barrales”.[21]


2 de febrero de 1815: el origen católico de «Purificación».[22]

A treinta kilómetros al sur de Salto, el rio Uruguay se estrecha y sus aguas son muy ruidosas. Por ese motivo el lugar se llama «Hervidero». Hacia el este se eleva una meseta de terreno, donde Artigas decidió establecer su cuartel de Purificación.[23]Era un lugar estratégico, ya que desde allí podía estar en un galope en Montevideo, en la frontera portuguesa o frente a la costa entrerriana.

Según Isidoro De-María, “el nombre de «Purificacion» le fue puesto por el padre Monterroso, consejero de Artigas, Juan A. Rebella realizó un detallado estudio sobre Purificación.”.[24]Explica este autor que el cura Monterroso habría concebido el nombre de «Purificación» estando en Córdoba y observando lo que sucedía en Chile. A fines de octubre de 1814 había llegado a Santiago de Chile la noticia de dos decretos expedidos en 1812 por las Cortes de Cádiz, destinados a castigar a quienes habían servido en la península al gobierno intruso de José Bonaparte. En uno de esos decretos se ordenaba al cabildo la creación de un tribunal de «purificación».[25]Artigas, refriéndose a una situación similar, el 9 de octubre de 1815 escribiría al cabildo de Montevideo: “Este es el lugar destinado p[ar]a su purificación”.[26]

Pero ni Rebella ni otros destacados historiadores uruguayos que han estudiado específicamente el tema del origen del nombre «Purificación» mencionan que dicho término tiene un origen católico.[27]Esto fue puesto de manifiesto por el sacerdote franciscano Juan Alberto Cortés, según el cual “el nombre de la ciudad alude a la fiesta de la Purificación de la Ssma. Virgen María, muy popular en el periodo colonial. [...] Una prueba significativa en esta dirección la aporta un militar que por su ascendencia patricia y su ubicación partidaria podía haber perpetuado la leyenda negra”[28]

Der franziskanische Traum einer indianischen Kirche, Zurich, Benzinger Verlag A. G. 1993.. El autor se refiere a Bernabé Magariños, fiel seguidor de Fructuoso Rivera. En un manuscrito inédito que se guarda en el Museo Histórico Nacional, en Montevideo, Magariños escribió lo siguiente:

“Dia 10. [...] Tomamos té con D[on] Leandro y Guerra, y después me ocupé con el l° en ver las fortificaciones y cimientos de la Purificación o Hervidero, que en t[iem]po de Artigas fue una famosa población, guardada por tres fortificaciones y toda circunferenciada de sanja [sic]. Aquí fue adonde estuvieron presos todos los españoles de Mont[evide]o el año 15. En la actualidad, solo existe la otra [?] casa del d[ic]ho Gen[era]l y algunas otras habitaciones y galpones q[ue] ha construido Guerra mas se ven escombros de piedad, de una famosa capilla, y casas que fueron demolidas por los portugueses. El nombre [tachado: «de Purificación»] proviene de q[ue] en el día de la purificación de N[uest]ra S[eñor]a se formó el pueblo: tiene un famoso puerto ...”.[29]

El nombre completo del autor de este documento es Bernabé Antonio del Corazón de Jesús Magariños Cerrato. Fue bautizado el 12 de junio de 1804, al día siguiente de su nacimiento.[30]Según Cortés, el nombre de «Purificación», la ciudad capital de la Liga Federal, es “la pieza clave del entramado teológico artiguista”.[31]El autor explica lo siguiente:

“La impronta mariana y mesiánica de Purificación salta a la vista. La fiesta celebra la devota actitud de María en el templo, el ofrecimiento del sacrificio de purificación a causa del nacimiento de su hijo Jesús, conforme a las prescripciones de la Ley (Lc 2, 22-44 y Lv 12). Allí el niño es reconocido como Mesías por Simeón y Ana, se predice la resistencia contra Jesús y el dolor de su madre (Lc 2, 25-38)”.[32]

La llamada fiesta de la «Purificación de la Bienaventurada Virgen María» se celebró tradicionalmente el 2 de febrero. Figura con ese nombre y en esa fecha en el calendario litúrgico universal del concilio de Trento (Misal de 1570), que a su vez recogió una tradición anterior. A partir de la reforma litúrgica del concilio Vaticano II, esta fiesta perdió su contenido mariológico y pasó a tener un contenido cristológico, cambiando su nombre por el de «Presentación del Señor», nombre que originalmente tuvo dicha fiesta, al menos desde el siglo IV d.C.[33]

La Biblia que leyó Artigas.[34]

En abril de 1845 el presidente de Paraguay Carlos Antonio López hizo construir una casa para Artigas en su quinta de Ibiray, a siete kilómetros de Asunción. Lo trató de un modo muy cordial y, una vez instalado en aquella casa, le envió todo lo necesario para su subsistencia.[35]Relata Juan Zorrilla de San Martin:

“La familia López, su esposa doña Juana Carrillo, su hijo menor Benigno especialmente, sus buenas hijas, visitaban de vez en cuando a su vecino [Artigas]; lo asistían con caridad, le dejaban amables palabras de respetuoso afecto; el mismo presidente lo recibía a menudo, y pasaba largas horas en su compañía, sentado en el corredor de su casa, los vecinos de aquella región, que vamos a ver reunidos con él a rezar o a escuchar sus relatos y consejos, lo miraban con un sentimiento, mezcla de veneración y de cariño ...”.[36]

