MERCURIO VOLANTE

De Dicionário de História Cultural de la Iglesía en América Latina
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PRIMERA REVISTA AMERICANA DE MEDICINA.

En 1772 se publicó en México el Mercurio Volante, primera revista de Medicina americana. La editó José Ignacio Bartolache,[1]Doctor en Medicina por la Universidad de México, investigador,[2]y polemista presente en los debates científicos novohispanos de su época.[3]

Antonio María de Bucareli y Ursúa, sostenedor del progreso mexicano, era el nuevo Virrey de la Nueva España desde 1771, fecha de la representación del Ayuntamiento de México a la corona abogando por los derechos de los criollos. Los ánimos estaban sensibilizados para promover la cultura novohispana. Por otra parte, la epidemia de matlazáhuatl (tifus) que azotó a la Nueva España desde 1772 hasta 1773, urgió a difundir las ciencias de la salud.

En ese momento además del Mercurio Volante de Bartolache,[4]Alzate publicó Asuntos varios sobre ciencias y artes:[5]La revista tiene una extensión de un pliego en octavo; su edición es cuidada, con una composición regular y con un tipo de letra homogénea. No inserta grabados en ninguno de los números. El Mercurio saldría con una frecuencia semanal; se publicaron dieciséis números: el primero salió el sábado 17 de octubre de 1772; el último apareció el 10 de febrero de 1773.[6]

Bartolache se propuso transmitir al público noticias curiosas e importantes de física y medicina, para afrontar el retraso científico de la Nueva España. Había seleccionado esas dos ciencias por su reconocida utilidad; [7]este criterio le llevó a prescindir de las matemáticas, de las que era docente, y de los temas de historia, geografía, poesía, etc., que los periódicos de la época solían incluir.[8]Tan sólo incluiría estos temas si le llegaban colaboraciones que fuesen de interés.

El propio editor redactaría los artículos que iniciaría con una cita de buen autor español,[9]o extranjero traducido al castellano. Prescindiría de autores latinos o griegos, apartándose así de una praxis habitual en otros periódicos que valoraban a los clásicos en forma desorbitada, a juicio de Bartolache. Prometía recoger toda crítica razonada. Si los argumentos no eran convincentes, lo aclararía en su respuesta. Sería así la revista un órgano de opinión.

Al igual que Alzate, Bartolache mantendría silencio en temas políticos y en lo concerniente, aun de forma indirecta, al gobierno. Lo explicaba aludiendo al personaje mitológico que encabezaba el título de la revista: Mercurio, que era mensajero de los dioses, sólo decía y hacía lo que sus superiores le mandaban; pero el astuto mensajero de los dioses procedía en lo restante por su cuenta y riesgo. El Mercurio Volante cuidaría también de andar muy prudente y avisado en todo lo que expusiera. El editor eludía así lo abiertamente comprometido. Convendrá tenerlo en cuenta al valorar los contenidos del Mercurio Volante.


CONTENIDO E IDEAS DEL MERCURIO VOLANTE

El Mercurio Volante difundió entre los novohispanos conocimientos científicos útiles. Lo lanzó un médico estudioso de las ciencias experimentales. Bartolache conocía bien los escritos de Buffon, de Paw, Raynal y Robertson, y los afrontó con objetividad crítica. En efecto, reconoce el retraso científico novohispano respecto a España y, sobre todo, en relación a Europa y pretendió con su revista contribuir a subsanar las deficiencias.[10]

El retraso científico mexicano no se debía a falta de capacidad de los americanos para los saberes; "el deseo de saber es con igualdad inspirado a todo hombre",[11]pero para adquirir los conocimientos se precisaba de una educación de buena calidad y la que impartían las instituciones novohispanas no lo era. La Universidad de México no había incorporado las materias científicas que la reforma de Carlos III aprobó en las universidades peninsulares. La mexicana seguía anclada en un escolasticismo alejado de la vida de cada día.

