Diferencia entre revisiones de «MINA, Francisco Javier»
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Revisión actual del 05:47 16 nov 2018
(Navarra, 1789; Pénjamo 1817). Militar, político y guerrillero
Martín Francisco Javier Mina Larrea fue el tercer hijo del matrimonio formado por Juan José Mina Espoz y María Andrea Larrea, ricos agricultores de Otano, Navarra, donde nació el 1° de julio de 1789. Al cumplir once años sus padres lo enviaron a estudiar a la ciudad de Pamplona, hospedándose en la casa de Clemente Espoz, primo de su padre. Estudió matemáticas y humanidades en el Seminario de Pamplona. Al cumplir 18 años se trasladó a Zaragoza, inscribiéndose en la facultad de derecho de la Universidad de esa ciudad.
En Zaragoza le sorprendió la noticia de la abyecta abdicación de Carlos IV y Fernando VII a favor de Napoleón, del nombramiento de José Bonaparte como rey de España, y de los sucesos del 2 de mayo de 1808 en Madrid. El joven Mina abandonó la Universidad y con otros doce jóvenes se remontó a las montañas de Navarra para hostilizar la retaguardia del ejército francés. En su primera acción, Mina y su grupo sorprendieron a un destacamento francés compuesto por veinte hombres, los que fueron hechos prisioneros sin resistencia. “Tan buen resultado excitó a otros muchos a seguir su ejemplo, siendo éste el principio de la insurrección de la Navarra, que fue imposible a los franceses sofocar, aunque emplearon para ello mucho número de tropas y ejercieron las más atroces persecuciones. Mina consiguió en breve organizar en la Navarra, cuerpos numerosos de voluntarios, de los cuales fue nombrado comandante, con el grado de coronel por la Junta Central, y la de Zaragoza le confirió el mando del alto Aragón; pero tuvo la desgracia de ser hecho prisionero en una acción (…) fue conducido al castillo de Vincennes, cerca de París, en el que permaneció toda la guerra.”[1]
Con la retirada de las tropas napoleónicas de España y la liberación de Fernando VII (1814) concluyó la guerra contra Francia y Mina quedó en libertad, regresando a Navarra donde intentó hacer una revolución (25 de septiembre de 1814) para restablecer la Constitución de 1812, derogada por Fernando VII a su regreso a Madrid. La revolución fracasó estrepitosamente y Mina, junto con su tío Clemente Espoz, tuvo que huir a Francia y de ahí, casi de inmediato, se trasladó a Londres. En la capital de Inglaterra conoció y trató al general estadounidense Winfield Scott (quien en 1846 comandó la invasión norteamericana a México) y a fray Servando Teresa de Mier. Varios autores afirman la peregrina idea de que “Mier convenció a Mina que debía armarse una expedición que luchara por esas ideas (la independencia de Hispanoamérica) en Nueva España.”[2]Mina, que había llegado exiliado y totalmente sin recursos a Inglaterra, partió el 15 de mayo de 1816 del puerto de Liverpool rumbo a los Estados Unidos acompañado por treinta militares españoles, italianos y dos ingleses en un barco fletado por él.
¿Dónde obtuvo Mina los, sin duda, cuantiosos recursos para el inicio de su expedición? Y aún más, ¿Dónde obtuvo los recursos para contratar en los Estados Unidos y en las Antillas Inglesas a más de trescientos mercenarios y comprar tres barcos? Esos hechos son un misterio que puede ser explicado por los acontecimientos posteriores que llevaron a México a la pérdida de sus territorios de Tejas, Nuevo Méjico y California. Porque sin la menor duda “La empresa fue fraguada en Londres y en los Estados Unidos; contaba con jefes de distintas nacionalidades: el coronel alemán conde de Ruuth, el suizo Maylefer, el norteamericano Young, los españoles Sardá y Goñi, el colombiano Montilla.”[3]También se puede señalar que muy probablemente la masonería del rito yorkino no fue ajena a la empresa.
El 16 de marzo de 1817 la expedición de Mina, compuesta por las naves “Cleopatra”, “Neptuno”, “Elena Tooker” y “Congreso Mejicano”, zarpó del puerto norteamericano de Galveston y, tras una breve estancia en la desembocadura del río Bravo, desembarcó sin resistencia en el puerto de Soto la Marina el 15 de abril. Era la primera vez que Francisco Javier Mina ponía un pié en Hispanoamérica. Después de nombrar al doctor Joaquín Infante “auditor de la división auxiliar de la república mejicana” y al coronel catalán José Sardá como jefe de la guarnición en Soto la Marina, se dirigió a la Hacienda del Cojo, donde se apoderó de 700 caballos con los cuales pudo montar a un regimiento de dragones.