La finca familiar de los López, que hoy se conoce como «La Casa Baja», está ubicada a dos cuadras del Solar de Artigas y actualmente es la sede de la dirección del Jardín Botánico de Asunción. Muy cerca existe otra casa, llamada «La Casa Alta», que en época de Artigas estaba habitaba por el ministro de Brasil, José Antonio Pimenta Bueno, famoso masón de la época,[37]que el 14 de setiembre de 1844 firmó en Asunción el reconocimiento de la independencia del Paraguay por el Brasil.[38]

Hammerly Dupuy escribe: “Durante los últimos años de su vida en Ybiray, Artigas fue apreciado por su gran piedad. Era su deleite el explicar a los niños el significado del cristianismo en relación con la historia de la humanidad. Disponía para ese fin de una edición ilustrada de la Santa Biblia, a cuya lectura se dedicaba frecuentemente”.[39]Y en nota a pie de página agrega: “Esta información fue proporcionada al autor por Juan León Benítez, nieto del presidente Carlos López, al cual pertenecía la Santa Biblia que, a causa de sus cantos dorados, era llamada por Artigas «el libro de oro». Siendo niño, Juan León llevaba sucesivamente uno u otro de los cinco volúmenes de esa obra desde la casona de su abuelo, hasta la casa que se había construido para Artigas. No ha sido posible encontrar actualmente en Asunción la Biblia de la familia López, pero el historiador Aponte, siendo presidente del Instituto Histórico del Paraguay, le manifestó al autor que se trataba de cinco volúmenes impresos en Paris en 1846, en el primero de los cuales aparecía la firma de Carlos López. La única edición de la Biblia impresa en Paris en esa fecha fue la de lujo que imprimió Rosa y Bouret, con láminas grabadas en planchas de acero y en tafilete, con cortes dorados, publicada exprofeso para ser vendida en América. Trátase de la traducción realizada por Felipe Scío de San Miguel”.[40]

A partir de estos datos y después de una larga búsqueda, hemos podido localizar una edición de la Biblia como la que tuvo en sus manos Artigas en Ibiray. Se trata de la «Biblia Vulgata Latina, traducida al español y anotada conforme al sentido de los Santos Padres y expositores católicos». La traducción y notas corresponden a Felipe Scío de San Miguel, ex provincial del orden de las Escuelas Pías de Castilla, preceptor del Serenísimo Señor Príncipe de Asturias y obispo de Segovia. La «edición de lujo, enriquecida con finísimas láminas», se realizó en cinco volúmenes de 26 centímetros, publicados en Paris por la «Librería de Lecointe y C.a»; los dos primeros volúmenes fueron publicados en 1845, y los otros tres en 1846. Fue realizada especialmente para los católicos americanos. En una breve introducción titulada «Los Editores» se lee lo siguiente:

“Tienen aquí los Católicos del Nuevo Mundo el pasto más sólido y provechoso de la verdadera doctrina [...] Felices y mil veces felices si podemos llegar a ofrecer a nuestra Religión Sacrosanta y a los Cató1icos Americanos una obra digna de la divina Majestad de aquella y de los piadosos deseos de estos”. Los editores realizan la siguiente descripción de su trabajo: “Para que esta edición no dejase nada que desear, hemos empleado en ella el más hermoso papel que se fabrica en Francia, y hecho fundir caracteres elegantes para el latín, español, griego y hebreo. Va enriquecida con 40 finísimas láminas sobre acero, de un mérito raro y superior al de cuantas se han publicado hasta ahora Los encabezamientos, viñetas y finales de todos los libros de la Biblia son magníficos por la belleza del dibujo y grabado; así como las portadas de colores y doradas con que va adornado cada uno de sus tomos”.[41]Esta edición de la Biblia se halla en la Sección Fondo General de la Biblioteca Nacional de Chile.

El libro que ayudó a Artigas a rezar.[42]

“EI 30 de agosto de 2000, en la Biblioteca del Poder Legislativo del Uruguay, este autor tomo contacto directo con un libro que leyó José Artigas, titulado «La conversación consigo mismo», por «El Marqués Caracciolo». Ya en 1950 Eduardo de Salterain y Herrera había dado a conocer que el libro se ubicaba en la mencionada biblioteca, en el «Archivo de libros raros, ejemplar en estuche número 7975”.[43]

En el presente apartado se ofrece la descripción de dicho libro y los datos biográficos de su autor, el francés Louis-Antoine Caraccioli. Luego se transcribe y comenta la dedicatoria autografiada por el mismo Artigas a su amigo Rómulo José de Yegros, y finalmente se presenta el contenido del libro. Además, se da a conocer el índice y prologo completo de la obra (Apéndice 8 de «Artigas católico»), así como una antología de textos de la misma (Apéndice 9). Como se verá, esta obra prácticamente desconocida hasta ahora, deja en evidencia que Artigas era realmente un hombre de oración.”[44]

Así inicia el capítulo VII del libro «Artigas católico», titulado “Artigas y el libro del Marqués Caraccioli.” Allí explico que «La conversación consigo mismo» “es un pequeño libro de 10 por 15 centímetros que contiene un total de 304 páginas: un prólogo del autor (pp. m-XVI) y a continuación 288 páginas divididas en doce capítulos. Se puede observar que las páginas de los primeros tres capítulos están más deterioradas por el uso, lo que indica que fueron más leídas, aunque no necesariamente por Artigas”. “Un ejemplar de la primera edición francesa de la obra, que fue publicada en Roma en 1753-1754 en dos volúmenes, se halla en la Biblioteca Apostólica Vaticana. Allí consta que la obra fue escrita en respuesta a una obra del conde De Gregoraz.[45]Se publicó unos años más tarde traducida al italiano, en una edición que dejó muy desconforme al autor por el papel y los caracteres que se usaron, así como por las erratas se cometieron.[46]En 1762 apareció la segunda edición en francés.[47]En 1786 la obra fue traducida del francés al castellano por Francisco Mariano Nipho. Artigas poseyó esta edición española publicada en Madrid en 1817, en su 11a impresión, realizada en la Imprenta de Francisco de la Parte.”

