TOLTECAS

De Dicionário de História Cultural de la Iglesía en América Latina
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Fueron los toltecas (del náhuatl toltecah, maestro) una etnia indígena cuya cultura tuvo gran influencia en Mesoamérica; sin embargo, como ocurre con casi toda la realidad prehispánica, la ausencia de escritura fonética sume en las nebulosidades de las leyendas muchos elementos de primordial importancia para conocer la verdad sobre su origen y sobre acontecimientos históricos significativos. Ello ha llevado a arqueólogos, historiadores e investigadores a formular explicaciones basadas en conjeturas, propiciando versiones vagas y en muchos casos inconsistentes.


Pero a partir de datos más seguros, otros historiadores proporcionan versiones mesuradas; así Clavijero señala: “La primera nación de que tenemos algunas aunque escasas noticias, es la de los toltecas. Estos desterrados, según dicen, de su patria Huehuetlapallan, país, según conjeturas, del reino de Tollan, de donde tomarían el nombre, situado al norte o noreste del Nuevo México, comenzaron su peregrinación en el año 1 técpatl, que fue el 511 de la Era Vulgar. En cada lugar se detenían el tiempo que les sugería su antojo o exigían las necesidades de la vida. En donde les parecía oportuno hacer más larga mansión, fabricaban casas, cultivaban la tierra y sembraban semillas de maíz, de algodón y otras que consigo llevaban para proveerse de alimento y vestido. Así llegaron, dirigiéndose siempre hacia las partes meridionales por espacio de una Edad, que son 104 años, hasta arribar al lugar que llamaron Tollantzinco, distante unas 18 leguas al norte donde algunos años después se fundó la ciudad de México (…) En este país, aunque de clima muy benigno y tierras muy fértiles, no quisieron fijarse, sino apenas pasados 20 años se retiraron catorce leguas hacia el poniente a riberas de un río en donde fundaron la ciudad de Tollan o Tula, nombre de su patria, la más antigua de la tierra de Anáhuac y una de las más célebres en la historia mexicana.”[1]


Según esta información, Tula debió haber sido fundada hacia el año 633 d.C, pero la Enciclopedia de México señala que fue fundada “alrededor del año 900 de nuestra era y llegó a ser la capital de un imperio que abarcó toda Mesoamérica.”[2]Por su parte, Pedro Escalante Gonzalbo escribe: “En el año 700 estos chichimecas comenzaron un proyecto urbano al pie de las colinas, junto al río, que fue el inicio de la ciudad cuyas ruinas hoy vemos. A este primer desarrollo se le conoce como Tula Chico (…) Hacia el año 900 se diseñó un nuevo centro ceremonial para la ciudad, a poco más de un kilómetro del primero: es el gran conjunto que actualmente puede visitarse. Entre el año 900 y el 1168 tiene lugar el esplendor de la ciudad de Tula. Es muy probable que en el inicio de esta nueva etapa se haya verificado una alianza entre los chichimecas que habían creado este centro de población y grupos de tradición teotihuacana que habían permanecido en el valle (…) Las fuentes llaman nonoalcas a estos herederos de Teotihuacán.”[3]

Los toltecas desarrollaron una cultura notable que influyó de una u otra forma en varios de los pueblos mesoamericanos; pero esa influencia dista mucho de hacer de Tula “la capital de un Imperio”. La cultura tolteca llegó a saber fundir en oro y plata todo tipo de figuras, arte que los hizo célebres; a labrar en piedra notables figuras por su monumentalidad, como el «chac mool», y a construir acueductos; “pero para nosotros nada los hizo más recomendables que el haber sido inventores, o al menos reformadores, del método de contar los años de que usaron los mexicanos y demás naciones cultas de Anáhuac; lo cual supone…muchas observaciones prolijas y conocimientos precisos de astronomía.”[4]


Cerca de cuatro siglos duró la vida del pueblo tolteca en la ciudad de Tula. Los estudios arqueológicos realizados sobre Tula indican que hacia el año 1050 d.C sobrevino una gran sequía, la cual produjo una hambruna generalizada, a la que se sumó el fallecimiento del rey Topiltzin, último monarca tolteca. La nación tolteca abandonó Tula y se esparció por otras regiones. “Pero quedaron en el reino de Tula varias familias esparcidas en el valle de México, en Cholula, en Tlaximaloyan y en otros lugares, y entre ellas dos príncipes hijos del rey Topiltzin, cuya posteridad emparentó con las casas reales de Texcoco, Colhuacan y México. Estas familias conservaron las memorias de la nación, su mitología, sus semillas y sus artes.”[5]


Notas

  1. Clavijero Francisco Javier. Historia antigua de México. Porrúa, México, 5 edición, 1976, p.49
  2. Enciclopedia de México, Tomo XIII, México, 1993, p. 7854
  3. Historia General de México (Ilustrada). El Colegio de México y la LXI Legislatura Cámara de Diputados, México, 2010, Vol. I, p. 137
  4. Clavijero. Obra citada, p. 50
  5. Ibídem, pp. 51-52


Bibliografía

  • Clavijero Francisco Javier. Historia antigua de México. Porrúa, México, 5 edición, 1976
  • Enciclopedia de México, Tomo XIII, México, 1993,
  • Historia General de México (Ilustrada). Vol.I. El Colegio de México y la LXI Legislatura Cámara de Diputados, México, 2010


JUAN LOUVIER CALDERÓN