Mina esperaba que una vez desembarcado se le unirían aquellos grupos que –tras la muerte del cura José María Morelos y Pavón- precariamente mantenían vivo el movimiento de independencia. “Uno de los motivos de esperanza de Mina consistía, en los mismos cuerpos expedicionarios que había en Nueva España. La masonería había hecho en España grandes progresos, especialmente en el ejército, y casi todos los oficiales de aquellos cuerpos estaban iniciados en ella, como el mismo Mina, por cuyas relaciones y por la fama de su nombre se prometía que apenas se presentase, todos los adictos a aquella confraternidad se declararían por él.”[4]
Para establecer contacto con los insurgentes, Mina se internó en la sierra de Tanchipa con rumbo hacia San Luis Potosí; el 8 de junio derrotó a un contingente virreinal al mando del capitán Villaseñor; el 15 de junio derrotó a otra fuerza virreinal en la hacienda de Peotillos y el día 19 tomó la población de Real de Pinos, Zacatecas. El día 22 de junio se le unió una partida insurgente y dos días después llegó al Fuerte del Sombrero,situado en la sierra de Comanja, donde se encontraba el jefe insurgente Pedro Moreno.
Mientras Mina realizaba su incursión en tierra firme, el 17 de mayo llegó a Soto la Marina una escuadra española formada por la fragata de guerra Sabina y las goletas Belona y Proserpina, al mando del brigadier Francisco de Berenguer, con la misión de atacar los barcos de Mina fondeados en ese puerto. Al avistar a la escuadra española, la goleta Elena Tooker pudo escapar, no así los otros navíos que fueron destruidos, y capturada la guarnición al mando de José Sardá. Con ello quedó cancelada la posibilidad de recibir refuerzos de los Estados Unidos; ante tal situación el coronel Perry y algunos de sus hombres decidieron desertar de la expedición de Mina y regresar por tierra a los Estados Unidos. “Tal golpe fue muy sensible para Mina, quien para reemplazar a Perry, nombró comandante del regimiento de la Unión al mayor Sterling, que había servido con distinción en el ejército de los Estados Unidos, designando otros oficiales para ocupar los puestos de los que habían desertado.”[5]
El 29 de junio salió Mina del Fuerte del Sombrero para atacar en el rancho de Ferrero a una fuerza virreinal comandada por el oficial Ordoñez que murió en la acción, y 152 soldados realistas fueron hechos prisioneros. El 7 de julio atacó la hacienda del Jaral, apoderándose de 300 mil pesos en barras de plata y regresó al Sombrero. El 26 de julio, un cuerpo del ejército virreinal al mando del mariscal de campo Pascual de Liñán llegó a la ciudad de Silao para impedir que Mina siguiera operando. El día 28 Mina intentó tomar la ciudad de León, pero fue rechazado con pérdidas considerables, retirándose al Sombrero. Las fuerzas de Liñán pusieron sitio al fuerte el primer día de agosto, pero en la noche del día 8 Mina y una parte de sus hombres pudieron escapar. Mina y Pedro Moreno trataron entonces de reunir una nueva fuerza para atacar la ciudad de Guanajuato; el 25 de octubre estaban descansando en el Rancho del Venadito cuando fueron sorprendidos por un batallón realista al mando del coronel Orrantia. Pedro Moreno quiso resistirse y murió combatiendo; Mina fue capturado y trasladado al campamento del mariscal Liñán quien, siguiendo las instrucciones recibidas a su partida de la ciudad de México, ordenó su fusilamiento.
El 11 de noviembre de 1817 -siete meses después de su arribo a la Nueva España- Francisco Javier Mina fue fusilado en el cerro del Bellaco, próximo a la ciudad de Pénjamo. Sus restos reposan en la Columna de la Independencia de la ciudad de México.
Notas
Biliografía
- Alamán, Lucas. Historia de Méjico, Gobierno del Estado de Guanajuato, 1989
- Enciclopedia de México, Tomo IX, México 1993
- Zavala Silvio. Apuntes de Historia Nacional 1808-1974. El Colegio Nacional y Fondo de Cultura Económico. México, 1999
JUAN LOUVIER CALDERÓN