ROJAS Y ARRIETA, Guillermo
(Cartago, 1855; Panamá, 1933)- Primer Arzobispo de Panamá
Este ilustre prelado nació en la ciudad de Cartago, Costa Rica, el 23 de junio de 1855 en un hogar cristiano, según consta en los libros de bautismo de la mitra de esa ciudad del año 1855 y en la que figura con los nombres de Rafael Ramón Guillermo. Desde los primeros años de su vida quedó huérfano, razón por la cual pasó a vivir a El Salvador, a cargo de su tío, lugar donde realizó sus primeros estudios. Según el padre Mega, su tío deseando que se dedicara al comercio, lo mandó a Suiza, para continuar sus estudios, lo que le permitió visitar algunos países de Europa y dominar varios idiomas, como el francés, el inglés y el alemán.
No obstante, no sería la actividad mercantil objeto de su interés. En 1863 regresa a El Salvador, donde se dedica, primero al estudio de la medicina y luego al derecho, sin culminar ninguna de las dos carreras, pues en 1867 se vuelca definitivamente a su vocación eclesiástica. Entre 1869 y 1881 reside en Costa Rica, donde desarrolla una eficiente y descollante labor, lo que le permite lograr su ascenso al sacerdocio. En el mismo año de 1881 inicia los cursos de Doctorado en la Universidad Nacional de El Salvador, y al año siguiente culmina sus estudios superiores y la tesis de grado “Antagonismo entre la Razón y la Fe”, obteniendo el título de “Doctor en Sagrada Teología”.
Durante su permanencia en El Salvador, el presbítero Rojas y Arrieta se granjeó la simpatía, cariño y gratitud de las personas que lo conocieron y con quienes trabajó, particularmente cuando obtuvo la dirección del Colegio Sagrado Corazón de Jesús. En ese Centro de Estudios tuvo a su cargo la enseñanza de diversas asignaturas como latín, griego e inglés. Asimismo, en los discursos que pronunciaba en los actos de graduación ofrecía orientación y consejo a la juventud y a los futuros sacerdotes.
A raíz del fallecimiento del Obispo Cárcamo y Rodríguez el 12 de septiembre de 1885, decide entrar en la Congregación de los Lazaristas residentes en Popayán, Colombia, pero debido a asuntos familiares, tuvo que viajar a su ciudad natal. Una vez en Costa Rica, Monseñor Bernardo Augusto Thiel, Obispo de dicho país, le pidió que se encargara del Seminario en San José, el cual dirigió por dos años (1885-1886). En 1887, se dirigió a Santa Marta Rosa de Cabal, Colombia, lugar donde realizó su noviciado, y se cumplió así su deseo de ingresar a la Congregación sacerdotal creada por San Vicente de Paúl. Una vez cumplido el periodo de prueba, se le nombra profesor y posteriormente Rector del Seminario de la Arquidiócesis de Popayán, donde se dice logró formar hombres brillantes que luego descollaron en la carrera eclesiástica y civil, tal es el caso del gran político y hombre público, Guillermo Valencia.
De la dirección del Seminario pasó a las misiones en el interior de las tierras colombianas y fundó la residencia de Natagá, que con el correr del tiempo se convirtió en Prefectura Apostólica de Tierra Firme. Durante este periodo de su apostolado entró en contacto con los grupos indígenas, con los cuales, dados sus conocimientos de medicina y cualidades personales, tuvo gran ascendencia sobre los mismos. Además, elaboró una gramática, con el auxilio del padre Machado, lazarista colombiano.
Luego de permanecer 22 años en suelo colombiano, por mandato de sus superiores arriba a nuestro país en 1910, en pleno auge de la construcción del canal interoceánico por los norteamericanos. Dado su dominio del idioma inglés, tuvo a su cargo la dirección espiritual de la grey católica residente en la Zona del Canal, y también fue designado párroco de Gorgona, al igual que por poco tiempo, fue encargado de la capellanía del Orfelinato de San José de Malambo.
Con la promulgación de los Códigos Nacionales que entraron en vigencia el 1º de octubre de 1917, se produjo una ácida polémica y tensión temporal entre la Iglesia y la Asamblea Nacional, ya que el nuevo Código Civil estableció la obligatoriedad del matrimonio civil y el divorcio. En esta confrontación, el obispo Rojas y Arrieta desempeñaría un papel relevante en defensa de la posición de la Iglesia. Asimismo, tuvo que afrontar una medida de la Asamblea Nacional sobre el corte de la subvención a la Iglesia para el sostenimiento del Seminario San José y de las Misiones. En vano intentó convencer a las autoridades para el restablecimiento de esa institución, por lo que se vio obligado a cerrarla, lo que no disminuyó su estado de ánimo y fervoroso afán de defender la doctrina católica y la permanencia de la Iglesia.