Reconocía, en cambio, utilidad a la escuela secundaria pues ejercitaba el ingenio y, además, "quita a los padres la pesadumbre de no saber qué hacer con sus niños en casa, después que aprendieron a leer y escribir". Denunció Bartolache el escolasticismo decadente, apoyado en la filosofía peripatética, con la que ironiza. Considera la materia y la forma aristotélicas, "perogrulladas" al final de las cuales "nos quedamos como antes".

Consecuente con esta incomprensión de la abstracción metafísica, sostiene que la verdadera filosofía es la que "habilita para ser algún día buen ciudadano, buen padre de familia, buen ministro, buen labrador, buen negociante, o para los demás oficios en que consiste la vida civil o algún vínculo de la humana sociedad". Y filósofos logrados serían los negociantes iletrados que con buen razonar examinan la situación, inquieren, tantean, averiguan hasta tomar medidas ajustadas a su empresa.[12]

El editor vive en pleno conflicto entre los sostenedores del método científico experimental y los que lo rechazaban. Desde su óptica presenta como "dogmáticos" a los que se oponían a este método.[13]El Mercurio Volante difundirá saberes y técnicas útiles obtenidos mediante la observación, eludiendo planteamientos antropológicos de calado.[14]Así lo hace al tratar del pulque, "bebida regional de nuestra América", de la que indaga su uso para curar enfermedades, pasando por alto el debate sobre la licitud o no del comercio de la bebida por las graves consecuencias de su abuso, tan extendido en el virreinato.[15]

La mujer, dotada de las mismas potencias y capacidades de los hombres, era hábil para las ciencias. Pero no había podido cultivarse y contribuir al progreso de la sociedad a causa de la decisión de los hombres, que la habían "abandonado y despreciado como inútil".[16]La opción de Bartolache a favor de la capacidad intelectual de la mujer no le llevó a promover su desarrollo con una propuesta educativa de buen calado. La explicación podría encontrarse en lo que escribía poco después en el Mercurio: la mujer aunque dotada intelectualmente estaba sometida constitucionalmente a la histeria.

En este campo no se planteó el científico mexicano que una buena educación que atempere y forje el carácter y fortalezca la voluntad es remedio espléndido contra la histeria y sus manifestaciones.[17]Refleja el Mercurio una visión de la historia, típica del momento ilustrado. Los siglos medievales fueron, para Bartolache, de "barbarie universal”;[18]un paréntesis entre la cultura clásica y la Modernidad.

El legado medieval, la "tradición", había fosilizado en una filosofía desconectada de la vida. Por contraste, los avances científicos de su época, de manifiesta utilidad, fueron seguidos por el autor del Mercurio con apasionado interés y le llevaban a ensalzar la Modernidad y a trabajar por incorporar sus logros a la Nueva España. No alcanzó a valorar las culturas americanas autóctonas. Los indios eran ignorantes y estaban aún en la barbarie cuando se pusieron en contacto con los europeos.[19]

Se gloría de la nación americana; pero es una América que lo debía todo a España y a la Europa culta. Pero los dos siglos y medio de la América criolla no bastaron para desarrollar la cultura americana al nivel europeo. Transmite, pues, el Mercurio un concepto criollo de nación americana.

Apunta en la revista una antropología que acepta la trascendencia. El hombre ha sido creado por Dios, al que rendirá cuentas al morir. Se reconoce católico y sostiene la unidad con Roma. Por ello aludió a los males que vinieron con "la plaga de la Reforma luterana, que destruye los fundamentos de la verdadera religión".[20]

Reconoció que la virtud era necesaria para la felicidad del hombre en esta vida y cara a la eternidad, pero los intereses del editor del Mercurio estaban dirigidos a contribuir a la felicidad natural del hombre. Esa felicidad que se alcanza, sostiene Bartolache, con una buena lógica y con la medicina, pues pensar bien y vivir sano son "los verdaderos" bienes raíces sólidos, igualmente asequibles al pobre que al rico, al noble y al plebeyo.[21]

