TEXCOCO
Lago de Texcoco
Formado y alimentado por los escurrimientos pluviales de los cerros que rodean al Valle de México, el Lago de Texcoco dio su nombre al Reino prehispánico asentado en sus orillas y posteriormente a la Ciudad que los españoles erigieron en ese lugar.
Antiguamente la cuenca lacustre del Valle de México se conformaba por cinco lagos: Chalco, Xochimilco, Texcoco, Xaltocan y Zumpango, de los cuales – debido al suelo de gran salinidad- sólo los dos primeros eran de aguas dulces. El mayor de los lagos era el de Texcoco y en la temporada de lluvias (mayo-octubre) se unía a los otros cuatro, cubriendo una superficie de cerca de dos mil kilómetros cuadrados. Como las aguas del Lago de Texcoco inundaban periódicamente la ciudad de México, las autoridades virreinales empezaron a construir un sistema de desagüe, y en la época independiente ese sistema fue ampliado; con ello las inundaciones cesaron, pero la superficie del Lago se redujo considerablemente, desertificando las tierras del Valle que generaban grandes tolvaneras. En la actualidad las autoridades de la República han iniciado un programa de rescate del Lago de Texcoco que hoy cuenta con una superficie de diez mil hectáreas.
El Reino de Texcoco
Hacia finales del periodo preclásico (siglo IX d.C) se establecieron en las orillas del Lago los primeros grupos humanos; pertenecían a un grupo chichimeca influido por la cultura tolteca. Algunos de sus «Tlatoanis» (Monarcas) fueron Nopaltzin, Quinatzin, Ixtlixochitl “el viejo”, siendo el más célebre de todos Nezahualcóyotl ↗, denominado “el Rey poeta”. En 1426 Nezahualcóyotl celebró una alianza con el tlatoani azteca Izcoatl y con Totoquihuatzin, tlatoani de Tlacopan; “Esta triple alianza, que se mantuvo inalterable por casi un siglo, fue el fundamento de las rápidas conquistas que en adelante hicieron los mexicanos”[1]. Sin embargo Texcoco se distinguió de sus aliados por desarrollar una cultura de mayor calidad: “La corte de Texcoco situada en la ribera oriental del lago del mismo nombre, cinco leguas al oriente de México, fue justamente celebrada no solo por su antigüedad y grandeza, sino también por la magnificencia de sus edificios y por la cultura y policía de sus habitantes.”[2]
Durante la Conquista de México, en el Reino de Texcoco se desarrollaron acontecimientos importantes, sobre todo después de la Noche Triste↗ pues fue en Texcoco donde Hernán Cortés↗ puso su base para sitiar a Tenochtitlán: “Al acercarse a Texcoco encontraron los españoles despobladas las aldeas. En el paso de un puente intentaron oponérseles unos escuadrones aztecas que fueron fácilmente vencidos. Por los prisioneros capturados se supo que había diferencias y bandos entre los de Texcoco y los de México y que por eso no se había verificado un ataque de concierto. Además, la viruela↗ cundía entre los indios. Invitado por el cacique local (Cacamatzin), Cortés ocupó a Texcoco. Sin embargo, a poco de entregar la ciudad, el cacique desapareció para unirse a los mexicanos. Lo que Cortés aprovechó convocando a los principales y entre ellos a los que tenían rivalidad con el prófugo, y en su lugar, estableció a un cacique que era pariente de Moctezuma (Hernando Ixtlixóchitl). Se celebraron con este motivo grandes fiestas y de toda la comarca acudieron los indios para rendir pleitesía «al nuevo señor de Texcoco» (…) Al lado de este cacique fiel pudo Cortés organizar sus preparativos contra México. Ensanchando algunos canales, concluyó de construir y lanzó a flote, los bergantines.”[3]
La ciudad de Texcoco
Concluida la conquista de México en agosto de 1521, a propuesta de Hernán Cortés llegó a Texcoco fray Pedro de Gante↗ y ahí, además de aprender la lengua náhuatl, fundó la primera escuela que hubo en Mesoamérica: San José de los Naturales, la cual trasladará poco después anexa al convento franciscano de la ciudad de México. Hacia 1550 el cacique de Texcoco Fernando Pimentel viajó a España y se entrevistó con el Emperador Carlos V, solicitándole que concediera a Tezcuco el título de «Ciudad» y le otorgara un «Escudo de armas» que fuera como el usado por los antiguos monarcas del Reino de Texcoco. Carlos V concedió a Texcoco lo solicitado el 9 de septiembre de 1551 mediante una cédula Real. El escudo otorgado constituye una clara manifestación de la nueva cultura mestiza que se estaba gestando pues, aunque el diseño es castellano contiene elementos eminentemente prehispánicos:
“El escudo de armas está estructurado por una cabeza de coyote en perfil derecho, que simboliza a Acolmiztli- Nezahualcóyotl, rey de la nación chichimeca y gobernante de Texcoco. Al frente y circunvalando al escudo hay dos orlas: la diestra representa a la cultura española y la siniestra a la cultura asentada en el lago de Texcoco. Debajo de la cabeza del coyote, al centro hay una cueva que representa el origen de las siete tribus nahuatlacas que se asentaron en la cuenca de México simbolizadas por siete cabezas de perfil derecho, cuyos reyes o señoríos fueron tributarios de Texcoco. Arriba, al centro hay un penacho de guerra texcocano; en el campo de la izquierda un vestuario de guerra llamado xiquipile, sostenido por dos águilas que hacen patente la coronación de Acolmiztli- Nezahualcóyotl como rey de Texcoco. La montera, capucha o casco que se halla sobre el escudo con dos borlas en la parte superior era una insignia de las personas reales que la usaban por adorno. La macana india con filos de navaja de obsidiana; un escudo o rodela (chimalli) que simboliza las guerras sostenidas con los acolhuas; y la caxa o tambor (tlanpanhuehuetl) que usaban en sus celebraciones y fiestas. En el lado derecho hay un cerro que dista poco menos de una legua de la ciudad, conocido hoy por el de Tetzcutzinco y las jarillas que crecen sobre de él; el brazo con la flecha representa a la provincia de Acolhuacan desde su fundación.
En la parte de abajo hay dos casas (callis): la siniestra hace referencia al monumento que Acolmiztli- Nezahualcóyotl mandó a construir en honor del creador del cielo; la diestra arroja humo y representa a Chimalpopoca, (habitación que desprende humo) rey mexica, que obtuvo como tributaria a la ciudad de Tezcuco mediante el apoyo de Tezozómoc.
Más abajo, las plumas colocadas sobre un piecezuelo o peana, son los adornos que usaban los indios principales en sus bailes. Finalmente, los campos del escudo de armas están sostenidos por cuatro garras que representan la unión de la provincia de Acolhuacan.”[4]
Notas
- ↑ Clavijero Francisco Javier. Historia antigua de México. Porrúa, 5 edición, México, 1976, p. 103.
- ↑ Vasconcelos José. Breve Historia de México. Botas, México, 1937, pp. 135-136
- ↑ Vasconcelos José. Breve Historia de México. Botas, México, 1937, pp. 135-136
- ↑ H. Ayuntamiento de Texcoco. http://www. texcoco.gob.mx/ciudad_escudo
JUAN LOUVIER CALDERÓN