En su lucha vehemente contra las nuevas disposiciones legales, el obispo Rojas y Arrieta dio a conocer en 1917 su “Décima Tercera Pastoral al venerable clero secular y regular, y a los fines de la Diócesis” titulada: “Sobre el matrimonio civil y el divorcio”. Las protestas de nuestro dirigente de la Iglesia tuvieron eco en los gobernantes y diputados, ya que dos años después las rígidas normas de la Ley 17 de 1911 y del Código Civil de 1917 fueron reformadas y atenuadas por la Ley 53 de 1919, que reconoce “la validez para todos los efectos civiles, los matrimonios que se celebren conforme al culto católico o cualquier otro culto que tenga personería jurídica en la República, con las formalidades que establece esta ley”.
Con la nueva excerta legal se puso fin a la discrepancia temporal entre el Órgano Legislativo y la Iglesia Católica panameña, que evidenció la tenacidad, espíritu de lucha y la vigorosa personalidad del obispo Rojas y Arrieta en defensa del matrimonio eclesiástico. Con igual empeño emprendió en los años subsiguientes una intensa campaña contra la penetración de las sectas protestantes, que desde los inicios del Siglo XX y durante la construcción del canal interoceánico emprendieron sendas campañas proselitistas a través de sus publicaciones.
El 14 de diciembre de 1925, por medio de la Bula “Ex quo in Petri Sede” promulgada por el Papa Pío XII, la iglesia panameña fue elevada a la categoría de Arquidiócesis y, por consiguiente, adscrita directamente a la Santa Sede. Este extraordinario e histórico acontecimiento se produjo gracias a las diligencias y ruegos de nuestro arzobispo ante la Santa Sede, y porque contó con el apoyo del Arzobispo de Cartagena en las Indias y del Nuncio Apostólico en la República de Colombia, que le dieron su aprobación. A este respecto, según el historiador Ernesto Castillero Reyes, “algunos consideraron el hecho como la consumación de la independencia”.
En esta histórica y trascendental e importante Bula se decreta igualmente el ascenso del Obispo Guillermo Rojas y Arrieta a la categoría de Arzobispo. De esta forma, el 9 de mayo de 1926 fue investido del importante cargo en la Catedral de la ciudad de Panamá “en medio de la mayor pompa religiosa – acota el padre Mega, como jamás se había visto en la capital de la República” – durante la cual recibió el Palio, símbolo de su nueva y alta investidura.
En esa misma fecha dio a conocer una pastoral relativa al significativo suceso e hizo un llamado al pueblo panameño, para que dejando a un lado todo sentimiento mezquino que perturbe su avance, llegue a la unión espiritual. Además hizo otro llamado en pro de la unión de todos los cristianos y reitera su concepción de la paz mundial y las normas que deben regir a la sociedad humana, sustentada permanentemente por la Iglesia Católica.
Desde el inicio de su alto cargo, tuvo que afrontar varios problemas de la Iglesia, como la querella religiosa que se suscitó de parte de los responsables del periódico “El Pueblo”, de filiación netamente católica con el rotativo “El Educador”, bajo responsabilidad de connotados profesores panameños laicos, referida a la enseñanza de la religión católica en las escuelas públicas. El conflicto se resolvió gracias al tacto y dotes de mediador del Arzobispo Rojas y Arrieta y de su buena relación con el Presidente de turno, don Rodolfo Chiari, evitando así la afectación de las relaciones entre la Iglesia y el Estado panameño.
Como lo señalan sus biógrafos, Monseñor Rojas y Arrieta, pese a sus múltiples ocupaciones que conllevaba su alto cargo y dedicación a la feligresía, sacó tiempo para las labores de investigación e intelectuales, haciendo un importante e imperecedero aporte con la obra”, la cual fue inicialmente publicada por capítulos en la Revista Eclesiástica, y posteriormente en forma de libro en el año 1929 con el mismo título. Este libro, a juicio del padre Mega, fue “su obra cumbre… en la que revela un espíritu superior avezado a las dificultades y disertaciones históricas”.
Años después dio a conocer la obra “Segundo Sínodo Diocesano”, publicada en 1928, que al decir del padre Mega es “verdaderamente ímprobo y de una paciencia propia del Santo Job.” A lo anterior debemos agregar las innumerables cartas pastorales que escribió durante su regencia. Asimismo, no podemos dejar de hacer referencia a la “Hojita Católica”, que redactaba semanalmente y se repartía en las Iglesias todos los domingos, la cual tuvo vigencia hasta su muerte. También publicó el semanario católico “La Buena Prensa”, cuyo primer número apareció el 4 de junio de 1930, pero languideció poco tiempo después. Durante los 23 años de su apostolado en nuestro país, el Arzobispo Rojas y Arrieta logró el fortalecimiento de la fe católica y la beligerancia de la Iglesia entre la grey panameña; como pocas veces se ha visto en nuestra historia republicana.
Entre sus obras materiales se señalan: la restauración de La Catedral, hoy Metropolitana; la fundación y sostenimiento del Seminario; veintisiete iglesias y capillas edificadas; la erección del Vicariato Apostólico de Colón y el Darién. Asimismo, celebró y presidió dos sínodos diocesanos en la capital de la República; también convocó un Congreso Nacional realizado en 1923 e impulsó numerosas Misiones que periódicamente se efectuaban por mandato suyo y además, efectuó numerosas visitas pastorales al interior del país que a la postre afectaron su salud.