Presenta la revista el caso del italiano Cornaro,[22]que alcanzó una vida prolongada y feliz.[23]Bartolache había prometido silencio en los temas políticos y, en efecto, la revista no publicó ningún artículo que tratase del tema. Su posición es menos definida de la que hemos hallado en Alzate. Bartolache elogia al monarca reinante y sus reformas renovadoras y dedica la revista al virrey Bucareli en términos de un solícito cortesano.[24]

El editor del Mercurio, padre de familia, que hubo de superar la escasez de medios para salir adelante, se muestra obsequioso con el poder constituido. El Diario de Literatura de Alzate puede crear en el lector un cierto distanciamiento respecto a los que detentan el poder público; el Mercurio Volante no lo hace. Queda la duda, en este último caso, de si fue táctica o convicción.

Estas ideas fueron avaladas por las referencias a científicos europeos que recibe y de los que disiente en determinados temas. Admira a Descartes, pero critica acertadamente su física, por partir de principios racionales y no de la observación; para Bartolache la física cartesiana aporta la convicción de que es ciencia que no puede ser elaborada por un solo autor.[25]

Es Isaac Newton el iniciador de la ciencia física.[26]Cita el Diccionario de matemáticas y física, de Mr. Saverien,[27]y el Tratado de instrumentos de matemáticas, de Mr. Bion. Hace referencia a los trabajos de Francisco Hernández,[28]enviado por Felipe II a la Nueva España para estudiar la historia natural,[29]y del "sagacísimo" botánico[30]italiano Malpighi.[31]

El autor del Mercurio conocía bien los progresos de la Medicina. Herman Boerhaave, "Euc1ides médico", era el verdadero iniciador de la Medicina científica, seguido de cerca por su discípulo Van-Swieten,[32]que había publicado los comentarios a la obra del maestro. Sobre las enfermedades de la mujer escribieron pocos autores y cita a Mercurial,[33]al español Mercado,[34]al célebre Astruc[35], y a Ramazzini,[36]que trató sobre la salud de las religiosas en los conventos.

El desarrollo de la Anatomía había permitido avanzar Medicina. El Mercurio citaba los descubrimientos de Swammerdam y Ruysch (inyección de materia cetácea); Gaspar Asiello (vasos lácteos); Harvey (circulación de la sangre); Rudbeck y Bartolino (vasos linfáticos); Wiesung y Hoffman (canal toráxico); Warthon (conductos salivares inferiores), y Stenon, Rivino y Bartolino (conductos salivares superiores); Du-Verney (estructura del órgano del oído); Willis y Vieysseus (estructura de los nervios); Ruysch (vasos y estructuras de las vísceras); Malpighi y Boerhaave (glándulas); Cowper, Du-Glass y Albino (músculos); y Heister y Winsllow (toda la estructura de la anatomía).[37]

Afirmó Bartolache el alto valor de la Medicina aunque reconoció que, como todas las ciencias era falible, pues aunque tenía principios ciertos y evidentes, era difícil aplicarlos a cada caso particular.[38]Precisamente el autor del Mercurio, aun admirando a Feijóo, le critica haber dado pie a una desconfianza hacia la ciencia médica.[39]