Uno de los aportes principales de mi investigación consiste en haber despejado definitivamente las confusiones acerca del autor de dicho libro, que no es el italiano Domenico Caracciolo -como hasta ahora se creía-, sino el francés Louis-Antoine Caraccioli (1721-1803).[48]Se conocen casi setenta títulos de sus obras en francés, sin contar las numerosas reediciones y traducciones del francés a otros idiomas (vid. Apéndice 7 del Artigas católico). Se le ha confundido a menudo con el marqués Domenico Caracciolo (1715-1789),[49]célebre estadista y economista italiano que fue embajador titular del Reino de Nápoles en Paris entre 1771 y 1781. Pude realizar este aporte historiográfico porque tuve la posibilidad de investigar directamente en la Biblioteca Apostólica Vaticana.

En la página que sigue al prólogo de «La conversación consigo mismo», se lee la dedicatoria: “A mi Ex[celentisi]mo amigo T[enien]te de Cab[a]lle[ria] / D[o]n Rómulo José de Yegros / S[a]n[tisi]mma T[rini]dad. Mayo 14 de 1850. / [firmado y rubricado:] José Artigas” (vid. Fg. 9). [...] El libro fue traído a Montevideo en diciembre de 1930 por Enriqueta Yegros, que venía a cursar Magisterio en la capital uruguaya. Debajo de la dedicatoria autografiada por Artigas, se puede leer la siguiente leyenda: “Hago donación / de esta reliquia / á la Biblioteca / del Congreso Legislativo / de la R. O. del Uruguay en / homenaje de la sanción / de devolución de los Trofeos / de guerra de mi país la / República] del Paraguay. / Asunción, Diciembre de 1930. / [Firmado y rubricado:] Fulgencio Yegros. Capitán del Ejército / Paraguayo.”

La talla intelectual de Artigas quedaría de manifiesto en esa capacidad de leer, en su ancianidad, un libro de filosofía cristiana perteneciente a la corriente del ontologismo, que critica a Aristóteles y a la escolástica, defiende y ensalza a Malebranche y cita mucho a San Agustín, pero también a Virgilio, Descartes, Spinoza, Berkeley, Pascal, Platón ... Si bien en ningún momento menciona explícitamente a Jesucristo, en el Ultimo capítulo, que se titula «La conversación con nosotros mismos nos introduce en la conversación con Dios», se refiere en forma inequívoca al misterio de la Trinidad y de la Encarnación: “Fue preciso que el Verbo se hiciera sensible á los mortales [...], y que reconociesen un Dios en tres personas”.[50]

Después de leer este libro, es muy probable que Artigas haya retenido lo que Caraccioli quiso trasmitir: “Nuestro intento no es otro que dar á conocer que la conversación con nosotros mismos conduce á la conversación con Dios”.[51]No resulta aventurado afirmar, pues, que Artigas dialogaba o «conversaba» con Dios. Dicho en otras palabras, Artigas tenía una vida de oración, de trato personal con Dios.

«Artigas nos enseñaba la doctrina cristiana»[52]

Juan León Benítez es un personaje clave. Se trata del último superviviente de los que fueron testigos oculares de la vida de Artigas en Ibiray. Siendo niño recibió la catequesis que le dio el Prócer, junto con una serie de enseñanzas de esas que no se olvidan nunca en la vida. Benítez, felizmente, llegó a trasmitir sus recuerdos infantiles referidos al Prócer. Su valioso testimonio fue recogido, hasta donde sabemos, por dos autores: el suizo Daniel Hammerly Dupuy y la uruguaya Elisa Menéndez.

Escribe Hammerly Dupuy: “Cierto día, cuando visité la antigua quinta del presidente Carlos López, en el año 1928, tuve la sorpresa y la fortuna de encontrarme con un anciano que, cuando era niño, lo había conocido a Artigas. Sus recuerdos infantiles respecto al prohombre eran nítidos a pesar del tiempo transcurrido y de las impresiones que habían dejado en su ánimo la guerra de 1870. Juan León había nacido el 11 de abril de 1842, siendo hijo de una criada de la familia López, Juana Bautista Viana y del hijo primogénito del presidente, Francisco Solano, que llegaría a destacarse en la historia de su país.

Sólo la precocidad general de los niños paraguayos permite reconocer la veracidad de los testimonios de «López Chico», como lo llamaba Don Carlos López a su primer nieto. De temperamento notablemente vivaz y, al mismo tiempo, de una prudente reserva como para no decir de inmediato todo lo que sabía, el niño que conoció al patriarca Artigas, transformado en anciano venerable que se sabía cerca de la tumba, se expresaba en términos claros y precisos a medida que evocaba el pasado. [...]