El 4 de febrero de 1933, el Arzobispo Guillermo Rojas y Arrieta entregó su alma al Creador en el Hospital Panamá. Al acto del sepelio asistió una significativa muchedumbre, como testimonio del aprecio y del pesar que, en general, causó la desaparición física de uno de los prelados más distinguidos de Panamá.
Bibliografía
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- Mega Pedro, Compendio biográfico de los Ilmos y Exmos. Señores Obispos y Arzobispos de Panamá
- Rojas y Arrieta, Guillermo, Segundo Sínodo Diocesano
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- Castillero Reyes, Ernesto. Breve historia de la iglesia panameña, Impresora Panamá, S. A., l965.
- Mega, Pedro, Compendio biográfico del los ilustrísimos y excelentísimos señores obispos y arzobispos de Panamá, 1958.
- Rojas y Arrieta, Guillermo:
- Discurso pronunciado como rector del Colegio del Sagrado Corazón de Jesús, al dar principio a la distribución de premios de dicho establecimiento, el día 2l de octubre de 1883. Publicado en el semanario El Católico No.127, de 4 de noviembre de l883, en Archivo Histórico del Arzobispado de San Salvador.
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- ¿Existe antagonismo entre la razón y la fe? Tesis de grado presentada en la Universidad Central de El Salvador, para optar al grado de “Doctor en Sagrada Teología”, San Salvador, l883. Ver El Católico, periódico religioso, de 24 de octubre de 1883, Año III, Tomo III, Nº 125, pp.325-326, San Salvador, El Salvador.
- La murmuración. Artículo publicado en el semanario El Católico No. 160, domingo 22 de l884, en Archivo Histórico del Arzobispado de San Salvador.
- Discurso pronunciado como Rector del Seminario Conciliar de San José de Costa Rica, al dar principio a la distribución de premios de dicho establecimiento, el día 21 de noviembre de l886, en Archivo Histórico del Arzobispado de San Salvador.
- El solio pontificio ha condenado y seguirá condenando el matrimonio civil. Artículo publicado en Revista Mensual de la Asociación La Salle Nº 18, octubre de 1916, pp.1 y 2.
- Reseña histórica de los obispos que han ocupado la silla de Panamá desde su fundación hasta nuestros días. Panamá 1929
- Segundo Sínodo Diocesano, Panamá, 1928. Archivo del Arzobispado de Panamá.
- Roy, Alonso. Consagración del Arzobispo Guillermo Rojas y Arrieta en Panamá, en el semanario Épocas, mayo de 2001.
- Pérez y Sánchez, Antonio. Semblanza biográfica del Doctor Guillermo Rojas y Arrieta, en Archivo del Arzobispado de Panamá, legajo Nº14.
- Esbozo biográfico de Monseñor Rojas y Arrieta, en Diario La Estrella de Panamá y que reposa en los Archivo del Arzobispado de Panamá
- Semblanza de Monseñor Guillermo Rojas y Arrieta, manuscrita que reposa en el Archivo del Arzobispado, legajo No. 5.
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- Diario de Panamá, edición del 23 de agosto de 1916
- El Católico, periódico religioso, científico, literario y de variedades, editado por la Universidad Central de El Salvador, año de 1883.
- Pastorales
- Décima Tercera: Sobre el matrimonio civil y el divorcio, de 10 de junio de 1917.
Décima Cuarta: Con motivo de la elevación de la Iglesia panameña a la categoría de Arquidiócesis, de l926.
- Diario de Panamá
- Diario El Panamá América, 1955.
- Revista “Asociaciòn La Salle” No. 21, enero de 1917
- Boletín de la Asociación La Salle No. 21, enero de l917.
- La Hojita Católica. Publicación de la Autoridad Eclesiástica de Panamá
- La Buena Prensa, semanario católico, fundado por el Arzobispo Guillermo Rojas y Arrieta, cuyo primer número vio la luz pública el 1ª junio de l930.
- Revista El Faro, Panamá.
- Textos Legales
- Constitución Nacional de Panamá de l904
- Código Civil de Panamá de l917.
- Ley 17 de 17 de enero de l911.
- Sobre reformas civiles ( Matrimonio y divorcio).
- G. O. No 1332, Enero 23, 1911.
Ley 49 de diciembre de l914.
- Por la cual se dictan algunas disposiciones relativas a la codificación nacional.
- G.O. No. 2168, Enero 28, 1915.
- Ley No. 2 de 22 de agosto de l916
- Por la cual se aprueban los Códigos Penal, de Comercio, de Minas, Fiscal, Civil y Judicial. elaborados por la Comisión Codificadora.
- G.O. No. 2404, Agosto 22, 1916
- Ley 53 de 9 de abril de l919.
- Por la cual se reforman los Códigos Civil y Penal ( Matrimonio).
- G.O. No. 3072, Abril 22, l919.
MARÍA ROSA DE MUÑOZ