NOTAS

  1. José Ignacio Bartolache y Díaz de Posadas ( Guanajuato, 1739-1790), criollo de familia de escasos recursos logró estudiar en el Colegio de San Ildefonso, con la ayuda de un protector; fue expulsado por sostener un acto contra la escolástica en tonos violentos. Logró después una beca para el Seminario tridentino contraprestando el trabajo de bibliotecario y preceptor en la familia del catedrático de Matemáticas de la Universidad, Joaquín Velásquez de León, con cuya hija Josefa Ana se casó y a quién sustituyó por ausencia durante una temporada en que logró cuadruplicar los alumnos. Doctor en Medicina (1772) por la Universidad de México. Profesor en una Academia de Matemáticas que Velásquez de León fundó en torno a 1760 en el Colegio Mayor de Todos Santos y en la Casa de la Moneda; fue secretario de la Real Junta de Bellas Artes en 1782. Escribió Lecciones de matemáticas que en la Real Universidad de México dictaba D., México 1769; Instrucción para el buen uso de las pastillas Marciales o Fierro Sutil, México 1774; Introducción de Medicina, México 1779; Opúsculo Guadalupano, México 1790: Cfr. MORENO DE LOS ARCOS 1977.
  2. En 1769 participó desde México, junto con Alzate, en la observación del paso de Venus por el disco solar que tuvo lugar el 3 de junio; Joaquín Velázquez de León, que se encontraba en el Sur de la península de California, lo observó coincidiendo con una expedición franco-española: José Ignacio Bartolache y José Antonio Alzate, Suplemento a la famosa observación del tránsito de Venus por el disco del Sol ... i h. s. p. i. (Biblioteca Nacional de México); J. Chappe D'auteroche, Voyage en Californie pour l'observation du passage de Vénus sur le disque du Soleil, le 3 juin J 769 ... París 1772; fue traducido al inglés en 1778.
  3. MICHELI SERRA 2002, págs. 83-87. Intervino en el tema guadalupano, publicando los resultados de sus experimentaciones sobre tejidos similares al ayate original en su Opúsculo Guadalupana
  4. LÓPEZ ESPINOSA 2000, págs. 133-39; FRÓES DA FONSECA SANTOS 1999, págs. 5-26
  5. Sólo alcanzó a sacar cuatro números.
  6. En este último número se comunicaba la suspensión temporal de la publicación, por dificultades en el despacho de los impresos y por los costos de imprenta.
  7. Llama la atención que no tratara de matemáticas, de las que fue maestro con éxito y cuyas lecciones fueron publicadas.
  8. Los temas fueron: causas del retraso científico de América (núm. 1); la buena física (núm. 2); instrumentos para la experimentación física (termómetro, barómetro) (núm. 3 y 4); defensa de la medicina (núm. 5); la histeria (núm. 6); carta de un cacique discreto al mercurista, defendiendo la cultura antigua mexicana y la capacidad de los novohispanos para alcanzar el nivel científico de Europa; el temazcalli o baño caliente; sale en defensa de Feijóo; defiende el saber de los incultos, usando el Quijote (núm. 7); uso y abuso del pulque en medicina (núm. 8, 9 y 10); consejos para vivir mucho tiempo, del italiano Luis Cornaro (núm. 11,12, 13 Y 14); importancia de la anatomía para la medicina (núm. 15 y 16). Como se ve dedicó todo un número de la revista a las críticas que desde un enfoque tradicional, le dirigía un supuesto cacique
  9. Bartolache confiesa tener "orgullo de haber nacido español": Mercurio Volante, núm. 1, 17-X-1772, Plan de este papel periódico, pág. 10
  10. Su biógrafo Francisco de la Maza lo define como "corifeo de la que se pudiera llamar Ilustración mejicana": en el Prólogo al opúsculo Los exámenes universitarios del Dr. José Ignacio Bartolache, México 1772.
  11. Mercurio Volante, núm. 2, 28-X-1772, Verdadera idea de la buena física, págs. 13-14. De aquí procede la cita siguiente.