Preguntándole al anciano si alguna vez lo había visto enojado al patriarca, me contestó que dos veces lo notó indignado: «Íbamos a caballo hacia la Recoleta cuando un patrón le golpeó a un moreno. Artigas se apeó y con mucha calma se acercó al señor que parecía enfurecido y lo amonestó. Recuerdo que le dijo: «Todos los hombres son hijos de Dios. Debajo de la piel, el blanco, el negro y el indio son iguales. Siendo hijos de Adán y Eva, debemos tratarnos como hermanos». Tampoco podré olvidar como, cuando ya nos habíamos alejado en silencio, me dijo: «Hay hombres blancos que tienen el alma negra y negros que tienen el alma blanca ...»[...]

Entre los muchos detalles de la vida diaria del prócer que quedaron grabados en la memoria de López Chico hasta que expiró a los 103 años de edad, quedaron algunas espigas de oro. Cierta vez, cuando el pequeño protagonista golpeó a un compañerito, explicando luego que lo había hecho porque tenía razón, Artigas le dio este consejo: «Cuando uno tiene razón, no necesita golpear a nadie. Las ideas no se meten ni se sacan a puñetazos. Cristo enseña mucho sin necesidad de haber golpeado a nadie. La fuerza de las ideas es más grande que la de todos los ejércitos del mundo. Los ejércitos desaparecen, pero las ideas quedan, como semillas que se multiplican miles de veces».[53]

Joaquín Lenzina, el fiel Ansina, seguramente habrá escuchado más de una vez aquellas enseñanzas del Prócer, que dejó plasmadas en los siguientes versos: “Artigas el inspirador, / sembrador de ideas, / encendió el fervor / que no apagan las peleas!”.[54]Benítez falleció casi ciego en Trinidad, Paraguay, el 8 de marzo de 1945, un mes antes de cumplir 103 años de edad. En 1943 fue visitado por la uruguaya Elisa Menéndez, directora de la Escuela Solar de Artigas,[55]que estaba interesada en conocer los recuerdos del anciano acerca de la vida de Artigas en Ibiray.

Aquellos recuerdos, que también fueron publicados, constituyen otra muy valiosa fuente documental.[56]Particular importancia presenta el siguiente párrafo: “Don León conversa con animación, como contagiado de nuestro interés, y a menudo salpica su relato con esta expresión que surge espontáneamente de la profundidad de su memoria, como hablando consigo mismo: «¡EI general José Gervasio, qué bueno era, como me quería! Era un buen cristiano. Siempre decía: Dios es muy grande, pero mantiene a muchos picaros. De tarde reunía a todos los chicos del barrio y nos enseñaba la doctrina cristiana. Recuerdo que nos repetía: Hay que hacer la caridad sin mirar a quien se hace».”[57]El testimonio es contundente. Artigas en sus últimos años enseñaba «doctrina cristiana» a los niños paraguayos.

La piedad eucarística de Artigas.[58]

El domingo 22 de setiembre de 1850 tuvo lugar “una ceremonia religiosa en la cual intervino la esposa del presidente Carlos Antonio López. Artigas mostró una mejoría aparente, que no permitía suponer un rápido desenlace”.[59]Aquella ceremonia religiosa seguramente fue la celebración de la eucaristía, a la cual el Prócer solía asistir tanto en Curuguaty como en Ibiray. Falleció al día siguiente, de madrugada, a los 86 años.[60].El obispo de Asunción, monseñor Juan Sinforiano Bogarin, en carta dirigida a Juan Zorrilla de San Martin el 8 de mayo de 1912, dejó el siguiente testimonio acerca de la piedad eucarística del Prócer:

“Las referencias que van a continuación son enteramente fidedignas. Cuando el G[ ene]ral Artigas se encontraba ya en edad muy avanzada acostumbraba ir todas las mañanas -a tornar mate- a la casa del Sr. Juan de la Cruz Cañete, que vivía en Ibyray (hoy parroquia de la S[antisi]ma Trinidad), pariente muy cercano del dictador Francia; montaba un caballo petizo de pelo moro, que él llamaba «el morito».

La s[eño]r[i]ta Asunción García me ha referido, algunos años antes de morir, lo siguiente: Cuando la enfermedad de Artigas se agravó, manifestó deseos de recibir los últimos sacramentos. Entonces la señora doña Juana Carrillo, esposa de Carlos Antonio López, mandó llamar a un miembro de la familia de la citada Asunción García -por cierto, familia muy distinguida como piadosa-, y le encargó fuera a preparar el altar para administrarse al enfermo el Santo Viático. Cumplida la orden, el cura párroco de la Recoleta, Presbítero Cornelio Contrera[s], llevó al General S[u] D[ivina] Majestad. En momentos en que el sacerdote iba a administrarle el Viático, Artigas quiso levantarse y la encargada del aderezo del altar le dijo que su estado de debilidad le permitía recibir la comunión desde la cama, a lo que el general respondió: «Quiero levantarme para recibir a Su Majestad». Y ayudado por los presentes se levantó, y recibió la Comunión, quedando los muchos circunstantes edificados por la piedad de aquel gran hombre”.[61]

El presbítero Fidel Maíz, en carta a monseñor Bogarin, se refiere a Artigas así: “Relativamente a sus últimos momentos, en que recibió los sacramentos y demás auxilios espirituales de la religión, estoy de acuerdo con los datos que V[uestra] S[eñoria] Ill[ustrisi]ma ha podido recoger de parte de la piadosa familia García, siendo ciertamente en la época del fallecimiento del General Artigas cura párroco de la Recoleta el sacerdote Don Cornelio Contreras, paraguayo. El Sr. Zorrilla supone que yo conocí a aquel ilustre caudillo uruguayo, sino duda confundiéndome con mi finado hermano, presbítero Francisco Ignacio Maíz, que fue cura párroco de la Villa de San Isidro (Curuguaty) donde estuvo confinado Artigas por el Dictador Francia”.[62]

