ITURBIDE, Agustín de

De Dicionário de História Cultural de la Iglesía en América Latina
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(Valladolid, 1783 – Tamaulipas, 1824) Militar y Político, autor de la Independencia de México


El libertador de México Agustín de Iturbide, nació en Valladolid de Michoacán, el 27 de noviembre de 1783; sus padres fueron José Joaquín de Iturbide originario de Pamplona, España, y María Josefa de Arámburu y Carrillo de Figueroa, originaria de Valladolid. Estudió gramática en el Seminario Conciliar, y a los quince años se dedicó a administrar una finca de su padre, donde aprendió a montar diestramente. En 1798 ingresó como alférez en el Regimiento de Infantería Provincial de Valladolid. En 1805 y con veintidós años de edad, contrajo matrimonio con Ana María Huarte, hija de Isidro Huarte, quien era el intendente provincial del distrito, y nieta del marqués de Altamira.[1]


Al inicio del movimiento de independencia, el cura Miguel Hidalgo le propuso unirse al mismo, pero la propuesta fue rechazada por Iturbide: “La razón de esto la dio (Iturbide) en su manifiesto de Liorna al decir que no aceptó el tomar parte en el movimiento libertador de Hidalgo porque le parecía muy mal trazado su plan y que solamente produciría desorden, derramamiento de sangre y destrucción, sin conseguir lo que pretendía.[2]En varias ocasiones Iturbide había expresado a distintas personas sus simpatías por la independencia de Nueva España, así como su simultáneo rechazo a los métodos de desorden y anarquía que los insurgentes habían llevado a cabo; el general Filisola y el abogado Manuel Bermúdez Zozaya fueron algunas de esas personas.[3]


Ante la anarquía y el derramamiento de sangre que en efecto produjo el movimiento del cura Hidalgo, Iturbide combatió a los movimientos insurgentes; fue ascendido a Teniente Coronel después de haber capturado al guerrillero independentista Albino García en 1812; y posteriormente nombrado Coronel al derrotar a Ramón López Rayón. El 5 de enero de 1814 logró capturar al sacerdote Mariano Matamoros, quien había secundado el movimiento del Cura Morelos. Iturbide fue designado Comandante General del Ejército del Norte, y en 1816 obtuvo el mando de Guanajuato y Valladolid. El 9 de noviembre de 1820, con el grado de «Brigadier», fue nombrado Comandante general del Sur. “Aunque el mando que acababa de conferirse a Iturbide, no fuese el más acomodado a sus intentos (de lograr la independencia), trató de sacar el mejor partido a la ocasión (…) pidió también y se le concedió, que fuese a unírsele su regimiento de Celaya (…) habiéndolo puesto bajo un pie muy brillante, tanto por la clase de gente que lo componía, como por su equipo y disciplina”.[4]


A raíz del golpe de estado que en 1820 el coronel Riego le dio a Fernando VII, obligándolo a jurar la Constitución de 1812, se avivó el tema de la independencia ya que nuevamente, al igual que durante la invasión napoleónica, el Rey de España estaba siendo limitado por fuerzas ajenas. Iturbide fue invitado a participar en el Plan de La Profesa, concebido por un grupo que se reunía en la iglesia del mismo nombre y entre quienes se encontraba el sacerdote Matías Monteagudo, en el cual se establecían las condiciones básicas para llevar a cabo la independencia: independizarse del gobierno de Madrid y de las Cortes, reconocer a Fernando VII como rey de la Nueva España y evitar que éste fuera dividida por facciones violentas como las que se presentaron durante el movimiento de Miguel Hidalgo. Iturbide aceptó la invitación, y una vez que estableció en Teloloapan su cuartel, estableció comunicación epistolar con Vicente Guerrero, uno de los pocos independentistas que continuaban levantados en armas en esa época, ofreciéndole el indulto e invitándolo a unirse a su ejército. Después de varias cartas en que Guerrero manifestó su desconfianza hacia la persona de Iturbide, finalmente aceptó entrevistarse con él en Acatempan, y tras una conferencia entre ambos, Guerrero se dirigió a sus tropas diciéndoles: “…yo que os he conducido a los combates, y de quien no podéis dudar que moriré sosteniendo la independencia, soy el primero que reconozco al señor Iturbide como el primer jefe del ejército nacional.[5]


Iturbide había redactado antes el "Plan de Independencia de la América Septentrional" basado en el Plan de La Profesa, y que al ser proclamado en Iguala pasó a ser conocido como el Plan de Iguala o de las Tres Garantías, con la finalidad de dar a conocer sus motivos y la manera de llevar a cabo la independencia. El Plan de Iguala constaba de 24 artículos, los cuales se sintetizaban en tres puntos básicos. El primero de ellos, o primera Garantía, era la Religión, establecida en el artículo primero: “la religión de la Nueva España, es y será la católica, apostólica y romana, sin soberanía de otra alguna”; la segunda Garantía era la Independencia, señalada en el artículo segundo: “la Nueva España es independiente de la antigua y de toda otra potencia, aun de nuestro continente”, y la tercera Garantía era la Unión, señalada en los artículos 12 y 23: “Todos los habitantes de la Nueva España, sin distinción alguna de europeos, africanos, ni indios, son ciudadanos de esta monarquía, con opción a todo empleo, según su mérito y virtudes” (art. 12), y “Se vigilará sobre los que intenten fomentar la desunión y se reputarán como conspiradores contra la independencia”(art. 23). Estas tres garantías fueron simbolizadas en los colores blanco (religión), verde (independencia), y rojo (unión), por lo que la Bandera de la nueva nación fue conocida como Bandera Trigarante, y fue «jurada» por las tropas de Iturbide y Guerrero el 24 de febrero.[6]