  12. Añade que "El latín solo es necesario para entender libros latinos, pero no para pensar bien, ni para alcanzar las ciencias, las cuales son tratables en todo idioma": Mercurio Volante, núm. 2, 28-X-I772, págs. 14-16.
  13. Mercurio Volante, núm. 15, 3-Il-I773, Memoria de un anónimo sobre la importancia de la anatomía para la medicina, págs. 156-157.
  14. "En una absoluta indiferencia y neutralidad filosófica, no siendo yo su apasionado ni tampoco su impugnador (del pulque), sólo procuraba observar con diligencia y mucha circunspección los fenómenos que presentaban mis experimentos, haciendo apuntes de todos para conservar su memoria. No tuve, pues, empeño de que la naturaleza se conformase a mi anticipado modo de pensar; sino antes por el contrario reservé el formarme ciertas ideas para cuando me constase por una simple inspección el modo de obrar de la naturaleza, poniéndome a considerar sus efectos. La cual doctrina, siendo tan justa y repetida de todos, no es igualmente seguida en la práctica de las experiencias de física y medicina": Mercurio Volante, núm. 10, 30-XII-1772, Experimentos y Observaciones físicas del autor en el pulque blanco, págs. 98-99.
  15. Mercurio Volante, núm. 8, 9-XII-1772, Uso y abuso del pulque para curar enfermedades, donde sostiene que no se propone tratar su historia política: aclara en nota a pie de página que se refiere a la prohibición del pulque por bando de diciembre 1772, por estudios de diversos facultativos y sobre el que opinó Lorenzana a dictamen del médico Russi, pág. 77.
  16. Mercurio Volante, núm. 2, 28-X-1772, pág. 14.
  17. Según Bartolache, en México de 10 mujeres seglares, sólo 4 se libran de la histeria; y de 10 religiosas, tan sólo 2: Avisos acerca del mal histérico, que llaman latido, Mercurio Volante, núm. 6,25-XI-1772, págs. 55-64.
  18. " Mercurio Volante, núm. 1, 17-X-1772, Plan de este papel periódico, pág. 7.
  19. Frente a esta posición, el Mercurio recoge la crítica de un pretendido cacique D. Pascual Reyes que le echa en cara su continua alusión a los sabios franceses y que tenga en olvido tantos hallazgos ocurridos en América antes de la llegada de Colón: Mercurio Volante, núm. 7, 2-XII, 1772, Carta de un cacique discreto al Mercurista y al autor de "Asuntos Varios" [Alzate].
  20. Mercurio Volante, núm. 11, 6-1-1773, Consejos para vivir mucho tiempo, pág. 115.
  21. Se apoya en Fontenelle: Mercurio Volante, núm. 5, 18-XI-1772, Lo que se debe pensar de la Medicina, pág. 48.
  22. Mercurio Volante, núm. 11, 12, 13, y 14; del 6, 12,20 Y 26-1-1773, págs. 109-141. Consejos para vivir mucho tiempo. Cornaro (+1565) hombre distinguido del Véneto, que habitó en Padua.
  23. La traducción francesa de la obra de Cornaro, fechada en 1647, se la proporcionó un amigo, D. José Javier de Cubas Río, guardamayor de la Real Aduana, "sujeto de instrucción nada vulgar". En ella, aclara, faltaban el 3° y 4° discursos que no se publicaron antes de 1699 por Franbotti, mientras los dos primeros se publicaran en Padua en 1558, ocho años antes de la muerte de Cornaro: Mercurio Volante, núm. 11,6-1-1773, pág. 111.
  24. "Su excelencia ha sido servido de atender favorablemente mi suplica y permitirme que estampase su respetable nombre a la frente de mis papeles; aceptación de la que debo lisonjearme sobremanera. La sombra y protección de excelentísimo señor mi Mecenas ... ", Mercurio Volante, núm. 2, 28-X-1772, págs. 12-13.
  25. Descartes, "de vasto ingenio, buen geómetra, (...) cayó sin embargo en la flaqueza de formarse muy de propósito y a su fantasía un sistema cabal de física, suponiendo lo que le ocurrió verosímil a la primera vista, y conforme a unas cuantas leyes de naturaleza, disimulando o no advirtiendo por entonces lo que pecaba contra otras muy notorias y fundamentales (...)", Mercurio Volante, núm. 2, 28-X-1772, págs. 21-22.