Assunçao y Pérez, con acierto, comentan: “Como buen cristiano viejo [Artigas] quiso cumplir con el respetuoso concepto de no recibir a Cristo en lugar impropio como la cama, o mejor, de acuerdo a su personalidad y carácter quiso mostrar que se presentaba de pie ante su Creador, con la tranquilidad de su conciencia, en la misma actitud en que sin un sólo renunciamiento había enfrentado todas las pruebas de su vida, aún aquellas más difíciles, aún aquellas ante las que cualquier otro hubiera claudicado, por debilidad humana”.[63]


NOTAS Y REFERENCIAS

  1. El texto de este primer apartado es de Pedro GAUDIANO, Artigas católico, segunda edición, ampliada con pró1ogo de Arturo Ardao Montevideo-Asunción, Universidad Católica del Uruguay-Universidad Católica "Nuestra Señora de la Asunción" [Paraguay] 2004, pp. 71-74.
  2. Vid. Ricardo GOLDARACENA, En torno al centenario de Luis Enrique Azarola Ci! (/882-19ó4), en: «El Dia. Supl. Dorninical» [Montevideo] 2 mayo 1982, pp. 2-3.
  3. Luis E. AZAROLA GIL, Contribución a la historia de Montevideo. Veinte linajes del siglo XVIII, Paris, Casa editorial Francoibero-americana 1926, p. 7.
  4. En referencia a este tema, particular interés presenta la obra del religioso mercedario fray Martin de MURÙA, Historia del origen y genealogía real de los Reyes Inças del Perú, introducción, notas y arreglo por Constantino BAYLE, S.J. (=Biblioteca «Missionalia Hispanica» publicada por el Instituto Santo Toribio de Mogrovejo, vol. 2), Madrid, C. Bermejo, Impresor 1946. Vid. También Ricardo GOLDARACENA, Carrasco Melo-Coutinho, en: ID, EI libro de los linajes. Familias históricas uruguayas del siglo XIX, t. 1, Montevideo, Arca 2000, pp. 73-84. Cf. Apéndice 1 de la obra citada de P. Gaudiano, Artigas Católico.
  5. Efraín QUESADA, 20 Ascendencias de José Artigas. Desde la raíz de la leyenda de los primeros incas hasta el primer Jefe de los Orientales, descendiente directo por rama de su abuela de los «Hijos del Sol», en: «Mundo Uruguayo» [Montevideo] 14 mayo 1953;ID., La ascendencia de José Artigas. La libertad americana contó con un capitán descendiente de los incas. Una página de Don Ramon Menéndez Pidal nos lleva a una ramificación insospechada: EI Cid Campeador, en: l.c., 16 julio 1953; Ramón MENÉNDEZ PIDAL, El Cid Campeador (=Colección Austral 1000), Buenos Aires-México, Espasa-Calpe Argentina 1950, p. 278.
  6. Ariosto FERNÀNDEZ, Jean B. Debret, Artigas y la expedición portuguesa de 1816, en: «El Dia. Suplemento Dominical» [Montevideo] 24 diciembre 1955, pp. [8-9]. Debret llegó a Rio de Janeiro el 26 de marzo de 1816 con otros colegas artistas. Asistió a la partida de la segunda expedición militar portuguesa hacia el Rio de la Plata, que había entrado en la bahía de Guanabara el 30 de enero y que partió el 12 de junio de 1816. E n 1826, el emperador Don Pedro I le pidió que llevara a la tela aquellas escenas que él mismo había presenciado diez años antes, siendo Príncipe de Beira. Debret pintó el cuadro original en 1826; se guarda en el Museo Imperial de Petrópolis.
  7. Cfr. Luis E. AZAROLA GIL, Crónicas y linajes de la gobernación del Plata. Documentos inéditos de los siglos XVII y XVIlI, Buenos Aires, J. Lajouane & Cia 1927, p. 78; vid. Eugenio PETIT MUÑOZ, Artigas y los indios, en: Edmundo M. NARANCIO (dir.), Artigas. Estudios publicados en «EI País» como homenaje al Jefe de los Orientales en el centenario de su muerte, 1850-1950, pró1ogo de Gustavo GALLINAL, Montevideo, Colombino Hnos. 1951, pp. 253-2ó8, 253. Para ampliar la genealogía de Artigas, vid. R. LLAMBIAS DE OLIVAR, Ensayo ...; L. E. AZAROLA GIL, Artigas, en: ID., Contribución ..., pp. 127-136.
  8. Vid. Ema ISOLA, La esclavitud en el Uruguay desde sus comienzos hasta su extinción (1743-1852). Publicaciones de la Comisión NacionaI de Homenaje del Sesquicentenario de los Hechos Históricos de 1825, Montevideo, TaIleres Gràñcos A. Monteverde y Cia 1975, pp. 277-290.
  9. Vid. infra, cap. IV, apartado 1.2. [El «campamento de Laurelty» o «Camba Cuti»]
  10. Reglamento Provisorio de la Provincia Oriental para el fomento de su campaña y seguridad de sus hacendados, Purificación,
    10 setiembre 1815, copia facsimilar en: AA t. XXI, entre las pp. 9ó y 97; se transcribe en ibid., pp. 93-98. Vid. también Edmundo M. NARANCIO, EI Reglamento de 1815, en: ID. (dir.), Artigas ..., pp. 135-147. EI texto original de este Reglamento fue escrito por la mano del cura Monterroso, secretario de Artigas; sobre este personaje, vid. Eduardo DE SALTERAINY HERRERA, Monterroso ....