Iturbide se dio a la tarea de difundir el Plan de Iguala por todo el país, especialmente entre personajes influyentes; incluso al virrey Juan Ruiz de Apodaca le hizo llegar una copia. Más tarde se dirigió con su ejército a las ciudades que sabía afines a la causa de la independencia; de este modo fue sumando provincias poco a poco, la mayoría de ellas de manera pacífica. Los masones realistas atribuyeron esta situación a un contubernio entre Iturbide y Apodaca, por lo cual apresaron a este último y lo enviaron a Madrid. En la ciudad de Puebla Iturbide fue recibido con muestras de afecto por parte de la población el 22 de agosto de 1821, al tiempo que llegaba a San Juan de Ulúa, Veracruz, el recién nombrado virrey Juan de O’Donojú, quien al conocer la situación del movimiento de Iturbide no tuvo ya más remedio que reunirse éste en la ciudad de Córdoba, ya que no podía pasar a México.


Esta reunión dio como resultado la firma de los Tratados de Córdoba en los que se ratificaban las tres garantías del Plan de Iguala. El 16 de septiembre, el virrey O’Donojú proclamó el fin de la guerra. El 27 de septiembre el Ejército Trigarante hizo su entrada triunfal en México consumando así la independencia; ese mismo día fue firmada el acta que daba fe de la misma. Iturbide consiguió la independencia en sólo siete meses a través de un movimiento incluyente, muy diferente al iniciado por Miguel Hidalgo.


En los Tratados de Córdoba se señalaba que el gobierno de la Nueva España sería una monarquía moderada cuyo emperador sería Fernando VII, quien después del golpe de Estado del coronel Riego había manifestado por medio de una carta dirigida al virrey Apodaca sus intenciones de huir a México; la autenticidad de esa carta fue posteriormente negada.[7]En los Tratados de Córdoba se señaló que en caso de que Fernando VII declinara el trono, serían llamados a ocuparlo el Infante don Carlos, o don Francisco de Paula, o el archiduque Carlos u otro individuo de casa reinante que estimara conveniente el Congreso.


Todos los personajes nombrados en los Tratados rechazaron la invitación; el 18 de mayo de 1822, al conocerse en la ciudad de México el rechazo de todos ellos, la gente salió a las calles gritando ¡Viva Agustín de Iturbide, Emperador de México! El Congreso del Imperio tenía entonces que designar al emperador; al día siguiente 19 de mayo, 45 diputados presididos por Valentín Gómez Farías firmaron un documento en el que proponían la designación de Iturbide como emperador pues decían: “su valor y sus virtudes lo llamaban al trono; su modestia, desinterés y la buena fe en sus tratados, lo separaban[8]. El 21 de mayo de 1822, más de cien diputados ratificaron la elección: “Oídas las aclamaciones del pueblo, conformes a la voluntad general del Congreso y de la Nación (…)(el) Soberano Congreso Constituyente de este Imperio…ha tenido a bien elegir para Emperador Constitucional del Imperio Mexicano al Sr. Don Agustín de Iturbide, primero de este nombre, bajo las bases proclamadas en el Plan de Iguala..”.[9]Por todo ello la acusación lanzada contra Iturbide de haber hecho todo por la ambición de proclamarse emperador, es insostenible.


No obstante, el Imperio de Iturbide duró solamente diez meses debido a que el 1° de febrero de 1823 los generales Antonio López de Santa Anna y José Antonio Echavarri, proclamaron el Plan de Casa Mata y se levantaron en armas contra Iturbide, quien decidió firmar su abdicación y se exilió para no afectar la unión de la nación. Por ello se embarcó de Veracruz el 11 de mayo de 1823 en dirección a Europa en compañía de su familia. Mientras Iturbide estaba en el exilio, el Congreso decretó la pena de muerte para él si regresaba a México (decreto del 28 de abril de 1824). Iturbide, desconociendo esta injusta condena y ante la pérdida de la unidad política, regresó a México para ponerse a las órdenes del Congreso: desembarcó en Tamaulipas donde fue apresado e inmediatamente fusilado el 19 de julio de 1824.


Notas

  1. Schlarman, p.249
  2. Ibídem.
  3. Cfr. Alamán, p. 342
  4. Ibídem, p.348
  5. Riva Palacio Vicente, México a través de los siglos. T. III, p 672, citado por Orozco Farías p.20 (documento N°7)
  6. El orden de los colores fue cambiado a verde, blanco y rojo por el mismo Agustín de Iturbide, a la proclamación del Imperio Mejicano.
  7. La carta está fechada el 24 de diciembre de 1820, y se encuentra reproducida en las obras: México a través de los siglos, tomo III, pp. 682-683, y Fuentes Históricas, México, 1821-1867, (documento 11, pp. 22-23)
  8. Orozco Farías, Documento 2, p.27
  9. Ibídem, documento 3, p.28; (también en México a través de los siglos, Tomo IV, p.101)

Bibliografía

  • ALAMÁN Lucas, Historia de Méjico, Gobierno del Estado de Guanajuato, 1989
  • OROZCO FARÍAS Rogelio, Fuentes Históricas, México 1821-1867, Progreso, México, 1965,
  • SCHLARMAN H.L. Joseph. México tierra de volcanes, Porrúa, México, 14 ed. 1985
  • RIVA PALACIO Vicente. México a través de los siglos. Tomos III y IV, Ed. Herrerías, s/f México.


JUAN LOUVIER CALDERÓN