  26. "Su física es ya por consentimiento universal lo que hay que saber de bueno. la más bien fundada, la sola útil de un modo efectivo y la sola que no ha desmentido la razón, ni la naturaleza, ni alguna experiencia. Son pocos y sencillos sus principios, el método rigurosamente geométrico y las consecuencias interesantes a las ciencias y artes; cualquiera de estas cosas que faltase, se echaría de menos; y ya no puede pedirse más", Mercurio Volante, núm. 2, 28-X-1772, pág. 22
  27. Mercurio Volante, núm. 3, 4-XI-I722, Noticia y descripción de los instrumentos más necesarios y manuales que sirven a la buena física, pág. 25. Sobre Saverien vid. cita 22.
  28. Francisco Hernández (1517-1587), De materia medica Novae Hispaniae: libri quatuor, Madrid(s/f).
  29. Mercurio Volante, núm. 8, 9-XII-1772, Uso y abuso del pulque para curar enfermedades, pág. 80
  30. Mercurio Volante, núm. 8, 9-XII-1772, Uso y abuso del pulque para curar enfermedades, pág. 82
  31. Marcello Malpighi, (1628-1694), Anatome plantarum, De ovo incubato, Londini 1675-79
  32. Van-Swieten, (+ en Schömbrum el 18-VI-1772), presidente de la Facultad de Medicina de Viena, fue primer médico del emperador y bibliotecario regio; condecorado con la orden de San Esteban. Escribió los Comentarios a los aforismos de su maestro Boerhaave, de los que afirma Bartolache que dejó acabados al fallecer. Su método recibido del maestro permanecía en la enseñanza de la Universidad de Leyden.
  33. Girolamo Mercuriale (1530-1606), Variarvm Lectionvm Libri Qvatvor [Microforma]: In quibus complurium, maxime que medicinae Scriptorum infinita paene loca vel corrupta restituuntur. vel obscura declarantur, Padua 1570.
  34. Luís Mercado (1520-1606), El libro de la peste, Madrid 1599; Id, Operum tomus Il: in quinqlle partis diuisus, Francofurti 1608.
  35. Iohanne Astruc, De morbis venereis libri novem, Paris 1753 [ed. Facsimilar, 1999]
  36. 77 Bernardino Ramazzini (1633-1714), Carpensis philosophi ac medici ... Opera omnia [Microforma] Genevae 1717
  37. Prueba la utilidad del estudio anatómico que Fernando VI en 1749 enviara un maestro y tres alumnos del Real Colegio de Cádiz a Leyden para aprender esa ciencia y proporcionar datos útiles al servicio de la Real armada. El Real Colegio de Cádiz fue fundado en 1748 con 80 jóvenes que se formaban en anatomía y en ciencias útiles y la mayoría se incorpora a la Real armada. Carlos III fundó en Barcelona un Real Colegio de Cirugía para que de entre sus graduados se nombrasen los cirujanos del ejército. En México, Carlos III erigió una cátedra de anatomía teórica y práctica que sigue las reglas de los dos colegios anteriores, "aunque los profesores [de Medicina] no acuden", se lamentaba Bartolache: Mercurio Volante, núm. 16, 10-II-I773, págs. 167-169.
  38. Mercurio Volante, núm. 5, 18-XI-1772, "Lo que debe pensarse de la Medicina", págs. 52-53.
  39. Feijóo había afirmado en su Teatro crítico universal, que no había medicina perfecta y así surgió la desconfianza en esta ciencia. Bartolache le disculpó, en cierto modo, afirmando que el benedictino no conoció obras de Boerhaave aunque ya habían sido publicadas en la fecha en que escribió el Teatro crítico

BIBLIOGRAFÍA

MICHELLI SERRA Alfredo. “Doscientos años de la vacunación antivarolosa”, Gaceta Médica de México, Vol. 138:1 México, 2002

MORENO DE LOS ARCOS Roberto. Joaquín Velásquez de León y sus trabajos científicos sobre el Valle de México (1773-1775). México 1977

ELISA LUQUE ALCAIDE © Forum Hispanoamericano Francisco de Vitoria