  11. Reglamento Provisorio cit.
  12. EI texto de este parágrafo de Pedro GAUDIANO, Artigas católico, 2004, pp. 62-64.
  13. J. BEITl, La vieja iglesia Matriz ..., p. 21.
  14. Asi lo hizo notar J. A. APOLANT, Génesis ..., t. II, p. 1042.
  15. Sobre Nicolas Zamora, vid. AA [Archivo Artigas] t. I, p. 590.
  16. Vid. Justo MAESO, EI general Artigas y su época. Apuntes documentados para la historia oriental, t. I, Montevideo, Tip. Oriental a Gas de Pena y Roustan 1885, p. 22. Aquí el autor publica el certificado que extendió el cura párroco de la catedral de Montevideo, Rafael Yéregui, el 10 de octubre de 1884, en el cual se reproduce la partida bautismal de Artigas.
  17. Archivo de la Iglesia Matriz de Montevideo, Libro Primero de Bautismos, fol. 209v; vid. un facsímil de dicho folio en: AA t. II, p. [IV); se transcribe en: AA [Archivo Artigas] t. 1, p. 231. El mencionado libro de bautismos, abierto en los folios 209v-21Or, estuvo en exposición en la catedral de Montevideo desde el 14 de octubre de 2000, hasta mediados de 200l.
  18. Según Pivel Devoto, por ejemplo, la partida de bautismo de Artigas fue asentada por el teniente cura Dr. Pedro García, pero en una fecha posterior, porque el cura «al trasladar sus apuntes al libro omitió registrarla en el lugar correspondiente», J. E. PINEL DEVOTO, Prologo, en: AA [Archivo Artigas] t. II, p. VII, nota 1. Como se verá enseguida, no fue Pedro García de Zuñiga quien asentò la partida de Artigas, sino Pedro de Pagola.
  19. Vid. Juan A. APOLANT, A propósito de la partida bautismal de Artigas, en: Padrones olvidadas de Montevideo del siglo XVIII, III al VII, separata ampliada del «Boletín Histórico» del Estado Mayor General del Ejército nos 108-111 y nos 112-115, Montevideo, Imprenta Letras 19ó8, pp. 135-136.
  20. Vid. Juan A. APOLANT, La partida bautismal de José Gervasio Artigas, inauténtica o apócrifa, Montevideo, Imprenta Letras 1966, pp. 25-26.
  21. Vid. ibid., pp. 30-31; el extenso informe pericial! caligráfico N' 339/66/P de Pedro M. Achard, en ibid., pp. 27-31.
  22. El texto de este parágrafo de Pedro GAUDIANO, Artigas católico, 2004, pp. 86-87.
  23. Sobre los propietarios y estado actual de Purificación, vid. Eleuterio FERNÀNDEZ HUIDOBRO, Artigas olvidado, Montevideo, Grupo Editor - Banda Oriental 2000, pp. 61-86.
  24. Juan A. REBELLA,"Purificación". Sede del protectorado de "los pueblos libres" (1815-1818), en: «Revista del Instituto Histórico y Geográfico del Uruguay» 10 (1933) 171-280; separata: Montevideo, Imprenta de «El Siglo Ilustrado» 1934; (=Biblioteca Artigas. Colección de Clásicos Uruguayos 163), Montevideo 1981.
  25. Vid. ibid., en: «Revista ...» cit., 174-175.
  26. José Artigas al cabildo de Montevideo, 9 octubre 1815, en: AA t. XXI, p. 338. De esta frase se ha hecho surgir el nombre del nuevo pueblo, cfr. por ejemplo Flavio GARCIA et al., Los 1000 días de Purificación, Montevideo, Ministerio de Educación y Cultura 1982, p. 19.
  27. Barrios Pintos tampoco menciona el origen católico del nombre «Purificación» al analizar la «Génesis y el porqué de su denominación», vid. Arubal BARRIOS PINTOS, Historia de los pueblos orientales, t. II: Sus orígenes. Procesos fundacionales. Sus primeros años, Montevideo, Academia Nacional de Letras 2000, pp. 367-370.
  28. Juan A. CORTÉS, Una teología franciscana de la liberación desde el movimiento popular artiguista, en: Mario CAYOTA et al., 1ndoafroamérica: cinco siglos de historia franciscana. I Congreso de historia franciscana. Quito 1991, Montevideo, CEFRADOHIS (Centro Franciscano de Documentación Histórica) 1993, pp. 215-251, 249. Existe también una edición alemana: Von der Conquista zur Theologie der Befreiung.
  29. [Bemabé MAGARIÑOS]Archivo del general Bernabé Magariños, en: Museo Histórico Nacional, Montevideo, Colección de Manuscritos del Museo Histórico Nacional, t. 318, fol. 3. En este folio se insertó una libreta de apuntes, sin fecha, que contiene diez folios manuscritos de ambos lados, sin numerar. El texto que aquí se transcribe está en los fol. [6v-7r]; hasta donde sabemos, ésta es la primera vez que dicho texto es publicado.
  30. Vid. la partida de nacimiento original, en: Archivo de la Iglesia Matriz de Montevideo, Libro Diez de Bautismos, fol. 128r; una copia, certificada el 15 de febrero de 1816 por el cura y vicario Dámaso A. Larrañaga, en: [B. MAGARIÑOS] Archivo del general ..., t 318, fol. lr; sobre Bemabé Magariilos (1804-1878), vid. José M. FERNÀNDEZ SALDAÑA, Diccionario uruguayo de biografías, 1810-1940, Montevideo, Amerindia 1945, pp. 775-776.
  31. J. A. CORTÉS, Una teologia franciscana ..., p. 248.
  32. Il Ibid., p. 249. El autor profundiza en la polisemia teológico-política del término «Purificación» como ciudad-madre, ciudad virginal, ciudad primogénita, ciudad profética, ciudad mesiánica y ciudad nupcial, vid, ibid., pp. 249-250.
  33. Lo mismo sucedía con la fiesta de la Anunciación, que se celebra nueve meses antes de Navidad, es decir el 25 de marzo. Tradicionalmente era una fiesta mariana, y por eso se llamaba «Anunciación de la Santísima Virgen». Con la reforma litúrgica postconciliar, el contenido de esta fiesta pasó a ser cristológico, y por eso pasó a llamarse «Anunciación del Señor», vid Conrado MAGGIONl, Annunziazione. Storia, Eucologia, Teologia Liturgica, Roma, C.L. V-Edizioni Liturgiche 1991, pp. 30-73.
  34. Vid. D. HAMMERLY DUPUY, Rasgos biográficos ..., pp. 256-257.
  35. J. ZORRILLA DE SAN MARTIN, La epopeya ..., t. V, p. 284.
  36. «Es voz en la Asunción, escribe el P. Calvo, que el Ministro brasilero D. José Pimenta Bueno y su Secretario son masones y han iniciado al Presidente López: desde entonces sus relaciones se estrecharon y nada hace este sin aconsejarse con su iniciador, y lo que es señal más segura, desde entonces dejó 1as oraciones, la Misa, el cump1imiento pascual, y los negocios de la Iglesia fueron de mal en peor», R. PÉREZ, La Compañía de Jesùs ..., p. 431, nota l. Se cita como fuente: «Col. Parto de MS.».
  37. Sobre 1as re1aciones internacionales del presidente Carlos Antonio López con el Brasil y los pueblos del Plata, vid. P. LAMY DUPUY, Artigas en el cautiverio ..., pp. 145-160. EI autor cita 1as «Memorias de José Antonio Pimenta Bueno, pub1icadas en la Revista Brazi1eira en Rio Janeiro en 1895», ibid., p. 146. Sería interesante constatar si en dichas Memorias hay alguna referencia a Artigas. Vid. R. Antonio RAMOS, La independencia del Paraguay y el imperio del Brasil, Rio de Janeiro 197ó; Id., La política del Brasil en el Paraguay bajo la dictadura del doctor Francia, Asunción 1959.
  38. Sobre 1as re1aciones internacionales del presidente Carlos Antonio López con el Brasil y los pueblos del Plata, vid. P. LAMY DUPUY, Artigas en el cautiverio ..., pp. 145-160. EI autor cita 1as «Memorias de José Antonio Pimenta Bueno, pub1icadas en la Revista Brazi1eira en Rio Janeiro en 1895», ibid., p. 146. Sería interesante constatar si en dichas Memorias hay alguna referencia a Artigas. Vid. R. Antonio RAMOS, La independencia del Paraguay y el imperio del Brasil, Rio de Janeiro 197ó; Id., La política del Brasil en el Paraguay bajo la dictadura del doctor Francia, Asunción 1959.
  39. Vid. D. HAMMERLY DUPUY, San Martin y Artigas ..., p. 305.
  40. Vid. ibid., p. 350; sobre Juan León Benítez, vid. el apartado 5 de este capítulo [«Artigas nos enseñaba la doctrina cristiana»].
  41. Felipe SCIO DE SAN MIGUEL (trad.), La Biblia Vulgata Latina ..., t. l, Paris, Librería de Lecointe y C." 1845, Los Editores
  42. Parágrafo de Pedro GAUDlANO, Artigas católico, 2004, pp. 203-216.
  43. Eduardo DE SALTERAIN Y HERRERA, Artigas en el Paraguay (1820-1850), Montevideo, Impresora L.I.G.U. 1950, p. 38, nota 66; esta obra también se publicó con el título Artigas, su ocaso y cautiverio, en: ID., Hombres y faenas. Estudios uruguayos, Montevideo, Monteverde 1960, pp. 199-253.
  44. EI autor de este libro escribió al Director de División de la Biblioteca del Poder Legislativo, adjuntándole el texto de la comunicación que había presentado en las VI Jornadas de Historia de la Iglesia organizadas por la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Católica Argentina. EI título del trabajo era Artigas católico. Una faceta para recordar en el 150· aniversario de su muerte (1850 - 23 de setiembre - 2000). Haciendo referencia a La conversación consigo mismo, este autor manifestaba lo siguiente: «Uno de los aportes principales de mi investigación consiste en haber despejado definitivamente las confusiones acerca del autor de dicho libro, que no es el italiano Domenico Caracciolo -como hasta ahora se creía-, sino el francés Louis-Antoine Caraccioli. [...] Aprovecho para hacerle saber que, en caso de que se llegue a concretar en algún momento la propuesta que le hice acerca de una nueva edición de La conversación consigo mismo, para mí sería un verdadero honor poder colaborar en la misma», Carta de Pedro Gaudiano a Juan Penadés, Montevideo, 14 setiembre 2000.
  45. «Reponse au comte De Gregoraz à l'occasion du present ouvrage», Louis-A. CARACCIOLI, La conversation avec soi mème, 2 t., Roma, Jean Laurent Barbiellini 1753-1754, t.Il, pp. [111-114].
  46. «La Conversación consigo mismo, aunque traducida en italiano, e impresa en Roma, logrará en muchas partes el mérito de libro nuevo. Esta obra se imprimió tan mal por culpa del librero, no menos ignorante que bribón, que se ha quedado sepultada en Italia No se podían leer algunas páginas sin indignación; el papel, los caracteres y las erratas concurrieron todos acordes para hacer monstruoso este libro», Marqués CARACCIOLO, La conversación consigo mismo, trad. del francés por Francisco M. NIFO, Madrid, Impr. de Francisco de la Parte 181711, p. XI.
  47. [Louis-A.] Marquis CARACCIOLI, La conversation avec soi-mème, par le ... Colonel au service du Roi de Pologne, Electeur de Saxe, nouvelle édition, revue, corrigée & augmentée, Liège, J. F. Bassompierre - Bruxelles, Vanden Berghen 1762.
  48. Sobre Louis-Antoine Caraccioli, vid. André BERTHELOT - Hartwig DERENBOURG et al. (dirs.), La grande encyclopédie, inventaire raisonné des sciences, des lettres et des arts, par une société de savants et de gens de lettres, 31 vols., Paris, Laorusse, 1886-1902, vol. 9, p. 2óó; M.-N. BOUlLLET, Dictionnaire universel d'histoire et de géographie, Paris, Hachette 18ó9, p. 337; Louis GRÉGOIRE, Dictionnaire encyclopedique d'histoire, de biographie, de mythologie et de géographie, nueva ed. rev., corr. y aum., Paris, Garnier Frères 1876, p. 374.
  49. Vid. Dizionario biografico degli italiani, t. 19, Roma, Istituto della Enciclopedia Italiana 197ó, pp. 337-347.
  50. M. CARACCIOLO, La conversaciàn ..., p. 369.
  51. Ibid., pp. 270-271.
  52. Texto de Pedro GAUDIANO, Artigas católico, 2004, pp. 195-198.
  53. Daniel HAMMERLY DUPUY, "Artigas parecía el abuelito de todos los niños ... ". El Precursor en los recuerdos infantiles de un anciano paraguayo que conocimos en Ybiray, en: «Mundo Uruguayo» [Montevideo] 7 diciembre 1950, pp. 18-19. E1 subrayado es nuestro. Aquí se publicó la última fotografía del anciano Juan León Benítez, que se reproduce en la Fig. 7 del libro de Gaudiano cit.
  54. J. LENZINA, Los jinetes artiguistas que no volvieron ..., en: D. HAMMERLY DUPUY - V. HAMMERLY PEVERlNl, Artigas ..., t. 1, p. 270.
  55. La Escuela Solar de Artigas fue fundada el 28 de abril de 1924. Es la única escuela pública uruguaya fuera del territorio nacional. El 13 de mayo de 1926 el congreso paraguayo sancionó con fuerza de ley el proyecto de erigir un monumento a la memoria de Artigas que se ubicaría a la entrada del jardín botánico de Asunción, frente a la escuela.
  56. Vid. E. A. MENÉNDEZ, Artigas ..., pp. 307-312.
  57. Ibid., p. 311. El subrayado es nuestro.
  58. El texto está tomado de Pedro GAUDIANO, Artigas católico, 2004, pp. 219-222.
  59. D. HAMMERLY DUPUY, Rasgos biograñcos ..., p. 297.
  60. Vid. los interesantes artículos de Daniel HAMMERLY DUPUY, Las últimos días de Artigas, en: «EI Dia» [Montevideo] 23 setiembre 1950, p. 6; ID., Ybiray: el árbol que llora la muerte de los patriarcas (Aspectos de la vida de Artigas en el Paraguay), en: «Mundo Uruguayo» [Montevideo] 12 octubre 1950, pp. 10-11; vid. también ID., El deceso del peregrino de la democracia en el Paraguay, en: ID., Artigas y San Martin ..., pp. 347-358
  61. Carta de Juan S. Bogarin a Juan Zorrilla de San Martin, Asunción, 8 mayo 1912, en: «Revista Nacional» [Montevideo] t. V, n. 13 (1939) 9-10. Subrayado en el original. EI último párrafo, con leves correcciones, se publica en J. ZORRLLA DE SAN MARTIN, La epopeya ..., t. V, p. 321 y también en ID., La religión del héroe ..., p. 28. Esta carta es la respuesta a otra en la que Zorrilla le pedía a Bogarin datos acerca de la muerte de Artigas. Hemos buscado los originales de ambas cartas en el Archivo Literario del Departamento de Investigaciones Literarias de la Biblioteca Nacional de Montevideo, pero no los hemos hallado.
  62. Carta de Fidel Maíz a Juan S. Bogarin, Arroyos y Esteros, 30 abril 1912, en: «Revista Nacional» [Montevideo] t. V, n° 13 (1939) 10-11.
  63. F. ASSUNÇAO- W. PEREZ, Artigas ..., p. 71.


PEDRO GAUDIANO